Mes de enero: Orígenes y Significados

Cuando se inicia el año 2025, ya calmada la euforia de las emociones que el tiempo nos depara en los momentos navideños y recibimiento del nuevo año; momento en el que nos proponemos realizar metas y actos de renovación, tanto en lo material como espiritual, he considerado hacer un ligero seguimiento histórico, contando con los rastros del tiempo, que no se detiene ni da tregua, pero nos induce a la investigación para el conocimiento y reconocimiento del desarrollo de los diversos instantes vividos por la humanidad, a lo largo de nuestra existencia, siendo el mes de enero oportunidad propicia, para iniciar este recorrido histórico, resaltando los orígenes, significados y acontecimientos de cada uno de los doce meses que hacen posible medir la densidad cíclica en el desarrollo del tiempo, dando comienzo, partir de hoy, esta iniciativa por entregas, donde iré describiendo de manera somera, algunos elementos históricos que configuran al mes de enero como primer mes del año.

En el contexto de mis investigaciones, encuentro que el antiguo calendario romano, derivó la palabra "enero" al calendario juliano y hasta hoy pervive en el gregoriano, que en el tiempo ha representado el periodo que simboliza nuevos comienzos y ritmos vitales a la humanidad, en los diferentes ámbito del desarrollo mundial, cuyo significado e historia, de su adopción en el calendario, ofrecen una rica perspectiva sobre la conexión entre la cultura, la religión, la historia y el tiempo.

La analogía histórica sostiene que la palabra "enero" proviene del latín "Ianuarius". Este término está relacionado con el dios romano Jano (Ianus), que en la mitología romana se consideraba el dios de los comienzos, las puertas y las transiciones. Jano es representado con dos rostros, uno que mira hacia el pasado y otro hacia el futuro, lo que refleja su dominio sobre los inicios y finales; por lo tanto al mes de enero se le atribuye su significado vinculado a nuevas ideas y nuevos comienzos en el tiempo, ya que marca el inicio del año.

En cuanto a la fecha de la adopción de enero en el calendario romano, sostienen algunas fuentes, que fue en el año 713 a.C., sin embargo, tomando en cuenta el aspecto sociocultural y religioso de la época, se maneja que la idea de nombrar el primer mes del año, en honor a Jano, se le atribuye a los antiguos romanos, quienes establecieron el calendario, bajo la influencia de sus creencias y tradiciones. Aunque no hay un registro específico que identifique algún personaje, como responsable o inductor de esta decisión, por lo que hace evidente que la propuesta, según las fuentes históricas, fue el resultado de un consenso de carácter cultural y religioso, ya que en la antigüedad la importancia de Jano en la religión romana y su papel como guardián de los inicios, se cree que llevaron a que los legisladores y sacerdotes de la época, decidieran que su nombre debía ser el primero en el calendario, lo que da entender desde el punto de vista cultural y religioso, que el mes de enero, con su nombre, honra al dios Jano, simbolizando la transición y el comienzo histórico en el tiempo.

Pues, de acuerdo al contenido de las fuentes investigadas, nos induce a precisar que el antiguo calendario romano, hasta la fecha de ser adoptados en el calendario los meses de enero y febrero, el año contaba solo con diez meses, por lo que tuvo que ser reformado (el calendario), para incluir estos dos nuevos meses, (enero y febrero) y desde ese momento se promulga el actual almanaque contentivo de doce meses.

De acuerdo a lo que ya me he referido, podemos concluir que la inclusión de estos meses fue crucial, para alinear el calendario con el ciclo solar y las estaciones. La decisión de incluir a enero, al principio del año tuvo un profundo impacto en la forma en que se percibía la cosmogonía y desarrollo del tiempo, reflejando los ciclos de la vida, (inicio y fin cíclico), lo que proporciona razón para la elección de Jano como protector del primer mes del año; su asociación como el dios propulsor de los comienzos vitales del cosmos, lo convierte en un símbolo perfecto para tal determinación. Inicialmente Ianuarius, como originalmente se ha nombrado al mes de enero, sólo contenía 29 días hasta ser incluido al calendario juliano que se amplió a 31 días.

En cuanto al antiguo calendario romano es importante señalar que el primer mes era Marcio ("mes de Marte", marzo). También se ha manejado la hipótesis de que Numa Pompilio, (segundo rey de Roma, año 716 a.C. hasta el año 674 a.C., sucesor de Rómulo, el fundador de la ciudad) fue quien añadió los meses Ianuarius y Februarius, (enero y febrero) al calendario, que en aquellos inicios, eran los dos últimos meses del año. Pero lo que aún no está claro es, cuándo los romanos cambiaron el curso del año para que enero y febrero pasaran a ser los primeros dos meses del año. En lo que sí existe consenso, de manera convencional, es que Ianuarius (enero) tomó su nombre de Jano, el dios de dos caras que según la mitología romana, es el dios de los comienzos, aberturas, pasadizos, puertas y entradas, que también según los antiguos almanaques de los agricultores romanos, reflejan que Juno era la deidad tutelar del mes y protector de la agricultura.

La inclusión de enero en el calendario romano no solo fue un acto práctico, sino cultural-religioso en homenaje al dios Jano, quien era venerado en la cultura romana. Los romanos realizaban rituales y ofrendas en honor a este dios, especialmente al inicio de un nuevo año, buscando su bendición para los nuevos comienzos. Este homenaje refleja la importancia de la religión y la mitología en la vida cotidiana de los antiguos romanos, donde cada mes y cada día podían estar inspirados en significados y simbolismos espirituales y sociales del momento, que enriquecían el ámbito sociocultural y religioso, que se reflejan en el modo de vida relacionada con la agricultura, como el signo fundamental de la vida para la cultura romana, en sus inicios, ofreciendo sacrificios a deidades tutelares, como los Dei Penates, que configuraban deidades que en la mitología romana, se consideraban como genios protectores del almacén del hogar.  También se dice que los más fieles agricultores romanos, religiosos, se abstenían de trabajar la tierra, hasta el mes de enero, y acostumbraban el 1° de enero realizar un acto como gesto de vaticinio auspicioso (auspiciandi causa), término que se refiere a la protección o favor para el comienzo de las labores de los diferentes trabajos que aspiraban cumplir, como metas durante el año, por lo que a través del origen y la historia, en la adopción del mes de enero al calendario, se revela un profundo vínculo entre la cultura mitológica romana y la percepción del tiempo; por eso es que según los estudiosos de la filosofía de los tiempos, enero no solo marca el inicio de un nuevo año, sino que también invita a la reflexión sobre los ciclos de la vida, el aprendizaje del pasado y la esperanza hacia el futuro y la conjugación del tiempo presente, reflejada en la espiritualidad asociada al dios Jano, según la cultura mitológica de la sociedad Romana antigua.

Según estos criterios culturales, en cada mes de enero, la humanidad recibe la oportunidad de renovarse, inspirándose en las tradiciones que han perdurado a través de los siglos. Así, al comenzar el año, recordamos la esencia de Jano y los significados que su figura encarna, en un mes que simboliza la promesa de nuevas aperturas cronológicas y la posibilidad de transformación integral en la evolución constante del contexto de la cosmovisión pluriverbal.

El mes de enero ha sido testigo de numerosos acontecimientos que han marcado profundamente la historia de la humanidad. Desde eventos políticos y económicos hasta transformaciones sociales, culturales y religiosas, enero ha sido un mes de significativas connotaciones, que en posteriores entregas estaremos revisando.