La Provincia de Margarita 1525-1819

La isla de Margarita, frente a las costas orientales del país, es una de las famosas del mar Caribe. Hoy conforma el Estado Nueva Esparta de la República Bolivariana de Venezolana. Pero su historia es una de las más conmovedoras en el contexto del país. Constituyó la primera provincia organizada, bajo el nombre de gobernación y capitanía general de Margarita.

El 14 de agosto de 1498, el almirante de la mar Océano escribe en su diario de abordo los nombres de las islas que salen al paso de su navegación. Su historiador y biógrafo, Bartolomé de Las Casas, recoge con cuidado: "Al salir de la boca, vido una isla al Norte, que estaría de la boca 26 leguas, púsole la isla de la Asunción; vido otra isla, y púsole la Concepción; a otras tres isletas juntas llamó los Testigos, y éstas se llaman hoy así; otra cabe ellas, Llamó el Romero; otras isletas pequeñas nombró las Guardias. Después llegó cerca de la isla Margarita y llamóla Margarita, y otra cerca della puso nombre el Martinet. Esta Margarita es una isla que tiene de luengo quince leguas y de ancho cinco o seis, y es muy verde y graciosa por de fuera, por de dentro es harto buena, por lo cual está poblada". Estuvo poblada la isla —verde, graciosa, harto buena— de indios guaiqueríes, agricultores y pescadores; se puebla de españoles, primero provenientes de Nueva Cádiz y luego, organizadamente, desde Santo Domingo.

El 18 de marzo de 1525 se firmó la capitulación por la cual se convirtió a la isla en una provincia, concedida en gobierno al oidor de la Audiencia de Santo Domingo, don Marcelo de Villalobos, uno de los hombres de pro, indiano desde 1511, en la primera capital política de los nuevos reinos. Ocurrió con esta gobernación un caso singular en todo el proceso histórico de las Indias, pues debido sin duda a la importancia y méritos del primer gobernador, se vinculó a su familia el ejercio del poder en Margarita durante todo el siglo XVI. Don Marcelo murió el 1526 sin pasado a su gobierno. La capitulación se confirmó el 14 de junio de 1527 en cabeza de su hija de seis años, Aldonza. Por eso ejerce la gobernación la madre doña Manrique de Villalobos, quien se convierte así en la primera mujer en ejercer magistratura en América. La isla de Margarita estuvo bajo el gobierno de doña Isabel desde 1527 hasta 1534. Pasó a jurisdicción de los alcaldes de Cubagua hasta 1339, cuando se entregó a doña Aldonza, ya mayor de edad, quien envió como su teniente de gobernador a Cristóbal Jiménez de Pineda. Este toma posesión en la isla el 30 de junio de 1542. Es así como una segunda gobernadora —Aldonza de Villalobos— gobierna a Margarita desde 1542 hasta su muerte en 1575. Había casada la gobernante doña Aldonza con Pedro Ortiz Sandoval, quien tuvo una hija, doña Marcela Manrique Villalobos, Doña Marcela fue casada a los catorce años con Juan Sarmiento Villandrando. Este estaba encargado de la gobernación el 1 de septiembre de 1561, día en que fue ahorcado por el tirano Lope de Aguirre, (El peregrino, el Príncipe de la Libertad) invasor de la isla en su pargo peregrinaje desde el Perú, alzado contra el rey. Al morir doña Aldonza, en Madrid, octubre de 1575, deja la gobernación margariteña a su nieto Juan Sarmiento Villandrando, hijo de Marcela, para lo cual tenía licencia especial. Como don Juan es menor de edad, se nombra interino en su lugar a su padrastro, Miguel Maza de Linaza. Este gobierno hasta la mayoría de edad del bisnieto de la primera gobernadora, quien cumplió veinticinco años reglamentarios en 1582. Ejercerá sus funciones como primer magistrado de la provincia entre el 1 de enero de 1583 y el 13 de noviembre de 1593, cuando murió en combate contra una nave corsaria inglesa, en defensa de la isla, su patria.

El vínculo de la familia Villalobos se mantuvo, pues, en la gobernación margariteña desde la creación de la provincia, en 1525, hasta la muerte del gobernador vitalicio don Juan Sarmiento de Villandrando, cuarta generación. Dos mujeres ejercieron el poder, como titulares, pero en la práctica fueron sus tenientes quienes estuvieron en la isla. Entre 1525 y 1593 se fundan los pueblos, se cultica la tierra, se fabrican los caminos, nace el pueblo que andando el tiempo será venezolano.

Cuando en noviembre de 1593 muere el último de los Villalobos, cesa el privilegio de la familia, único en su especie en los reinos de las Indias, que sepamos. Quedan en el gobierno, como era habitual, los alcaldes ordinarios de la ciudad capital, que era ya La Asunción, se llamaban Nicolás de Aguiar y Cristóbal Velázquez de Rojas. Al año siguiente, 1594, la Real Audiencia de Santo Domingo, en cuya jurisdicción política está la provincia, nombra un gobernador interino, Francisco Gutiérrez Flores. La Audiencia había protestado continuamente lo que consideraba una irregularidad y había intentado terminar con el privilegio real de los Villalobos. Ahora logra restablecer la normalidad, la gobernación margariteña regresa a la Corona, por lo que a partir del 23 de julio de 1594, comienza el nombramiento regular de gobernadores y capitanes generales en la forma establecida por las leyes y la costumbre, cada cinco años, con las excepciones propias de las circunstancias particulares. El primer nombramiento, en su fecha, recae en Pedro de Salazar. El 23 de julio de 1597 se nombra a Pedro Fajardo. En 1602, el titular es Fadrique Cáncer. El 21 de enero de 1609 tomó posesión Bernardo de Vargas Machuca, nombrado des el 3 de febrero de 1608, que gobernará, con gran acierto hasta el 14 de agosto de 1614; en su tiempo la ciudad de La Asunción se convirtió en una de las más prósperas y bien tenidas de los reinos. El 18 de junio de 1807 fue nombrado gobernador de Margarita el coronel Antonio Montaña, que era por entonces comandante de los Cuerpos Veteranos de Infantería y Milicias de Cumaná. Murió en su puesto el 27 de abril de 1808, por lo que le sustituye como interino el capitán Joaquín de Puelles, que gobernó hasta el 4 de mayo de 1810. Ese día se estableció una Junta Provincial, gracias a las gestiones del comisionado de la Junta de Caracas, don Manuel Plácido Maneiro y del capitán de Milicias de Blancos de la isla, capitán Juan Bautista Arismendi. Estos serán héroes de la Independencia. Ha terminado para Margarita su calidad de provincia española. Treinta y cuatro gobernadores titulares por la Coronas tuvo entre 1594 y 1810. El número treinta y cinco, capitán Remigio García Bobadilla, no llegó a tomar posesión, pues se lo impidió la revolución de la independencia, proclamada en Caracas para todas las Indias el 19 de abril de 1810, precisamente.

Margarita desempeña el más importante papel en el poblamiento del oriente venezolano, e incluso en el de las provincias occidentales, durante todo el siglo XVI: Cumaná, Guayana y Trinidad encuentran en la isla refuerzos en hombres expertos en el conocimiento de las tierras, duchos en la navegación y hábiles en el trato con los indígenas; Nuestra Señora de los Remedios, en el extremo occidental de la provincia de Caracas, se puebla con gente de Cubagua, que es la misma de Margarita; el primer mestizo con relieve histórico será un margariteño, Francisco de Fajardo, que contribuye a la penetración del valle de Caracas, hijo de español y de india, ambos conocidos, hijosdalgo, don Francisco y doña Isabel, princesa guaiquerí. La isla es un centro nervioso de primeras importancia en el mar Caribe y en las costas de Nueva Andalucía. No se afinca ese relieve de la isla sólo en la economía perlera, ni en la estrategia militar, de defensa en las llaves del Caribe; se trata, más bien, de un curioso fenómeno político y sociológico. El político, por la prestancia que se le ha dado como gobernación y capitanía general, en la jurisdicción de la Real Audiencia de Santo Domingo, primero (1525-1786), y en la de Caracas, después (1786-1810), provincia autónoma, en igualdad de condiciones a todas las demás, a pesar de su reducido territorio (Margarita tiene 1.091 km.2). El sociológico se fundamenta en el mestizaje, que allí florece desde el primer momento, con gran fuerza. Los guaiqueríes, indígenas de la isla, posible rama de los guaraúnos del delta del Orinoco, fueron un pueblo pacífico, sometido fácilmente a la convivencia con el poblador español, con el cual cruza de inmediato. Los negros, traídos como esclavos para la pesca de las perlas, forman parte del experimento sociológico, base de la identidad margariteña y venezolana toda.

Claro está que el poblamiento de Margarita se realiza en forma regular, con la fundación de ciudades y el establecimiento de agricultores y ganaderos. El hato, la finca ganadera de los llanos, comienza en la isla. Pero también la ciudad. La Villas del Espíritu Santo, primera capital de la gobernación, existe desde 1528, acrecida en 1533; estuvo situada en la costa, cerca de lo que es hoy Porlamar, Pueblo de la Mar, ciudad y puerto. Hacia 1564 se traslada al interior con el nombre de Santa Lucía, transformada en ciudad de La Asunción a partir del 27 de noviembre de 1600. Pero el título real sólo ratifica el derecho adquirido, pues el Cabildo y el Ayuntamiento estuvieron formados en Villa Rica y luego en La Asunción, al fusionarse aquélla con el pueblo de Santa Lucía para ser una solas ciudad en el sitio que todavía hoy tiene.

Para 1567 sólo existen en Margarita dos pueblos, el de Santa Lucía y el de Villas Rica. Ese año se funden en uno solo, La Asunción. Pero hay estancias en toda la isla. En 1538, el gobernador Sarmiento de Villandrando calcula la población en cuatrocientos vecinos, es decir, cabezas de familia. Al año siguiente otro informe oficial habla de quinientos portugueses y ciento cincuenta españoles con residencia fija. Los portugueses son vasallos de la Corona de Castilla en ese momento. Por eso pueden estar en Margarita y en cualquiera otra tierra española, sin tomar ya en cuenta el tratado de Tordesillas. Cuando llegue el año de 1758, la población margariteña será censada por el gobernador Río Castro, con estos resultados: La Asunción hay 438 vecinos, "cabezas de casa"; 368 niños "mayores de hasta catorce años"; 492 menores de trece; 460 criados libres; 272 esclavos; es decir, 2.030 personas, incluidos el gobernador y los dos curas,. Pedro Bezara y Mateo Requena; en Pampatar, el puerto principal, se cuentan 165 vecinos, 98 niños mayores de catorce años, 123 menores de trece, 96 criados libres y 76 esclavos; en el. "partido de Los Robles", 409 habitantes; en el Valle, cuatro pueblos con 2.102. Margarita está. divida en siete partidos o distritos, con 9.177 habitantes, entre los cuales se cuentan 1.889 indígenas. Finalizada el proceso del viejo mestizaje; hoy comienza uno nuevo, donde los indígenas son los margariteños antiguos y los "conquistadores" vienen de toda Venezuela, de España nuevamente, de Portugal también, de Italia, de América del Norte, y del ámbito caribeño, negros de Trinidad o de Martinica.

Nuevo censo se levantó en 1765 por el gobernador José de Mato; las milicias (el Ejército) están formadas por1.526 hombres de a pie y de a caballo, más 26 extranjeros y 467 guaiqueríes. El gobernador visitó su jurisdicción en un recorrido que duró desde el 1 al 17 de junio; las gobernación "se compone de siete partidos con sus respectivas iglesias, en que hay otros tantos pueblos de naturales guaiqueríes". Describe la ciudad capital, con su arroyo de agua permanente, pequeñas huertas de caña dulce, sementeras de maíz, ganado vacuno y cabrío: la iglesia parroquial con dos curas y un sacristán; la ermita de San Pedro Mártir; los dos conventos, uno de dominicos y el otro de franciscanos; 404 casas; seis compañías, dos de a caballo con 90 soldados, y cuatro de a pie con 272 hombres; hay siete extranjeros en La Asunción; y el ganado está también contado, 112 cabezas de vacuno y 552 de cabrío. Es la defensa del pueblo el castillo de Santa Rosa, con puente firme y levadizo, con cañones y cuerpo de guardia. Además, en el puerto, Pampatar, se levanta el castillo de San Carlos Borromeo, en torno al cual están 109 casas pobladas, con 105 soldados, cinco extranjeros y 84 guaiqueríes; se apacientan en el campo vecino 200 cabezas de ganado cabrío. La vida estaba en paz; los margariteños repetían en el Caribe un viejo esquema humano inventado por los griegos en el Mediterráneo. Todavía crecerá, sobre esos moldes, la población provincial: en 1773 se cuentan 2.035 vecinos, que con sus familias componen una población de 11.894 personas, criollos, mulatos y guaiqueríes, que subirán a 14.000 en 1801.

Margarita fue un buen centro de mestizaje. La población indígena se sometió fácilmente, sin guerra, al poblador español; y sabemos que el español no repugnó el cruzamiento, sobre todo porque el pueblo llano abundó en las expediciones y sobre manera en el proceso margariteño. El español católico del siglo XVI le tenía miedo al agua, pero no a las mujeres, de cualquier raza que fueran. Los negros llegaron pronto en el servicio doméstico y luego en el tráfico para el trabajo de las rancherías perleras. En 1569, el asentista García Riberos introdujo cincuenta; pero ya habían llegado otras partidas en los barcos negreros, tan abundantes en el tiempo; en 1582, Luis de Leiva obtiene licencia para traer doscientos cincuenta esclavos. Pedro de Beltranilla, quien anda por el río de la hacha en ese intercambio obligado por la pesca de las perlas, pidió en 1577 doscientas licencias de esclavos para sus canoas. El 20 de mayo de 1590, Pedro de Arce, en su probanza, cuenta cómo una tormenta ocurrida "por San Francisco" de 15898 destruyó las canoas perleras de cuarenta vecinos y la suya; solicita permiso para traer una que tiene en Sevilla a objeto de que los negros tengan trabajo. Unos mil esclavos vivían en la isla a fines del siglo XVI, base para el trabajo de las perlas, fundamento de la economía margariteña entre 1570 y 1620, época de gran florecimiento de La Asunción.

En 1661 se levanta un mapa, cuyo autor se llama Juan Betín, en el que aparecen los centros poblados: La Asunción, en primer término; Porlamar, en segundo lugar; Valle de San Juan, Valle de San Antonio, Nuestra Señora del Valle; además de la estancia de los dominicos, las trincheras en los caminos, algunos puertos naturales con sus pescadores, los hatos con morada. En torno a La Asunción, y siguiendo la línea de Porlamar, surgirán a fines del siglo XVII y a lo largo del XVIII, la Villa del Norte, Manzanillo, San Juan, Los Robles, y a la orilla del mar, El Tirano, Pampatar, Puerto Moreno, La Galera, Juan Griego, una iglesia, una plaza mayor, calles a cordel, sombra de aleros, puntos de referencia para la geografía humanizada de la antigua provincia de Margarita.

Ciudades, pueblos, caminos, fueron labrados en la gobernación del oidor dominicano Marcelo de Villalobos; fuertes, castillos y aljibes se levantaron para la defensa y el suministro de agua. Iglesias y conventos son el testimonio de que en ese rincón del Caribe se forjó un pueblo con cultura de sólidas raíces. Y entre los grandes hombres del pasado sobresale el recuerdo del gobernador Bernardo de Vargas Machuca (1609-1614), activo, progresista, buen gobernante. Amplió el acueducto hasta la plaza de Santo Domingo; construyó fuentes, levantó murallas; formó mercados; abrió caminos; reformó los pueblos y escribió libros: milicia indiana (1599), convertido en clásico; El libro de ejercicios a la jineta (1600), y una Defensa de las conquistas de las Indias, cuyo prólogo está firmado en Margarita el 10 de agosto de 1612, para responder a fray Bartolomé de Las Casas su terrible acusación de la Brevísima relación de la destrucción de las Indias. No fue, seguramente, para llenar ratos de ocio por lo que el gobernador y capitán general don Bernardo de Vargas Machuca se dedicó a escribir, Acaso en el corredor de la casa de su morada en La Asunción, hermosa ciudad, evocó sus días de Valladolid y se sintió solidario con las vocación de escritor.

¡La Lucha sigue!



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Manuel Taibo


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