Estoy muy feliz de que varios escribidores estén poniendo a estos viejos usureros en su lugar ¿Qué culpa tienen el Gobierno y los bancos de que esos decrépitos no sepan usar las redes sociales por medio de las cuales se les informó debidamente que el sábado 1° de septiembre no abrían los bancos? ¡Qué aprendan esos loros viejos! ¿Qué quieren, que les rindamos pleitesía? ¿Qué han hecho para querer merecer tanta atención, más allá de trabajar toda una vida para que hoy tengamos lo que tenemos? Acepto que levantaron con sus manos la industria petrolera, que construyeron los edificios, que dejaron la vida en las fábricas y los campos para enriquecer a los poderosos, que hicieron posible que muchos de sus hijos estudiaran, fuesen hasta la universidad y hoy sean señoritos académicos, técnicos, intelectuales que escriben artículos para defendernos de su avaricia y su traición. Okey, le echaron bolas, es verdad, pero eso es porque tuvieron la suerte de nacer, eso lo hubieran hecho otros si hubieran nacido.
Viejos contrarrevolucionarios ¿De qué se quejan? ¿De tener que pararse de madrugada, hacer colas bajo el sol y la lluvia, sin nadie que les acerque ni una botellita de agua, sin desayuno muchos de ellos? ¿De qué se quejan, si los viejos de todas maneras casi ni duermen? ¿Qué culpa tiene la Revolución de que les duelan las rodillas y las espaldas, y les den vahídos? ¿Acaso son culpables el Gobierno y los bancos de su deterioro físico, de su degeneración celular? ¿Por qué no pagan en los puntos de venta? ¿Cómo es eso de que quieren efectivo porque en esos puntos de venta cobran hasta tres y cuatro veces más caro que en dinero contante y sonante? ¿Qué culpa tienen el Gobierno y los bancos de que los comerciantes se burlen de ellos? ¿Qué culpa tiene la Revolución de que cuando reclaman, los comerciantes los maltratan y los mandan a llamar a Maduro? ¡Viejos peseteros, pichirres!
Malagradecidos, deberían callarse y estar sumisos, ya que la Revolución está gastando ese poco de real en ellos, que ni siquiera se lo han ganado, la mayoría no son más que obreros y campesinos que trabajaron toda la vida echando pico y pala, manejando herramientas, lavando pocetas y otros trabajos palurdos que no aportaron nada al país, como sí lo hicieron los empresarios, los técnicos y los universitarios, esos sí, brillantes e inteligentes, con razón ganaron siempre cuatro y cinco veces más que ellos, y hoy algunos están muy bien jubilados o disfrutando de los bienes que adquirieron con el sudor de esos viejos inútiles.
Y algunos de esos viejos, que hasta se fueron jovencitos a las montañas a luchar contra los gobiernos de la cuarta, hoy quieren que se les trate con guantes de seda ¡Avaros, roñosos, capitalistas!
Yo voy a proponer la semana que viene en la Constituyente un decreto para que se acabe con esa plaga de los vejestorios. Que organicemos a la juventud para que los empujen a los rieles del Metro, donde hacen años que no pagan pasaje ¡Aprovechados, oportunistas! Que los echen al Guaire, que los eliminen. De todas formas afean la calle con sus arrugas, sus bastones, su lentitud, viven atravesados mientras los que andamos siempre apurados (¿?) tenemos que calárnoslos.
¡Muerte a los pensionados!
¡Chávez vive, que se mueran los viejos!
¡Se morirán y venceremos!
¡Independencia y Patria sin viejos!