El expansionismo territorial, económico y político de los Estados
Unidos estuvo siempre signado por el dominio y sumisión de los pueblos. Sus
orígenes están en la apropiación de territorios de sus vecinos Canadá,
México, Alaska o allende los mares, Hawai y Filipinas. Según el símil,
creado por algún autor, el mapa de Estados Unidos semeja una mano con los
dedos cerrados, menos el índice, que forma la península de la Florida, y
pareciera decir señalando a Cuba y lo que está más allá, “eso es mío”. En
este empeño tiene más de cien años y hasta ahora sólo a medias ha
conseguido tomar a Puerto Rico, porque en el resto de la cuenca antillana
se ha encontrado con Guaicaipuros y Tupamaros; Emilianos y Pancho Villas;
Farabundos, Sandinos, Torrijos. Caamaños y Marulandas; y como emblema
sublime de esta lucha contra el dominio y sumisión, Fidel Castro, el Che
Guevara y el heroico pueblo cubano que durante más de cuarenta años ha
resistido el bloqueo y amenazas del Imperio.
Esta geopolítica de Estados Unidos en todo el mundo, de Filipinas a
Japón, de Corea a Vietnam, de Libia al Congo, de Somalia a Namibia, le ha
servido para cosechar la riqueza como botín de guerra y el odio de los
pueblos como drama cruento. En las páginas escritas por los mejores
autores y premios Nobel latinoamericanos, está presente el sentimiento de
rechazo al intervencionismo gringo, con la imposición de dictaduras y
satrapías que según el pensamiento profético de Bolívar, “...han llenado de
miseria la América en nombre de la libertad”, la misma que ahora le están
llevando a Irak y Afganistán y amenazan con imponerle a todo el Medio
Oriente petrolero y musulmán; la misma que le llevaron a Nicaragua y están
imponiéndole a Colombia con el aval de su oligarquía depredadora. Es el
mismo sentimiento que expresaran: Rubén Dario, “eres Estados Unidos/ eres
el futuro invasor”; Gabriela Mistral, “en América Latina lo que más nos
une, además de nuestro bello idioma, es el odio contra los Estados Unidos”;
Pablo Neruda, “Pero si armas tus huestes, Norte América/para destruir esa
frontera pura/... saldremos de las piedras y del aire para
morderte;/saldremos de la última ventana para volcarte fuego;/saldremos de
la ola... /del surco... /saldremos para negarte el pan y el agua;/saldremos
para quemarte en el infierno.”
El Imperio gringo, cual fiera acorralada por el empuje de los pueblos
sedientos de justicia social en todo el orbe, lanza zarpazos de furia que
enardecen de ira más y más a las muchedumbres altivas que marchan por los
bulevares. Con motivo del 11 de septiembre, Bush transformó la geopolítica
de dominio y sumisión al Imperio, en geopolítica de la venganza, en la
geopolítica de un Júpiter tunante...” parrandero y jugador.”
Tovar, abril
del 2003
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