SÍ, es verdad, Chávez destinó 750 mil millones de dólares para las misiones sociales. Sin duda alguna, esta diversidad de programas logró atender los sectores sociales de menos recursos y enfrentar la desigualdad social imperante durante tantos años. Las misiones impactaron positivamente en los venezolanos, pero fundamentalmente en los más desposeídos, quienes abrazaron un caudal de expectativas de mejoras en sus condiciones de vida. Sin temor a equivocarme, constituyeron el bastión fundamental de inclusión social y una estrategia formidable para fortalecer el capital político de Chávez de una manera abrumadora.
Sin embargo, a la luz de los acontecimientos actuales, el balance en torno a las universidades públicas es totalmente negativo. Hoy, las casas de estudios mas reconocidas a nivel nacional e internacional padecen una triste realidad. Están convertidas en tierras de nadie, abandonadas, destruidas por la desidia y la delincuencia. El capital moral de su esencia, academia e investigación está arruinado. Aulas, laboratorios, proyectos y profesores viven su hora menguada. Y que decir del sector estudiantil, cuyo ímpetu de rebeldía ha sido doblegado por la amenaza y la represión brutal a la cual ha sido sometido. Los movimientos estudiantiles prácticamente están desaparecidos.
Se borra la memoria de lucha en las calles del país. Solo las instituciones universitarias creadas y controladas por el gobierno se mantienen. No es necesario hacer un gran esfuerzo para entender el por qué. Estas instituciones no ofrecen ninguna resistencia al adoctrinamiento, se fundaron y se mantienen con el propósito de mediatizar el pensamiento, matar la capacidad para criticar, disentir y combatir ideas contrarias a los intereses del sistema imperante. Pero las ideas no se pueden uniformar. Estas acciones representan la forma más perversa de borrar la memoria.
Los ingresos obtenidos a través de la renta petrolera, cuyo precio por barril superó los cien dólares, hubiesen permitido invertir los recursos necesarios para crear una base sustentable de desarrollo agrícola, potenciar la investigación científica, avanzar en el campo tecnológico, ampliar las empresas básicas de Guayana, estimular la pequeña y mediana industria, invertir en la optimización de los servicios públicos, disminuir la dependencia de otros paises. En fin, eran cuantiosos y suficientes recursos para desarrollar al país en sus áreas estratégicas. No podemos borrar de la memoria que esos ingresos se dilapidaron asombrosamente, y todo lo que pudo hacerse en su momento para construir un futuro de posibilidades de crecimiento y bienestar social, se perdió en una abismal corrupción.
Las tres vertientes centrales : anti imperialismo, creación de un mundo multipolar y la lucha contra las oligarquías dueñas de la industria, fábricas y empresas en el discurso recurrente del extinto presidente Chávez, y actualmente del presidente Maduro y sus altos representantes, permitió el surgimiento de todo un ejército de personas dispuestas a hablar de patria, beneficios sociales, soberanía, capitalismo y socialismo, imperialismo, pero no se sembró la mentalidad emprendedora de desarrollo nacional, crecimiento económico y producción de los bienes para el consumo diario.
Aquí se comenzó a borrar la memoria. Los medios de comunicación fueron autocensurándose, y en el peor de los casos, cerrados o expropiados. Las cadenas nacionales en radio y televisión se hicieron diarias y la demonización hacia los empresarios, opositores y disidentes al gobierno se profundizó.
Ahora la mayoría sabe hacia dónde nos han conducido las políticas económicas. Tenemos la certeza de que nuestra calidad de vida se ha desmejorado sustancialmente, y que vivimos de las migajas que ofrece el gobierno, convertidos en una suerte de mendigos sin alternativas, sin oportunidades y sin esperanzas.
Poco a poco la ciudadanía ha ido reestableciendo su memoria. Se está dando cuenta que no son el imperio y la guerra económica las principales causas de la desgracia que vive Venezuela. Este pueblo sabe que el poder permitió formar en 20 años una nueva clase de millonarios parásitos que no producen nada para el país, pero saquearon y destruyeron todo.
¿Quién borró la memoria? Los que hablan a nombre del Socialismo. Los que expropiaron tierras agrícolas, hatos y empresas productivas para convertirlas en miseria con la excusa del capitalismo y el latifundismo.
¿Quién borró la memoria a los venezolanos? Los que sometieron al pueblo al hambre, diciendo que todos estamos padeciendo la crisis por igual. Los portadores de la mentira con la trillada arenga de la igualdad social. Los que mandan a defender la patria, siempre y cuando permanezcan ellos en el poder. Hoy más que nunca, la memoria hay que reconstruirla para toda la nación. Restablecer la memoria por el bienestar, restituir la alegría, la abundancia en los hogares y la convivencia. Hoy más que nunca es necesario superar el odio inoculado desde el discurso divisionista, de guerra, de apología a la violencia que rompió la armonía entre los venezolanos.