¿Hay en el PSUV democracia interna?

¿Se desechan opiniones disidentes a priori? ¿Debe el presidente de la República ser presidente del partido de gobierno?


No existe la menor duda de que dentro de la dirigencia del PSUV, hay una marcada “autarquía ideológica” utilizando el uso de la palabra que indica taxativamente un procedimiento administrativo que trata de producir todo lo necesario por sí mismos para no depender de otros, porque en el Partido se imponen las ideas autoalimentadas, sin aceptar críticas e intervención extraña, por una oligarquía (poder de unos pocos) partidista que impone por jerarquía, antigüedad o trayectoria, sus criterios sin someterlos a discusión ni recibir nuevos conceptos y proyectos.

Según , la información de que dispongo, el grupo “Marea socialista”(hoy fuera de la organización) comenzó con una serie de importantes críticas a la administración nacional dentro del seno del partido, lo que a su juicio consideraban un manejo inadecuado de divisas que escapaban a paraísos fiscales e irregularidades en la administración interna, que para el grupo, acertados o no, había causado graves daños a la economía nacional y que habrían entregado un pliego con detalles a Diosdado Cabello, suscrito a nombre del grupo, por Ana Elisa Osorio, de incuestionable fidelidad a la causa chavista, como demostró con su valiente presencia en Miraflores durante las aciagas horas del Carmonazo y de total confianza del Presidente Chávez, iniciándose con estos actos importantes críticas a lo interno, incluyendo las observaciones del Ministro Giordani, que según propia declaración, luego de varios intentos de que se consideraran sus observaciones en una reunión para tratar el asunto, reunión que nunca se produjo, resolvió hacerlas públicas por lo cual fue “echado a un lado” por el Partido, habiendo sido igual que la ex ministra Osorio, de absoluta confianza de Hugo Chávez y creemos que merecían tanto el grupo como individualmente Giordani, cuando menos atención a sus planteamientos; comportamientos que a los ojos de quienes hemos demostrado sin pertenecer al PSUV una crítica afinidad con la Revolución, encontramos que tal conducta excluyente es inconveniente, para una sana actuación del Partido en la ardua tarea de establecer una democracia participativa, que se pregona como bandera de la Revolución y sí no puede haber participación de otros, sí no se les escucha y se hacen oídos sordos a sus observaciones, surgen dañinas desavenencias.

Una de las cosas que caracteriza a la democracia es el debate de las ideas, y este debate es uno de los grandes pilares que sustentan ese sistema de gobierno, ya que se convierte en el crisol de los planteamientos que despuntarán como lo más convenientes para el manejo adecuado de las circunstancias y esta característica es la base y soporte del sistema parlamentario, en el cual, de no llegarse a un conceso, se dirimirán las diferentes posiciones por votación, sistema que funciona aun en las monarquías parlamentarias de la actualidad, que a diferencia de las viejas monarquías con ”Cortes” (cuerpos colegiados de apoyo al monarca de consulta, discusión y opinión) para dilucidar diferencias y tomar decisiones, que al final resolvía el Rey acatando o no lo recomendado y sin importar de qué lado de la opinión estaba la mayoría de los miembros de la Corte, algo similar a lo que con alguna frecuencia demuestra la dirigencia PSUVista.

Entiendo que el Presidente de la Asamblea Constituyente insista en que lo que los trapos sucios, secretos partidistas o de Estado, no deban ventilarse fuera de la opinión pública, pero sí se está obligado dentro de un estado de democracia interna del partido, a tratar al menos en privado los asuntos que se le planteen, porque de otra forma se constituyen en una oligarquía sorda, que lleva a los miembros desatendidos en sus planteamientos a realizarlos públicamente, con el consecuente perjuicio para el Gobierno, el Partido y para el propio miembro indisciplinado, que seguramente como ya ha ocurrido será expulsado de la organización. Es notoria la sumisión a la cual los propios miembros del PSUV se auto someten y cómo se tragan importantes críticas necesarias a la organización con el fin de mejorar la actuación gubernamental; nadie dentro del Partido se atreve a emitir opinión, aunque las tienen y en muchos casos bien cimentadas, que contravenga alguna línea del partido, como la constante crítica a “soto voce” del descontrol de los precios al detal de los bienes de primera necesidad, como alimentos y medicinas, pero no se verá a ningún miembro del PSUV hacer una declaración pública a un medio escrito, o radiotelevisivo, porque sabe que si a un prominente miembro del chavismo, no sé si miembro del PSUV, pero defensor de la causa revolucionaria a ultranza como M.A. Pérez Pirela, lo defenestraron unas semanas después de que en un acto en el Panteón Nacional, el propio Presidente Maduro se desparramara en alabanzas al filósofo socialista, lo expulsaron de la “parrilla” de Venezolana de Televisión, por llamar la atención un tanto más contundentemente que de costumbre, luego de innumerables observaciones al respecto, en vista de que los precios de los alimentos estaban depauperando a las clases de pocos ingresos, sin que en el Gobierno de punta a punta, desde el Cogollo de Miraflores, al más humilde portero, parecieran no estar enterados de la grave situación, cuando ni por asomo, el Gobierno abordaba el tema con medidas contundentes a propósito, demostrando una manifiesta pasividad y en lugar de agradecer la advertencia apoyada en bien documentados videos para tomar decisiones, que contribuyeran a solucionar el problema, resolvieron liquidar al mensajero, en una visceral e injusta decisión, perdiendo para la Televisora del Estado un defensor de la revolución de altos kilates y merecido respeto en la comunidad.

Similar final tuvo el ácido y muy bien documentado presentador de opinión de VTV, Alberto Nolia por criticar con sólidos argumentos la Ley para el Control de Armas, la cual se basaba en una utópica idea de que los poseedores de tales adminículos procederían a entregarlos de motu propio, lo que no era probable como de hecho ocurrió (las entregas voluntarias resultaron exiguas frente al total en manos del público) y cuando se procede a destruir lotes de armas, éstas han sido incautadas en procedimiento policiales y no por entrega de buena fe, sin aviso y sin protesto de sus tenedores. Pero aceptando que la entrega voluntaria de armas hubiera sido exitosa, tal y como lo denunció el periodista Nolia en su programa por VTV, estas estregas nunca fueron de “malandros” a quienes debemos pensar iba especialmente dirigido el programa de desarme de la población, porque de ninguna manera se iban a despojar voluntariamente de sus “herramientas de trabajo”, y lejos de eso, se alegraron porque sí la entrega de las armas resultaba exitoso, “sus clientes”, sus víctimas, ahora estarían desarmados y le harían menos riesgosa su actividad delictiva y para abundar en su planteamiento denunciaba que en las cárceles, con población circunscripta a espacios muy limitados y con control cercano de vigilantes entrenados al efecto, el desarme de los privados de libertad había resultado infructuoso y los pranes junto a sus satélites, (luceros) disponían de ingentes cantidades de armas de fuego, teniendo en consideración que la guardia de reclusorios, por propia seguridad trataba de evitar esa irregularidad, (creo que la ministra Iris Varela por su propia acción ha mejorado la situación carcelaria respecto a la tenencia de armas de los privados de libertad) y como se desprende de tal realidad, las observaciones y críticas de Nolia eran justificadas y sin embargo fue castigado con la eliminación de su programa, comportamiento de la Presidencia del canal o de quien tomara la decisión, similar al de las avestruces de esconder la cabeza para no enterarse de la ingenua inoperabilidad que rodea la “Ley para el Desarme y Control de Armas y Municiones”

Debo tratar dentro de estos planteamientos críticos a la conducta del PSUV algo que para mí con muchas otras personas no tiene una explicación lógica y es el hecho de que el Ciudadano Presidente de la República sea a la vez Presidente del Partido de Gobierno. Es generalmente aceptado que el partido oficialista es un gran apoyo en el accionar político-administrativo del Primer Mandatario, con explicable solidaridad automática, pero también como contralor y ductor de procedimientos, que deben adoptarse en bien de la colectividad y como puente de dos vías, que lleva y trae información indispensable para corregir actuaciones que pudieran no ser convenientes a los intereses tanto nacionales como país, como del público en general; esta retro alimentación, que lleve a la Dirección del Partido a observar al Jefe del Ejecutivo correcciones y cambios que deben estudiarse y efectuarse, en condiciones igualitarias dentro de la organización partidista sin la presencia de la mirada inquisitiva y atemorizante de “jefe”, lo que permitiría a la Dirección Nacional exponer con autonomía las materias que requieran ser estudiadas y cambiadas y no que el Primer Mandatario en su condición de doble Presidente, Gobierno-Partido, mantenga un inconveniente control sobre las críticas y sugerencias que pudieran realizársele al Ejecutivo en beneficio de una buena administración, haciendo que este control, ausente en el actual Gobierno, por la absoluta libertad de acción de que disfruta el Presidente Maduro sin perrito que le ladre, no permite observar y corregir a tiempo errores políticos y administrativos, ya que la Oposición, que pudiera y debiera ejercer esa función, no tratará de que se corrijan, para que la Administración Maduro, mediante la persistencia en desaciertos, se vaya hundiendo en un mar de yerros, por falta información y atención a las indicaciones del resto del Directorio, que como mantiene contacto con las bases, pudieran presentar, ideas convenientes libremente tratadas, de no participar el Presidente como Jefe supremo de la Directiva en las discusiones y adopción de resoluciones dentro del local del partido y aun desde Miraflores y aunque tendría siempre la última palabra, su determinación final estaría grandemente influida por las opiniones de los directivos ,PSUVistas que tomaron libres de su autoritaria presencia, ponencias y sugerencias para su adopción o rechazo, no obstante lo cual, ejercerían peso para la decisión con un documento oficial del partido sobre su mesa, producto de una resolución colegiada

Durante la 4ª República los partidos que alcanzaron la Silla de Miraflores, “liberaron” a sus Presidentes de las obligaciones partidistas, medidas con doble propósito: por un lado efectivamente hacer del Presidente un personaje realmente “desvinculado” de las obligaciones partidistas y en consecuencia ejercer un gobierno independiente de la disciplina partidista y más abierto a la comunidad en general y ser un Presidente para todos los venezolanos. Por otro lado al perder su participación directa y personal en las actividades partidistas, disminuiría su poder de decisión y quedaba en manos del CEN en Acción Democrática y del Comité Nacional en el caso de Copei, al menos en teoría, el rumbo político administrativo de cada gestión, conforme al Programa de Gobierno presentado a la población por cada partido, oferta que debía cumplirse para conservar la credibilidad como organización política, aunque debo reconocer que este criterio teórico siempre estuvo lejos de alcanzarse, pero que sin lugar a dudas sería una buena práctica si la adoptara el PSUV y a mi juicio el Partido cada vez fortalecería más sus bases de sustentación por mayor eficiencia y soluciones vinculadas a las necesidades sentidas del pueblo y que sólo la Dirección PSUVista actuando con autonomía del Ejecutivo, podía poner sobre el escritorio del Primer Mandatario sin sentirse coaccionados, sus criterios, obras y políticas a llevar a cabo en las diferentes actividades que se presume deberá completar el conjunto de poderes encabezado por el Ejecutivo y se garantizaría, la reducción del siempre presente desgaste de los partidos en el ejercicio del poder.


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Edgar Valero Díaz

Ingeniero Agrónomo.

 edgarvalerodiaz@gmail.com

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