Aporrea, la experiencia de decir y debatir

Recuerdo como si fuera ayer, el momento en que irrumpió en las redes sociales nuestro medio de opinión aporrea.org. En ese momento, el 80% del círculo de opinión se desplazaba hacia el apoyo irrestricto a las políticas, propuestas, enfoques y programas de la revolución bolivariana. Fue, si se quiere, un bastión de apoyo al proceso chavista de innegable impacto en la sociedad venezolano del recién estrenado siglo veintiuno.

Han pasado ya 18 años, y es mucha el agua que ha corrido.

Algunos escritores aprovechamos este medio de comunicación para denunciar viejos atropellos e injusticias de la Cuarta República. Sin embargo, los hechos, las situaciones y las cambiantes condiciones socio-políticas del país, han demostrado que muchas de aquellas injusticias que tanto combatimos desde la adolescencia, principalmente desde el Diario Antorcha (en el que también escribían semanalmente Earle Herrera, Luis Britto García, Uslar Pietri, Ramón Escobar Salom, Teodoro Petkoff y un largo etcétera), hizo que aporrea,org abriera las puertas para la "disidencia", es decir, opinadores, analistas y críticos, que en aras de plantear un equilibrio entre las diversas perspectivas de análisis, expresaran contenidos a favor y en contra del proceso.

Como en todo medio de comunicación de masas, los argumentos subjetivos, los puntos de vistas personales, las creencias particulares y las visiones de contextos encontrados, ha podido inclinar la balanza, en algún momento y determinado por circunstancias muy puntuales, hacia un lado más que hacia otro.

Como suelo reenviar, vía whatsapp, el link de mis artículos, a por lo menos cien contactos, entre los cuales hay chavistas, opositores y nini; después que leen el texto, suelen recriminarme cosas, por ejemplo, que aporrea.org es el medio de los tira piedras contra el gobierno, y qué mal lo hago escribiendo en ese portal; que el artículo está muy bien pero que he debido ser mucho más radical, y decir "más verdades", y otras por el estilo.

Ciertamente, suelo plantear asuntos, que si bien no los tildaría de denuncias, al menos pretendo que sean "reveladores de verdades" inocultables. Y cuando ha sido relevante señalar acciones positivas, encomiables, justas y absolutamente legales dentro del accionar del Estado, lo he referido y lo haré siempre, puesto que resulta necesario y apremiante resaltar lo positivo de Venezuela, ocurra en la esfera que ocurra, porque estamos demasiados golpeados por la realidad nacional, el bloqueo internacional, las malas intenciones de esa oposición loca y entreguista, que no es precisamente una camada de joyitas, entre otros hechos foráneos, como la pandemia del Covid-19 y la caída espantosa de los precios del petróleo.

Un artículo en particular, que me tomé mucho tiempo en preparar, titulado "¿Quién asesina en las minas?", resultó de mucho interés entre ambientalistas y gente de Guayana que ha sido severamente afectada por la explotación irracional del mineral aurífero. Es sabido, notorio y comunicacional, que el crimen y la impunidad ante los peores delitos imaginables, incluyendo cortar cuerpos humanos vivos, de hombres y mujeres, con motosierra, de los cuales hay muchos videos en las redes sociales; valiéndose de menudo del tráfico de influencia con el poder político-militar para cometer estas fechorías, ha dejado profundas cicatrices en el ámbito guayanés y oriental venezolano.

A propósito de ese artículo, recibí varios correos electrónicos en el que me señalaban, con detalles, los "desmadres" cometidos en Tumeremo, municipio Sifontes, del estado Bolívar, por un teniente llamado Ernesto Solís León; y que denunciara a este militar por sus abusos y crímenes. Por supuesto, no lo hice, pero sí investigué un poco y pude ver en internet, que el mencionado teniente tenía abierta una acusación formal ante la Fiscalía 49 de Puerto Ordaz, entre otras cosas, por "amedrentamientos, desapariciones forzosas, violación de mujeres por parte de militares a su mando, ejecuciones extrajudiciales, robo y extorsión, entre otros delitos"; a pesar de que era el comandante del Batallón 512 del Fuerte Tarabay de Temeremo. Ante esto, los mineros pedían su enjuiciamiento por crímenes de lesa humanidad, concretamente, por las muertes de Gunter Aguinagalde, de 20 años, ocurrida el 26 de agosto de 2019; y la del esposo de la señora Andreina Arcia, ocurrida el 10 de mayo de 2019, entre otros crímenes.

Como es público y notorio, la noche del 6 de abril de 2020, este teniente Ernesto Solis León y su chofer, el sargento segundo Gustavo Manuel Flores, sufrieron un atentado en la calle principal del sector La Caratica de Tumeremo, cuando transitaban abordo de una Toyota Fourtuner, recibiendo más de sesenta impactos de bala, supuestamente emboscados por el Colectivo Las 3R o "Banda Triple R" (según informe del Cicpc, que aparte de cinco detenidos por este hecho, está tras la capturo de otros integrantes apodados el "Run" o "Pelón Natera", el "Talao", "Pata e toro", el "Pulpo", el "Chichito" y "El Mudo", entre otros).

A día siguiente de este asesinato, el Presidente Nicolás Maduro hizo una férrea defensa del perfil ético-moral del militar, y su impecable hoja de servicio, de quien dijo pertenecía a una promoción militar del año 2000 o 2002, y que desde su puesto de comando se enfrentaba a esta y otras bandas delictivas dedicadas al sicariato, hurto, robos y demás delitos. Al respecto, me quedó un mal sabor de boca, pues esa denuncia que antepusieron personas afectadas por este teniente ante la Fiscalía 49, y la versión que me transmitieron por mi correo electrónico, antes de ese crimen, desmienten la versión del Presidente Maduro. ¿A quién creerle?

Señalo este ejemplo, para aclarar a nuestros lectores que aporrea.org es una tribuna valiosa, imprescindible en Venezuela, para dar a conocer noticias, opiniones, críticas, denuncias y verdades que si se atienden en la medida en que lo requiere el país, puede contribuir a corregir y enmendar muchos de los males que nos afectan. Cosa aparte son esas posiciones radicales, y considero que fuera de tono, como la del articulista Vivas Santana, hoy preso por otros hechos que no nada tienen que ver con aporrea.org, porque sus puntos de vistas tiñen de menudo sus planteamientos de sentimientos tan negativos como el odio y el resentimiento.

De hecho, atendí en mi oficina de la Universidad de Oriente al profesor Vivas Santana, la vez que acudió a mí para que le asesorara una tesis de maestría sobre la literatura kariña de le Mesa de Guanipa. Le dije que ese tema era sumamente interesante, que revisara el diccionario kariña de los hermanos Monsonyi, los ensayos del poeta Gustavo Pereira y Luis Alberto Crespo, el trabajo de Marx de Civriex, las poesías de Carlos San Diego, Santos López, Néstor Rojas, José Canache La Rosa e incluso la mía, entre otros autores; donde conseguirá huellas relacionadas de esta cultura autóctona, pero nunca regresó a mi oficina por esa asesoría, e ignoro si llevó a término ese estudio. Después lo vi varias veces en las calles de La Asunción, sin saludarnos, y deje de leer sus escritos desde hace un par de años, porque me parecían muy poco éticos, debido al lenguaje utilizado dentro de su estilo directo y provocador. Sin embargo, él tiene sus seguidores y defensores, y eso es así.

En suma, llegue hasta el equipo de aporrea.org nuestro apoyo y felicitaciones para que persistan como medio de comunicación abierto, imparcial para la orientación política, y que así como algunos agentes de la oposición expresan sin censura sus criterios, los del bando contrario, hagan lo propio. De hecho, hay muchos articulistas que en apoyo al proceso expresan cuanto quieren, como es el caso de Adán Chávez, Elia Jaua o Dante Rivas, para citar sólo tres. De ahí que ese estigma de "tiras piedras", no es el que adviene a aporrea.org, en términos de justicia.

Quizás hay tantas piedras ya tiradas en el camino por quienes, de jure, ya no aguantan tantos errores del gobierno, tanta injusticia atribuible a funcionarios traidores del proceso que buscaron o buscan su lucro personal (incluyendo alcaldes, gobernadores, ministros, viceministros, legisladores, diputados, concejales, directores, gerentes, operadores, entre otros); y tanta incertidumbre institucional, que cuando esas piedras se juntan en un cuerpo de opinadores, escritores, analistas y críticos, como el que presenta la plantilla ordinaria y eventual de aporrea.org, día a día; las aguas se enturbian por causas propias, no del medio comunicacional cumpleañero.

Vayan, hermanos de aporrea.org, palabras de afecto y deseos de ponderación, de cordura, de equilibrio informativo y comunicacional, superando con la moral en alto, las adversidades y los golpes recibidos, incluidas las piedras que les lanzan de lado y lado, porque esa es la razón de su consecuencia y el estímulo de su constancia. Salud a todos y sigamos aporreando, donde haya que aporrear, aplaudir donde haya que aplaudir, celebrar donde haya que celebrar; pero eso, sí, siempre hay que crecer.



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José Pérez

Profesor Universitario. Investigador, poeta y narrador. Licenciado en Letras. Doctor en Filología Hispánica. Columnista de opinión y articulista de prensa desde 1983. Autor de los libros Cosmovisión del somari, Pájaro de mar por tiera, Como ojo de pez, En canto de Guanipa, Páginas de abordo, Fombona rugido de tigre, entre otros. Galardonado en 14 certámenes literarios.

 elpoetajotape@gmail.com

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