Rastros del tiempo (XLIV)

Significado, espiritualidad y el origen del mes de abril

El mes de abril, conocido como "Aprilis" en latín, tiene un origen que se remonta al antiguo calendario romano. Inicialmente, era el segundo mes del año en el calendario establecido por Rómulo, fundador y primer gobernante de Roma, calendario que constaba de solo diez meses. Luego fue el rey Numa Pompilio quien, alrededor del 700 a.C., añadió enero y febrero, convirtiendo a abril en el cuarto mes del año. Aunque el origen exacto del nombre, no está completamente claro, se cree también, que podría estar relacionado con la palabra latina "aperire", que significa "abrir", refiriéndose al florecimiento de las flores y la apertura de la primavera en el hemisferio norte.

Otra teoría sugiere que el nombre abril, podría derivar de "Aphrilis", en honor a la diosa griega Afrodita, la diosa del amor, para los griegos, conocida como Venus, en la mitología romana, que simboliza el amor y la fertilidad. Resaltando esta conexión de abril, como el mes dedicado al amor y la fertilidad, también se ha considerado, en algunas culturas como un mes de transición y renacimiento, marcando el inicio de la primavera, celebrando festividades relacionadas con la primavera y la fertilidad durante este mes, aprovechando la energía de renovación que trae consigo. En la astrología, abril está dominado por los signos de Aries y Tauro, que representan la iniciativa, la energía y la estabilidad.

Desde el punto de vista espiritual, abril es un mes asociado con la renovación y el crecimiento. Es un tiempo que marca el renacimiento, en el que la naturaleza despierta con el surgimiento primaveral. El significado espiritual de abril también se manifiesta en diversas tradiciones religiosas y culturales. Por ejemplo, en el cristianismo, abril suele coincidir con la celebración de la Semana Santa, y también de la Pascua, que simboliza la resurrección y la esperanza. Para muchas personas y culturas, este mes es un momento para reflexionar sobre la vida y considerar nuevos comienzos. Su origen y significado reflejan la conexión profunda entre los ciclos de la naturaleza y la vida.

El calendario romano primitivo, fue reformado por Julio César en el 46 a.C., entra en vigencia en el 45 a.C. Este calendario era lunisolar (un sistema que tomaba en cuenta las fases de la luna y del sol) y había perdido la sincronización con las estaciones naturales. Julio César, con la ayuda del astrónomo y filósofo Sosígenes de Alejandría, corrigen la imprecisión de este sistema y se crea un calendario más exacto, basado en el movimiento de la Tierra alrededor del Sol, siendo un sistema de orden temporal, predominante en Europa hasta el siglo XVI, cuando fue reemplazado gradualmente por el calendario gregoriano que estableció un año de 365 días con un día adicional cada cuatro años (años bisiestos). Esta reforma buscaba alinear el calendario con el ciclo solar y corregir las discrepancias del calendario anterior. En el sistema del calendario juliano, abril se mantuvo como el cuarto mes del año y finalmente, el calendario gregoriano que utilizamos hoy en día, que fue introducido por el Papa Gregorio XIII, en 1582, para corregir los errores del calendario juliano.

El mes de abril ha conservado su nombre y significado a lo largo de los siglos, simbolizando la renovación y el florecimiento de la naturaleza. Aunque varias figuras influyeron en la evolución del calendario, como Rómulo, Numa Pompilio, Julio César y el Papa Gregorio XIII, el mes de abril ha mantenido su lugar y nombre a lo largo de estas reformas.



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Reinaldo Chirinos

Licenciado en Educación Mención Desarrollo Cultural. Facilitador del INCES.

 reinaldoc06@gmail.com

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