A propósito de ser ciego
El supuesto pacto que habrían acordado la cúpula del madurismo con otra cúpula opositora – quienes son críticos del otro grupo opositor que controla Juan Guaidó – encabezada por Timoteo Zambrano, dizque “disidente” de Un Nuevo Tiempo (UNT), el partido de Manuel Rosales, junto con Henri Falcón de Avanzada Progresista (AP), así como Claudio Fermín, está clara en todos sus espacios políticos, que resultan lo que pudiéramos definir como la práctica recíproca del felatorismo político y la sodomía política entre quienes usurpan el poder en Miraflores, y la autoproclamada “oposición” que nos llevará a la salvación de Venezuela.
En efecto, cuando el madurismo dice que “acepta” reincorporarse a la Asamblea Nacional (AN), es porque sabe que cuenta con los 52 diputadillos del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), que sumados a los dos del Partido Comunista de Venezuela (PCV) – aunque digan que ahora no apoyan a Maduro – y otro legislador de la llamada Vanguardia Bicentenaria Republicana (VBR) les daría un total de 55 diputados, sobre los cuales la sala electoral del Tribunal Supremo de “Justicia” (TSJ) tendría lista la elección de los tres diputados del estado Amazonas por los cuales la AN estaría en desacato y complementa los dos tercios del poder legislativo, que fue lo que hizo el madurismo de manera ilegal e ilegítima para evitar que la asamblea electa en 2015 pudiera haber realizado cambios en el resto de los poderes.
Por ello, si comprendemos que habría otra nueva “sentencia” del TSJ que dejaría ahora en “desacato” a los diputados que se encuentran en el exilio – esta vez con responsabilidades individuales - la cual dejaría en su texto de “jurisprudencia” que éstos hasta tanto no se presenten en sus curules para definir sus roles legislativos por ser actos “personalísimos” los suplentes de éstos no tendrían voz ni voto en sus actos, ni podrían ejercer dichas funciones, pues tendríamos que de 167 diputados que componen la AN, al madurismo les bastarían sus 52 panegíricos en dicho poder que sumados a los tres “aliados” (PCV-VBR) y los tres indígenas haría un subtotal de 58 votos, que aunados con los 18 diputados de UNT, harían el regreso triunfal de Timoteo Zambrano a este partido como el nuevo presidente de la AN, que totalizarían con ellos 76 votos - de allí el silencio de Manuel Rosales y sus miembros – y que también sumados con los dos diputados de AP, llegarían a 78 votos que serían suficientes – por lo explicado - para elegir una nueva “directiva” a la medida del madurismo, en donde UNT tendría la presidencia de la AN, mientras el partido de Henri Falcón, es decir AP se quedaría con la primera vicepresidencia, y por supuesto, el PSUV llegaría a la segunda vicepresidencia del renovado parlamento, desplazando la posibilidad de que Juan Guaidó repita con tal curul, y terminar siendo colocado tras las rejas.
En otras palabras, alertamos que ese es el plan de fondo que tiene el madurismo con una oposición que termina siendo más perversa que los ultra-radicales que existen en el mencionado grupo, porque éstos se autoerigen como los únicos que “dialogan” y llegan a supuestos “acuerdos” en representación de los venezolanos. Esto es la combinación de la bazofia y el azufre, en donde los la primera es emanada con las “firmas” de tal barbarie, y lo segundo con quienes se aromatizan de tal componente en todas sus estructuras biológicas.
Un “acuerdo” como éste es otro engaño al país. El madurismo desesperado quiere repetir el guion del 20 de mayo de 2018, no sólo para seguir hundiendo a Venezuela en la miseria, sino para alargar de manera seudo – jurídica su período “constitucional”, porque en el más largo de los casos, no podría evadir un revocatorio en 2022. El madurismo y parte de una oposición a su medida realizan un pacto entre Satanás y los demonios. Cuidado y terminan todos quemados en su propio infierno. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.