¡Desperdicio de la Experiencia!

—Debemos asumir que en este momento de crisis, en el que todo está reubicándose debemos entender que vamos a vivir experimentando, cabalgando contradicciones, haciendo cierto el mandato de Simón Rodríguez de “inventamos o erramos”, pero, al mismo tiempo, siendo conscientes de la amenaza de que los errores de los ensayos sean usados por la reacción para tumbar cualquier experiencia de cambio.

“Venezuela comenzó a fregarse en todos los órdenes, pero particularmente en el espacial, desde el mismo momento en que las traiciones, ingratitudes y la tisis llevaron a la tumba prematuramente a El Libertador, acontecimiento triste y doloroso que aprovechó la oligarquía bogotana dirigida por el pérfido Santander para destruir a Colombia La Grande de la cual luego de la desintegración debió haber quedado tal como concurrió par a esa unión, como muy bien lo sentencio el Padre de la Patria: La división de estos dos países debe ser perfecta, pacifica, justa, declara que cada parte se reorganizará a su modo y tratará separadamente sobre los intereses comunes y relaciones mutuas…”

Desde el mismo momento de la separación, Venezuela pasó a ser una nación que siempre ha vivido bajo una presión externa sobre su territorio: bien de parte de potencias extracontinentales o de vecinos, quienes mal interpretando el concepto de espacio vital han sido ensanchando sus territorios a costa de Venezuela, a pesar de que no ha habido dudas, no hay dudas, ni deberían haber dudas sobre la legitimidad del territorio venezolano.

Cuando por los años de 1854 el Congreso Neogranadino mediante decretos y resoluciones alentaba a algunos pueblos a separarse de Venezuela integrarse a la Nueva Granada, y el general colombiano, expresidente de su país, Tomás Cipriano de Mosquera, propugnaba invasiones contra Venezuela.

La oligarquía colombiana, fiel a su irrefrenable vocación imperialista, proyectó teorías geopolíticas destinadas a fundamentar la renovada agresión que la mueve contra Venezuela. Pero no se detiene allí el belicismo que los corroe les ha hecho inundar la mente de las nuevas generaciones de aullidos expansionistas.

¿Es lícito permitir que Venezuela siga admitiendo impávidamente el rosario interminable de las reclamaciones colombogranadinas? ¡Claro que no!, y esto lo saben muy bien todos los políticos que han gobernado durante estos períodos llamados democráticos. Este es el reto patriótico y alerta a las nuevas generaciones, para lo cual es indispensable y urgente tener unas Fuerzas Armadas (FANB) dirigidas por oficiales idóneos, patriotas, nacionalistas, constitucionalistas, limpios de la contaminación partidista y que practiquen una disciplina conciente y un patriotismo bolivariano; sin ellos nuestra seguridad y defensa es un mito y no habrá garantía del respeto y cumplimiento fiel de la Constitución y las leyes.

Frente a estas verdades irrebatibles afirmamos que la aceptación por parte de Venezuela de las infundadas reclamaciones colombogranadinas arrojan un abanico de corolarios que marcan el comienzo de la decadencia institucional de nuestro Estado.

Citó a Don Mario Briceño Iragorry: “Debemos ver a Bolívar no como difunto, sino como el héroe que renace para el triunfo permanente y cuya apoteosis ahoga la misma voz de la muerte. Debemos tenerle cerca para escuchar sus admoniciones y enseñanzas y así medir nuestro deber de hoy en el campo de la dignidad humana”.

¡La Lucha sigue!


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Manuel Taibo


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