Históricamente, el movimiento estudiantil venezolano ha estado a la vanguardia de los cambios más significativos en la dinámica política y social de nuestro país. Por su coraje, desenfado, alto nivel organizativo y determinación para enfrentar con vehemencia a los gobiernos, los jóvenes estudiantes fueron considerados como elementos desestabilizadores, y en consecuencia, eran reprimidos. No obstante, sus luchas incesantes nunca se detuvieron, al contrario, las represiones eran asumidas como retos para profundizar sus luchas sociales. Todo cambió.
Antes y después del triunfo de la oposición en las elecciones parlamentarias del 2015, obteniendo de manera abrumadora la mayoría en la Asamblea Nacional, el país experimentó una preocupante inestabilidad política. Las manifestaciones estudiantiles, en rechazo a las decisiones del TSJ para desconocer el nuevo parlamento, se intensificaron a lo largo y ancho del territorio nacional. La respuesta del gobierno no se hizo esperar. Con la multiplicación de las protestas callejeras también recrudeció la represión, los organismos de seguridad impusieron su fuerza. El clima de tensión traspasó el umbral de lo tolerable. Detenciones, heridos, muertos. En medio de esta conmoción, el gobierno nacional, convocó la elección de una Asamblea Nacional Constituyente. En tiempo breve se organizaron y ejecutaron las elecciones, y la ANC se instaló.
Consignas de PAZ fueron las motivaciones que centralizaron el discurso oficial manejado por el presidente Nicolás Maduro y Delcy Rodríguez. La significación del mensaje no salió de esa línea. Fue un objetivo bien dirigido a la psicología social del venezolano: hablar de la paz, aun cuando las intenciones discursivas no estuvieran en consonancia con las acciones de paz. El gobierno desató de una brutal represión hacia el movimiento estudiantil que protestó durante varios meses en contra del hambre, la corrupción y a favor de la libertad.
El saldo fue desolador. Más de 100 venezolanos fueron asesinados, en su gran mayoría, jóvenes estudiantes. La acción represiva de los cuerpos de seguridad fue despiadada. Realmente se implantó un terrorismo de Estado.
¿Y cuál fue la estrategia utilizando el discurso de la paz?
A través del discurso de la paz, el gobierno logró posicionarse en las bases sociales. Enquistó en su militancia, la idea de una insurgencia estudiantil que asesinó a sus compañeros y quemó vivo a un ciudadano venezolano por ser chavista y moreno. Sostengo que ese argumento solo lo creen los desprevenidos. El mismo Estado infiltró sus agentes provocadores y asesinos para matar estudiantes, y luego inculparlos de esos asesinatos. Tal fue el ensañamiento contra los estudiantes que los detenían y llevaban a las cárceles directamente, sin juicio alguno, acusados de terroristas.
Ahora, ¿qué movimiento estudiantil protesta ante tanta inequidad e injusticia?, ¿quién organiza concentraciones para denunciar atropellos, corruptos?. ¿Qué estudiantes se atreven a exigir seguridad, transporte eficiente, educación y servicios de salud de calidad.? Pareciera que la impetuosidad estudiantil ha sido doblegada y su voz ahogada. El gobierno de Nicolás Maduro logró su objetivo. Neutralizó al movimiento estudiantil universitario, descalabró las universidades autónomas e infundió profundo temor y angustia en la sociedad. Las pocas protestas se efectúan sin mayor concurrencia e impacto. El terror está en el silencio.