"…las guerras se hacen o no se hacen, y si se hacen hay que llevarlas hasta las últimas consecuencias, si son guerras justas" (Fidel Castro, 25/11/1994)
Este 23E tampoco pasará nada en Venezuela, así como el 10E lo único relevante que ocurrió fue la juramentación del Presidente electo Nicolás Maduro ante el TSJ, el 23 de enero habrá marchas y saldrá gente a la calle, pero no pasará más nada.
Por mucho que las redes sociales alimenten el deseo de que el 23E ocurra el milagro de la caída del chavismo, habrá que recordarles que no es la primera vez que por estos medios crean una ilusión en alguna gente, mientras la realidad va por otro lado. El imperio tiene claro que es así pero no deja de apostar por cualquier vía que abone a la desestabilización del país.
Pero la desestabilización mayor que sigue logrando el imperio es la de la economía del país y en ello parece que la dirigencia de la Revolución no termina de tomar el toro por los cachos. La aparición del Petro generó unas expectativas que aún no terminan de cumplirse y la hegemonía del dólar paralelo amenaza con seguir destrozando cualquier intento de mejoría de la vida del pueblo, pulverizando los sueldos y salarios.
Las expectativas del pueblo en general, por muchas objeciones y críticas a la gestión del gobierno actual, nada tienen que ver con que entreguemos la soberanía y nuestra independencia al imperio y sus aliados. Por eso nada de lo promueven desde afuera y secundan aquí lacayos como Guaidó y quienes en la Asamblea le acompañan movilizará a las mayorías.
Un importante sector del chavismo se mantiene expectante ante los cambios que desde agosto se han implementado, especialmente en lo relacionado con el tema laboral, pero no está dispuesto a hacerle el juego a quienes sólo aspiran tumbar a Maduro para devolvernos a la Venezuela de los "años felices" de la cuarta república.
Le corresponde a la dirigencia revolucionaria apoyar al pueblo que no ha dejado de apoyarla a pesar de la guerra que le han impuesto. La paz no se decreta, como dijo el sabio "si quieres la paz prepárate para la guerra". Parece inminente que debemos prepararnos cada día más para un período largo de asedio imperial. No asumirlo así es desconocer la historia de las revoluciones.
Los pueblos del mundo que se han enfrentado al imperio de los EE UU han requerido de gran coraje, voluntad y capacidad de resistencia, pero todos ellos han contado con dirigentes que han sabido tomar las decisiones correctas y que no han vacilado en tomarlas en los momentos más decisivos. Hugo Chávez es uno de los ejemplos más recientes de la disposición de un dirigente para conducir a su pueblo en una confrontación de este tipo. Deben nuestros dirigentes de hoy apelar a este ejemplo que aún está fresco en la memoria de nuestro pueblo.
La única alianza posible que debe seguir haciendo la dirigencia chavista es con el pueblo de Chávez, lo demás son ilusiones similares a las de aquellos que apuestan que el 23E llegará el fin del chavismo.
