Ministro de Maduro no es burócrata. ¿Pa´ que cambiarlos, si a mi me gusta que suenen?

En un momento dado, ese de las chiquiticas, cuando el agua sobrepasa la cubierta, todo el mundo ha dicho que nos atosigan burocratismo, ineficiencia y hasta corrupción. De un tiempo para acá, dada la abundancia de críticas y manifestaciones de inconformidad el propio presidente se desató a repetir lo mismo. Como la crítica en ese sentido es tan abundante y hasta personajes de mucha significación se volvieron portavoces de la misma y lo mismo, se vio obligado a prestar atención, pues ya no se trataba de "criticones de oficio, escritorio sin sustento en las masas" y hasta de agentes de la CIA, sino de individualidades que conviene tener de su lado. Por eso, a partir de cierto momento y circunstancia el discurso presidencial se volvió agresivo contra esos males y quienes de ellos están contagiados en el gobierno. Eso sí, pese el mal existe y es hasta como una epidemia, tanto que aquellos personajes se vieron obligados a alertar para no perder sus respectivas imágenes bajo la mirada de gente nada superficial y el presidente a su vez a reconocer aquel estado de cosas, a nadie se menciona, salvo un ministro de alimentación que por lo visto, dada las circunstancias, justamente es el único al que el presidente, por simple omisión excusa y defiende de tales alusiones, a nadie como decir con nombre y apellido se menciona. Es decir, hay de todo eso, burocracia, negligencia y corrupción pero sin nombre y apellido, ni siquiera seudónimo, siendo que todo revolucionario suele tener uno. Algo así como que el delito existe y en abundancia, pero no hay delincuentes.

El presidente ha admitido que está rodeado de burocracia y las demás coas antes dichas, y hasta les ha declarado la guerra a muerte y por ellas empezó por mandar a fumigar el palacio y la ANC, sin olvidar al partido. Esta actitud del presidente fue tan convincente que despertó esperanzas en Julio Escalona quien le vio como al viejo guerrero que retoma sus armas y se lanza al combate para destruir a los infieles que se reponen peligrosamente. Vio en él al Mio Cid, a Bolívar y hasta al valeroso Aquiles el hijo de Tetis, al de los pies ligeros. Parece el presidente entonces como un solitario, si ponemos atención a esos compañeros llenos de buena fe, que recorre de noche el palacio, aprovechando la soledad para intentar encontrar alguna prueba que le sirva para juzgar a quienes no hacen lo debido y si lo indebido y precisamente a sus espaldas pero en su entorno.

¿Cómo quitar la costra de burocracia y demás vicios que cubre paredes, pisos y hasta muebles de palacio y demás oficinas importantes de gobierno? Es una costra que está en todas partes y en ninguna, pues por más que mira y remira, jorunga sólo está en donde ya dijimos, pero no se les pega a los ministros. No es opción quitarla donde la halla porque ya lo ha hecho y a los pocos días vuelve aparecer y lo único que se gana es perder tiempo y reales en ese trabajo. Pero esas lacras siguen haciendo daño sin que el presidente, pese esfuerzo y vigilancia, pueda precisar cómo y quiénes operan. Eso sí, seguro está, no se pega de ninguno de los suyos que lo son de todos los que tienen vela en el entierro. ¡Menos mal!

Por eso el presidente que está convencido de la verdad irrefutable de aquellos personajes que le quieren y defienden, que después de tanto disimular, pasar agachados, ser demasiado discretos porque saben bien que no serlo trae graves consecuencias, pero también que todo exceso es dañino, además porque "lo que está a la vista no necesita anteojos", optaron por decirle lo que pasa y hasta de manera pública, optó por hacer sonar las alarmas, ponerse pila y por lo menos dejar constancia que sabe lo que pasa, para que los envueltos en el asunto y bajo inocultable sospecha, por lo menos procuren pasar desapercibidos por unos días, mientras pasa este huracán. Más o menos la misma estrategia, como el juego del gato y el ratón, entre precios y salarios.

Alguien muy agudo sugirió que uno de los amigos del presidente quiso que la ANC tomase medidas, como hasta la de poner en entredicho a ministros y altos funcionarios y hasta destituirlos, en vista que el presidente para eso está impedido por el tipo de relaciones que prevalece en el alto gobierno. Para no abrir heridas y menos zanjas entre él y quienes supuestamente le acompañan. Al parecer, para el presidente, quitar un ministro, aunque llegare a hallarle de la costra en el cuero, es un tarea por demás incómoda y difícil. Basta con dejarle se cubra el cuerpo con la ropa para que la costra no se le vea. Llevamos años casi con el mismo gabinete que se enroca y hasta enrosca. Figuras que se esconden, van y vienen y todas forman parte de los grupos que se distribuyen el poder. ¿Cómo quitarlas si cada futuro muerto tiene sus dolientes? ¿Cómo ahora cuándo el círculo se reduce? Justamente por eso, un amigo suyo, viéndole como atrapado, acude a la ANC. ¿Pero el presidente y el presidente de la ANC estarían de acuerdo en que, quitada la ropa a los ministros si se les halla la misma costra, porque en algún momento podrían bajar la guardia, que cunde en paredes y pisos de las oficinas públicas, proceder de inmediato a destituirles? No creo por aquello que aplican los bomberos, lo de no pisarse las mangueras.

Es verdad, lo dijo el presidente que esos males cunden por todas partes. Ahora si los vemos. Ellos causan los males que a la multitud acogotan y ahora todos lo saben por admitirlo el presidente. No eran vainas o inventos de los mal hablantes. ¿Pero quién o quiénes los causan? ¿Quién hace que el Estado y todos sus vericuetos; la oficina esta y aquella estén llenas de esa costra? Es allí, como dicen en mi pueblo dónde la puerca tuerce el rabo. ¿Será el imperialismo? Debe serlo porque, para empezar, los ministros no son. A ellos, Malariología, los fumiga todos los días con esos productos que en ella abundan, como bien lo sabe el pueblo, y por eso están protegidos contra el mal. Eso lo sabe el presidente por demás. Por eso, pese que ha comenzado un nuevo período de gobierno, y en medio de tantas denuncias que son verdaderas, tanto que el presidente así lo ha admitido como para declararles la guerra a muerte a esos vicios y sus portadores, como lo hizo en su discurso informe a la ANC, todavía no ha podido formar nuevo gabinete. ¿Dónde hallar gente que no tenga esa costra nociva de corrupción, burocracia e ineficiencia que cubre las paredes de los locales del Estado, pero gracias a Dios, a ninguno de sus ministros? ¿Cómo cuesta cambiarlos? Cuesta mucho más que cambiar. Tendrá que cambiarlos, cree uno porque sería demasiado y la gente está pendiente, pero es de temer que el espíritu del Gato Pardo cuide que las costras de los males se queden donde están.

Pero tenemos que reconocerlo, el asunto es harto difícil. Pues por mucho que se revise, todos a la final, tendrán el mismo currículo y hasta el Tín Marín llevaría a más de lo mismo. En verdad a él le "gusta que suenen".



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

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