La crisis y yo

En vista de las irritaciones constantes y de que me he dado cuenta de un cambio de carácter en mí, persona que siempre asume actitudes positivas y de esperanza, y de las posibles consecuencias ante mi impaciencia de los rumores, críticas e injustos comentarios en las colas de pan en la panadería me determiné callar, no como resignación sino por mi paz interior. De verdad quería evitar la contaminación verbal de la que cientos de miles de venezolanos están inmersos. Me determiné lo siguiente:

-No voy a discutir con el dueño de abasto y panadería alguna.

-No me voy a irritar por el aumento del pepito, las cotufas y los refrescos.

-No voy a sonrojarme de la rabieta ante el NO HAY PUNTO pague en efectivo (Que no hay).

-No voy a llorar después de un rato de alegría ante el aumento del salario y después el aumento doble de todo lo que uno necesita en la semana.

-No voy a decir nada en la cola aunque hayan 5 personas maldiciendo al Presidente.

-No voy a sufrir en Facebook al ver las publicaciones de tortas y de los platos típicos y tradicionales en Venezuela.

-No voy a volver en la calle corretear gallinas salidas de su corral de alguien a ver si atrapo 2 y después buscar el gallo para los huevos gratis.

-Voy a hacer mi cola tranquilo y con una sonrisa en mis labios mientras los lancheros sacan sus sardinas directas del mar y me las vende caras.

-No voy a perder la paciencia cuando un antichavista diga a cada rato LA CULPA ES DE MADURO de todos los problemas del país.

-No voy a envidiar a las gaviotas en la orilla del muelle ni lanzarle piedras cuando en minutos se llevan al pico centenares de sardinas y yo sin una.

-No le voy a responder con 10 textos largos a mí ex cuando me diga: BIEVENIDO A LA VENEZUELA REAL.

-No voy a angustiarme si mi hijita pudo comerse su chuchería favorita y no pudo porque vale a igual que mi salario.

-No voy a apretar los puños cuando los primeros de la cola en la panadería se llevan 10 panes escuchando que el dueño grita...Quedan 15 campesinos y yo el número 16.

-No voy a rechinar los dientes cuando todos felices porque ya les llegó el bono de Maduro y reviso 10 veces por día la página del Carnet de la Patria y nada.

-No voy a envidiar a nadie cuando los vea degustando de una arepa pepeada y yo limpiando una sardina sacándole las tripas.

-No me voy a poner triste cuando una amistad me diga que renunció a su trabajo porque no le alcanzaba su salario.

-No voy a decir nada pero de nada de las actitudes negativas de mucha gente cuando Maduro aumenta los salario, cestatiket y todo porque saben que al día siguiente los comerciantes harán su agosto triplicando los precios.

-No deprimirme al ver que he perdido peso mientras gente de oposición y gobierno mantienen su misma talla.

Todo esto para mi paz interior aunque sueñe con una arepa de queso amarillo, una pizza de 4 quesos, una malta de litro que ya no recuerdo su sabor, y así...

Mientras de una vez por todas llega el nuevo Plan Económico del Gobierno y de alguna manera se acabe esta pesadilla del Dólar Today, de la crisis humanitaria inducida, de Julio Borges anunciando como buen venezolano más sanciones para Venezuela y todas esas cosas que a diario uno ve y escucha prefiero asumir otra actitud, soy un ser superior de los demás, no puedo involucionar sino avanzar, si Europa se levantó de los estragos de la Segunda guerra mundial, Venezuela se levantará de este caos económico.



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Julio César Colmenares

Comunicador alternativo.

 juliocesar1221@gmail.com

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