"La batalla contra el imperialismo de Estados Unidos comenzó con Bolívar. Ahora, nosotros hemos tomado su bandera, y le pido a todos que hagamos todo cuanto haya que hacer para que, 200 años después, derrotemos al imperialismo norteamericano y contribuyamos a salvar la vida de este planeta".
Hugo Rafael Chávez Frías (Día de la Dignidad de la Rebelión Bolivariana, Avenida Bolívar, 4 de febrero de 2006)
Pareciera una contradicción que en el escenario de una guerra económica, impulsada por la oposición venezolana bajo la tutela del imperialismo norteamericano, el Gobierno revolucionario del Presidente Nicolás Maduro estuviera anunciando el inicio de una nueva misión, la Misión Venezuela Bella.
La idea no luce descabellada si no fuera por el panorama que hoy ofrecen la mayoría de ciudades de toda Venezuela, a lo largo y ancho de la geografía nacional (con raras excepciones), luego que al paso de los años muchos gobiernos, gobernantes y el propio descuido de muchos venezolanos, ha sido orientado a la destrucción de importantes tesoros arquitectónicos, históricos y culturales, los cuales deberíamos proteger.
Desde luego que el Plan, tal como se ha planteado, incluye una estrategia de participación ciudadana e involucra a varias instituciones del Estado como ministerios, gobernaciones, alcaldías y otras instituciones de comprobado acento popular.
Quizá pudiéramos pensar que tendríamos antecedentes exitosos, como por ejemplo la Misión Vivienda (rumbo a los tres millones de viviendas) o la misión gemela, Misión Barrio Tricolor (más de dos millones).
En el momento que actualmente vive el país, asediado por una élite que gobierna el imperio norteamericano junto a la compañía de varios países o perritos falderos (Cartel de Lima y Comunidad Europea) pudiera parecer una paradoja el inicio de la citada misión, pero la misma ha sido aprobada y representa un nuevo reto para el pueblo venezolano.
Hemos oído hablar al Presidente Nicolás Maduro de cifras importantes de millones de euros y bolívares para la nueva Misión Venezuela Bella y nos preguntamos ¿en manos de quién serán depositados esos recursos?, ¿cuáles serán las empresas que realizarán dichos trabajos? Y ¿a qué trabajos nos estamos refiriendo?
No queremos ser pájaros de mal agüero sino al contrario pensamos que se cuidará el destino de ese dinero de todos los venezolanos y que desde luego, está dirigido de alguna manera a un mejor vivir y a la preservación del hábitat de las ciudades donde reside la gran mayoría de la población de nuestro país.
A propósito de esta nueva misión, instrumento organizativo que nació bajo la inspiración del Comandante Hugo Chávez para acelerar políticas en su mayoría de corte social, con notables ejemplos como Misión Barrio Adentro, Misión Madres del Barrio, Misión Vivienda, Misión Milagro, Misión Negro Primero, Misión Guaicaipuro, etc., son una innovación en materia social en la República Bolivariana de Venezuela.
Es propicia la ocasión para sugerir que en el marco de esta nueva Misión Venezuela Bella, la misma no sea una operación cosmética o de pintura. Deseamos que además de la incorporación de una mano de obra productiva como lo representa la industria de la construcción, se incorporen además equipos especializados en proyectos, profesionales quienes conozcan a fondo el concepto del patrimonio arquitectónico, histórico y cultural (IPC), para que no se convierta esta nueva misión en sólo una buena intención del Gobierno Revolucionario.
La experiencia nos dice que muchas de las bellas infraestructuras y edificaciones, las cuales incluso son símbolos o íconos emblemáticos de muchas ciudades de Venezuela, como monumentos históricos, iglesias, museos o casas de prominentes escritores, políticos o héroes de la Patria, requieren algo más que una pintura.
No es lo mismo remodelar que restaurar y en nuestro país, por la ignorancia o premura para obtener algún dinero rápido de parte del Estado, se han cometido muchos adefesios por zamuros quienes en vez de mejorar, lo que han hecho es destruir patrimonios históricos, arquitectónicos o culturales de los venezolanos.
A propósito de este reto que en realidad aplaudimos, pensamos que deben crearse fundaciones o asignarse personas responsables para velar por el mantenimiento y el cuidado de las obras a ser mejoradas o restauradas, más allá de una buena intención, porque de lo contrario el dinero podría tener un destino incierto y pasar, como en anteriores ocasiones, a otros bolsillos.
Paralelamente a este reto que apenas comienza, la mayoría de los venezolanos hemos observado como por la intolerancia política de quienes no tienen Patria o no quieren a su mamá, destruyen monumentos, museos u obras que deben ser protegidas y las cuales además del esfuerzo y de una inversión para su embellecimiento, representan un verdadero orgullo para la identidad nacional.
No debemos olvidar que si bien los venezolanos debemos preocuparnos junto al Estado por lo nuestro, existen también indeseables quienes sólo destruyen por llevar la maldad en su alma y servir a otros intereses; ante ellos debemos todos, sin excepción, protegernos en unión cívico-militar.
Podemos tener una Venezuela Bella como es el objetivo de esta nueva misión del Estado venezolano, pero pensamos que en medio de una guerra económica también debemos preocuparnos por impulsar otras misiones, contra los bachaqueros y las guarimbas.
Ejemplos muy lamentables que no deseamos para nuestro país existen en el mundo, donde hemos visto como la mano destructora del imperio y sus lacayos, destruyen con sus bombas (que no son sólo mata chavistas) lo que encuentran a su paso, como museos, iglesias, escuelas y hospitales.
Igualmente hemos visto en países del medio oriente (Irak, Libia, Siria, etc.) por encima de todo, como mueren hombres, mujeres y niños, quienes no cuentan a la hora de invadir y bombardear sus países, naciones que aman la paz y construyeron con su esfuerzo, el sueño de las futuras generaciones; evitemos que ello ocurra en nuestro caso, es decir en la Venezuela Bella.
¡Amanecerá y veremos!