La libertad por la longitud de nuestras cadenas

"Desafiar al patriarcado actual es un acto de lealtad hacia las generaciones futuras, la vida, y hacia el propio planeta".

YNESTRA KING.

El capitalismo acabó con la opresión de Dios, pero, nos trajo la opresión del cálculo burgués, que nos exige más y más, desarrolla espectacularmente todas las potencialidades productivas, pero nos hace tener vidas consagradas al trabajo.

El capitalismo se apropia de los cuerpos de las trabajadoras y los trabajadores, de los cuerpos de las mujeres y del cuerpo de la tierra. Una vida buena es incompatible con el modelo capitalista porque convierte el trabajo, a la mujer y la tierra en mercancías. El capitalismo es enemigo de la vida. Aunque no haya una alternativa global a mano.

Ese "capitalismo popular" es capitalismo y no es popular, sino una trampa para fragmentar los intereses de la mayoría. Los beneficios particulares que otorgan, al igual que las rebajas de impuestos que se prometen en elecciones, nunca compensan el encarecimiento de la educación, de la sanidad, el copago de las medicinas, la subida del precio de la comida, del transporte, el aprendizaje de idiomas., etc.

La culpa de esto no la tiene el régimen socialista, como lo afirman los adversarios ideológicos, sino los errores en la dirección y en el gobierno del país. Sobre la falta de disciplina y de incentivos para el trabajo creador y eficaz. Dicho con otras palabras, es necesario dar un giro decisivo, tanto como en la conciencia del pueblo, en la psicología humana y en su actitud hacia el trabajo. Y este giro debe ser verdaderamente revolucionario.

En las relaciones internacionales imperará el caos si no se le reconoce a cada pueblo, a cada nación su derecho a la soberanía. Más no basta con recocer lo de modo filosófico, hay que actuar en consecuencia. Pero, a la par, no sentimos ningún deseo de dejar los destinos de la paz, de nuestro país, ni tampoco a merced de los que quieren imponer su voluntad al resto del mundo.

Los gobiernos de cambio no tendrán facilidades para hacer valer su programa transformador si no tienen una visión hegemónica alternativa y un proyecto de Estado y de patria diferentes. Para eso es clave contar con la ayuda de intelectuales y expertos en el aparato del Estado. Pero no se tiene que cometer el error de convertir las fuerzas de cambio en ejércitos de abogados y economistas, pues se pierde la condición de representantes y eso debilita el apoyo popular en las calles, lugar esencial de sostén del cambio, debido, precisamente, a la fuerza que otorga a la reacción la selectividad estratégica del Estado. Los gobiernos de cambio deben alimentar la protesta popular, aunque eso pueda generar problemas concretos en momentos concretos. De lo contrario, se volverá a repetir lo que se vio en Brasil: que Lula da Silva y Dilma Rousseff sacaron a casi cuarenta millones de personas de la pobreza, pero cuando llegó la destitución ilegal e ilegítima de Rousseff o la detención ilegal e ilegítima de Lula no había cuarenta millones de personas en la calle protestando contra ese golpe de Estado continuado.

"Esto es posible por la capacidad de construir comportamientos y normas particulares desde ese sesgo de clase, patriarcal y colonial que tienen los Estados Unidos".

—En tiempos del loco multimillonario Donald Trump, que maneja Twitter y el BOE norteamericano con ínfulas de emperador del mundo, la geopolítica se convierte en algo ajeno al común de los mortales.

¡La Lucha sigue!



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Manuel Taibo


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