La Unidad Patriótica frente a la invasión

Si la realidad no es como se ve, sino como es, todo principio de la realidad de una unidad patriótica, debe partir de lo real concreto; y esa concreción revela claramente que la unidad real de intereses sobre las todavía incuantificables riquezas de Venezuela, su soberanía e independencia, se fundamentan en su inalienable condición patriótica y libertaria, es el crisol de la venezolanidad para negros mestizos y blancos, es la unida republicana ante la unidad de potencias extranjeras como en este caso el imperialismo norteamericano israelí, que pretendan invadir su territorio, para sumarlo como trofeo a su cauda de rapiña y de pillaje. Sería como saludable, ver y estudiar la doctrina bolivariana, una vez más, nunca está de más

La unidad patriótica, es una determinación prehistórica que nos incluye a todos, por encima de nuestras diferencias de clase, de criterio y de pensamiento. La burguesía nacional, prácticamente no existe en este momento triste, para la unidad del pueblo venezolano frente a la invasión. Eugenio Mendoza, por ejemplo, hace rato ya que dejó de ser venezolano, para convertirse en un insignificante peluche que acumula los ácaros en la casa de Donald Tromp, o como en Venezuela donde su presencia, solo sirve para acumular las divisas preferenciales para dirigir la espantosa especulación con la cual atracan cada segundo al pueblo trabajador venezolano.

La unidad patriótica, tiene que convertirse en una unidad revolucionaria en el marco de la actual realidad venezolana hoy, es decir tiene que convertirse en una unidad histórica; en la una unidad de un Pueblo que decide rechazar la prepotencia imperialista, al mismo tiempo que rechaza su modo de producción capitalista, que ha desmejorado la calidad de vida de nuestro pueblo trabajador en más de 1000%.

Nuestro gobierno constitucional, encabezado por el compañero Nicolás Maduro Moros, está obligado a ser revolucionario frente al capitalismo del Estado burgués que administra. Es necesario imponer medidas del socialismo científico frente a la golpiza económica que el imperialismo a través de Iván Duque, le está dando al Pueblo trabajador venezolano, que es el único y real escudo y fundamento de la Unidad patriótica. Uno de esos principios es el de "a cada quien según su trabajo, y cada quien según su necesidad"

Las infelices declaraciones de Aristóbulo sobre la imposición salarial de una tabula rasa para todos los maestros, independientemente de que hubieran estudiado menos o más, lo colocan como un mal negro, porque justamente esa es un principio esclavista, desarrollado en el feudalismo y perfeccionado en el capitalismo, en contra de los esclavos, los siervos, y el proletariado. Pensamos que al maestro Istúriz Almeida le cada un poquito de vergüenza, la suficiente para renunciar a este, o cualquier otro cargo público. Es conveniente recordar para este triste impase, que la inmensa mayoría de la unidad patriótica para defender la autodeterminación de Venezuela frente a la amenaza de cualquier potencia extranjera, es la clase obrera, y sus familias, a la cual el maestro pertenece, aunque parezca que se le haya olvidado.

Al igual que se defiende la patria enfrentado la invasión, también se defienden los principios de la unidad patriótica, rechazando la golpiza económica, que es una agresión contra la patria; un dueño de supermercado, minimarcket, corruptos infiltrados en el Clap, en las gobernaciones, alcaldías, en el gobierno nacional, en las policías, en las fuerzas armadas, son más peligrosos, y tan enemigos de la patria venezolana por separado, que Mike Pompeo.

Herederos de todos los forjadores de la patria, venezolanos somos, y como tal actuamos, y actuaremos siempre

Para defender la patria no nos importa la vida, porque sin patria la vida no vive.



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1876 veces.



Eduardo Mármol


Visite el perfil de Eduardo Mármol para ver el listado de todos sus artículos en Aporrea.


Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter



Eduardo Mármol

Eduardo Mármol

Más artículos de este autor