¿Acaso es el final?

Las inesperadas consecuencias en las jornadas del 23 de enero de 2019, han dado un giro significativo al escenario político en Venezuela. El miedo perdió terreno y la gente se volcó a respaldar la convocatoria del reciente autoproclamado presidente. El apoyo mayoritario de la comunidad internacional no se hizo esperar. Ahora vale preguntarse, cuál será el desenlace en las próximas horas? Será que en este contexto, la geopolítica indicará, cual brújula, los pasos para resolver este conflicto? En este acontecimiento, es imposible soslayar la restitución de la fuerza popular opositora. Ya no se trata del este de Caracas, ni de las ciudades más importantes de la nación venezolana. Las marchas convocadas el 23 de enero por nuevo líder opositor, Juan Guaidó, demostraron, de manera inequívoca, el descontento de los venezolanos por la actual situación, y la decidida voluntad de un gran sector del pueblo, a exigir profundos cambios en la conducción del país.

Los pronunciamientos de numerosos países a favor de reconocer al joven Juan Guaidó, auto juramentado como presidente interino, entre ellos los Estados Unidos, Canadá, Francia, Reino Unido, Brasil, Chile, Argentina, Paraguay, entre otros, producen un vuelco. La presión internacional busca la negociación de una salida del gobierno de Nicolás Maduro, Lo que pudiese trascender los límites y desatar los diablos es la situación de la embajada norteamericana. Donald Trump, al no reconocer a Nicolás Maduro como Presidente, eventualmente no acata el retiro de su cuerpo diplomático en Venezuela, aunque ordenó la salida de algunos miembros de la embajada recientemente. Mientras tanto, otras naciones llaman al diálogo, sobre todo desde la Unión Europea y organismos internacionales como la ONU.

Lo cierto es que, ante una negativa de los diplomáticos de abandonar el país, Maduro estaría obligado a actuar. De qué manera? No lo sabemos. La respuesta del gobierno de Trump también queda en el terreno de las especulaciones. ¿Cuál será? Esperemos.

Este hierro candente en las manos, obliga a negociar una salida, que puede ser: elecciones generales o presidenciales, la renuncia y exilio de Nicolás Maduro, su gabinete y gente cercana. Y tal vez, lo que no deseamos, la intervención militar. Esperamos que la decisión sea la menos traumática para todos los venezolanos, y la que finalmente propenda a la recuperación económica y social del país, y de la vuelta a la patria de tantos jóvenes autoexiliados.



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Orlando Balbás

Prof. en Ciencias Sociales. Magister en gerencia educativa. Jubilado del MPPE.

 orlandobalbas27@gmail.com      @orlandobalbas

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