¡Que se vayan todos!

El día que se apagó Venezuela

7 de marzo. Rumbo a mi casa, cientos, tal vez miles de personas caminan sin saber que su caminata parará en Plaza Venezuela, Chacaíto, Petare. El tren hacia los valles del Tuy no funciona. Quienes van hacia los lados de Las Adjuntas y Caricuao tampoco encontrarán como llegar a sus casas. Una mujer con un niño en cada mano tampoco podrá llevar su cansancio y su hambre a casa. Caracas está apagada. Las noticias comienzan a correr: no hay luz en Lara. Mérida está apagada. Los zulianos, a fuerza de costumbre, creen que es un apagón más. Moisés me dice que Barlovento está apagado.

Con la poca pila que me queda reviso a ver si hay alguna noticia. ¡18 estados del país se quedaron sin luz por la guerra eléctrica! Anuncia el Ministro General Electric. En tres horas será restituida porque según su épica, estamos preparados para derrotar al enemigo. No habla el señor ministro de la falta de mantenimiento del sistema desde hace más de tres décadas. Nada dice de las famosas turbinas compradas a Alemania en los tiempos de Alí Rodríguez Araque, que duermen el sueño de los justos porque no eran las apropiadas. Ninguna referencia a la vida felizmente soltera de Jesse Chacón fuera de nuestro país, en un exilio dorado donde seguramente no sufre 24 horas sin electricidad. Nada dicen de las denuncias mil veces formuladas por los trabajadores del sector advirtiendo que esto iba a ocurrir. Que el apagón por falta de mantenimiento y por la deserción de miles de profesionales era un hecho consumado. Es más fácil y más conveniente para el papel de víctimas continuar con la épica del ataque del imperio.

Mientras, la gente se va aglomerando para darse sensación de seguridad en una Caracas, una Venezuela oscura en la que ya tienen la certeza de que amanecerán porque son más de las 12 de la noche. No le les ocurre, dado que habían anunciado días antes que venía un sabotaje programado, tomar medidas, a pesar de que cacarean que el sistema eléctrico está custodiado por militares para evitar sabotajes con iguanas, monos y tiranosaurios rex entrenados para hacernos la vida cuadritos. No se le ocurrió a la Erika, a la Cestari, a la almiranta habilitar unidades de transporte en zonas críticas; mientras, el papá de Jacobo, el amiguito de Héctor mi vecino, lo busca desesperado porque no ha llegado a casa, No hay manera de avisarle que ante la emergencia no han podido decirle que está en buenas manos. Angélica lo cobija y consuela porque llora a mares.

En el ratico que vino la luz (porque ya se fue de nuevo), leo que Maduro nos felicita, me felicita, hoy 8 de Marzo, día internacional de la mujer, por la "dignidad con que resistimos los ataques del imperio". Ninguna admisión de responsabilidad por la situación caótica a han llevado a un país inmensamente rico. Me dice un amigo con el que juego a ver cuál será la excusa: un ataque de langostas con respaldo de un batallón de ratas que se llevaron los recursos financieros a otros destinos… No puedo evitar recordar de nuevo a las madres de quienes han cargado y siguen cargando kilovatios de nuestro país en los bolsillos para construir su vida soñada en otros destinos…. Coños de su madre.

¡QUE SE VAYAN TODOS!

NOTA: El tan anhelado paro general convocado por el autoproclamado, fue todo un éxito…adelantado pero exitoso, gracias a la gestión de General Electric Domínguez y compañía. Será que eso es parte de una negociación secreta que desconocemos?

(Ahora a esperar a que regrese la luz para enviar mis impresiones a la censurada pero guerrera Y terca APORREA)



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Ana Teresa Gómez F.


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