Cuando apenas habían pasado 11 días de la celebración de los 31 años de la caída de la dictadura del General Marcos Evangelista Pérez Jiménez, que los adecos y copeyanos hacían llamar "día de la democracia", y a escasos 23 días para cumplirse los 3 años de la más terrible masacre habida en la historia venezolana, los días 27 y 28 de febrero del año 1989, en los cuarteles de Caracas, Maracay, Valencia y Maracaibo, resonó el traquetear de los fusiles de los soldados, hijos de la patria herida y mancillada por los gobiernos títeres de la Cuarta República, que se instauró en Venezuela desde el año 1830, mismo año en que nuestro Libertador Simón Bolívar se separa de este mundo terrenal y eterniza su nombre, su obra y su gloria para el mundo, desde la Quinta de San Pedro Alejandrino, Santa Marta (Colombia), y el General José Antonio Páez, en contubernio con el traidor Francisco de Paula Santander, fragmentan la más inmensa obra de Bolívar: Colombia, la Patria Grande, queda desmembrada a merced de sediciosos aventureros, donde la casta caudillista se hace del poder, manejados como marionetas desde el Imperio Estadounidense, desde donde son azuzados como perros de caza, para perseguir, reprimir, explotar, torturar y masacrar al pueblo heroico, que resiste y es traicionado en medio de montoneras, propiciadas por la oligarquía mantuana, para dividir y aislar al pueblo y actuar a sus anchas para el aprovechamiento del poder, para usufructo personal y de las castas corruptas, propiciadoras de miserias y hambreadoras, y entregar el país a los gringos, como efecto sucedió a lo largo del tiempo en que gobernó la oligarquía venezolana, como fieles vasallos imperiales al servicio de sus amos.
Pasaron 128 desde 1830 hasta el 23 de enero del 58. Fueron 128 años de entrega sucesiva de las riquezas de la patria a los gringos, son 128 años de crueles dictaduras que causaron a Venezuela repetidas tragedias y saqueo sistemático a través de las prácticas extractivas de nuestras riquezas minerales, la opresión, persecución, malversación y crimen, la explotación y opresión hacia los seres humanos, lo conlleva al pueblo a mantenerse en resistencia por más de un siglo, contra tanta desidia y dolor hasta el 23 de enero, cuando el Pueblo y las Fuerzas Armadas logran despachar al que creíamos era el último tirano que gobernaría en Venezuela, pero lamentablemente no fue así, a partir del 23 de enero de 1958 (el mismísimo día del derrocamiento) se instaura un nuevo régimen dictatorial, con renovados métodos de represión, con dirigentes aún más serviles y abyectos al imperio y con todo el más rastrero rigor de servilismo y obediencia absoluta a los dictámenes de los gobiernos estadounidenses, que se alternaron el gobierno a través del llamado Pacto de Punto Fijo, utilizando al pueblo en la realización de elecciones, que de paso eran fraudulentas, cada cinco años, y esta terrible dictadura la llamaron "democracia representativa", cuando en realidad nunca llegaron a representar al pueblo, fue todo lo contrario, porque a quienes representaron fue a las grandes transnacionales y al poderío del gran capital internacional, siguiendo la ferviente obediencia a los años que desde los Estados Unidos, le leían la cartilla que debían aplicar en Venezuela, como en efecto ahora de nuevo pretenden volver hacer, con el monigote usurpador de "presidente" autojuramentado, que no vale pana nombrarlo.
Desde el 23 de Enero hasta el 4F ya eran 31 años donde un régimen que se hacía llamar "modelo de democracia", que hasta se le llamaba "padre de la democracia", al más asesino de los dictadores, disfrazado de demócrata: Rómulo Betancourt, quien ordenó a sus fuerzas represivas "disparar primero y averiguar después", Contra el pueblo, lo cual trajo consecuencias dolorosas para el pueblo, incalculables hasta ahora; torturados, perseguidos; miles de desaparecidos, exiliados y asesinados por los cuerpos represivos, apoyados y formados por CIA, así como a los militares formados para reprimir al pueblo, en la Escuela de las Américas, en Panamá y Estados Unidos, preparados técnicamente para perseguir y asesinar dirigentes políticos de izquierda, estudiantes, obreros y campesinos y todos aquellos ciudadanos que no comulgaran con la política criminal establecida por los gobiernos adecos y copeyanos, incondicionales de las políticas injerencistas, coloniales y neocoloniales, que se robaron nuestras riquezas nacionales, amén de la transculturación y alienación a la que nos sometieron para tratar de doblegar y quebrar la voluntad de resistencia que ha demostrado históricamente el pueblo venezolano.
En la madrugada del 4 de febrero de 1992, retumbó el grito de rebeldía de la patria, desde los fusiles de los soldados, hijos del sufrido pueblo, dirigidos por el Comandante Hugo Rafael Chávez Frías, quien más que un militar patriota, era un hijo del pueblo llano que venía a representar al indígena, al campesino, al estudiante, al obrero, la ama de casa, a los niños y niñas de la calle, a los viejitos y viejitas, que ya nadie en esos gobiernos los querían; viene Chávez a rescatar la dignidad de un pueblo que había perdido la esperanza de ser digno, en medio de tanta traición y opresión por parte de quienes fungían como gobernantes al servicio de rosca, mafias y castas que se disputaban el festín en los cenáculos, cuyo sobrante, era lo que groseramente ofrecían al pueblo, que al final esas migajas que desechaban las cúpulas podridas de Acción Democrática y Copey, que era lo que ofensivamente ofrecían, también se las robaban los pseudo dirigentes medios, que se enriquecieron sembrado de miserias y calamidades al pueblo.
Pero ahora, el POR AHORA del Comandante Chávez el 4F, es en este momento, en que la Patria está amenazada por los cuatro puntos cardinales, los revolucionarios comprometidos decimos, que POR AHORA, si la planta insolente del imperialismo yanki, se atreve mancillar la dignidad patriótica del glorioso pueblo venezolano, LOS FUSILES DE LA PATRIA RETUMBARÁN EN LAS MANOS DEL PUEBLO; de este pueblo DE BOLÍVAR Y CHÁVEZ, en la unidad cívico militar y se extenderá la lucha por la definitiva liberación popular, y volverá a DIGNIFICARSE LA PATRIA GRANDE QUE CONSTRUYÓ BOLIVAR EN ANGOSTURA, y de una vez por toda será el gran triunfo de los pueblos del Continente, sobre la nación imperial que se considera "invencible", como el "policía del mundo" haciendo gala de su poderío bélico, y amenazante, marcando su desvergonzada injerencia, desestimando el valor y el coraje patriótico de lo que somos capaces los hijos de Venezuela, como lo hicieron nuestros antepasados, que bajo el mando de Simón Bolívar, liberaron a seis naciones de la dominación del imperio español. Pues, la sangre de esos héroes, padres de la Patria, aún corre por nuestras venas y se agita por la lucha antimperialista.
¡PATRIA O MUERTE!... ¡VENCEREMOS!… ¡NO PASARAN!