El diario Panorama, que suele ser comedido y juicioso, destaca una noticia con un titular muy atractivo, como bullicioso, ¡vaya usted a saber! basado en una frase de Juan Pablo Guanipa, primer vicepresidente de la Asamblea Nacional (Guaidó), según la cual "en nuestro país se está planteando un nuevo pacto unitario".
Escuchar eso en Venezuela, en este momento es tan trascendente y entusiasta como cuando Rodrigo de Triana, de repente en aquella nave donde todos, hasta el almirante estaban de baja estima, decepcionados y perdida toda esperanza, gritó a todo pulmón ¡¡tierra!! ¡¡tierra!!
Que esa oposición hable de un nuevo pacto unitario hace suponer que entraron en profunda reflexión, volvieron adultos y algo de la realidad percibieron, como para encontrar puntos de entendimiento e hilvanar una política sensata que todo ciudadano, aunque con ellos no comulgue, desea que a eso arriben porque Venezuela toda saldría altamente favorecida. Pues un "pacto nuevo" en ese mundo significaría muchas cosas, como el arriar banderas de guerra, violencia toda, asumir la legalidad, prácticas democráticas y hasta rechazar aquellas políticas que suponen la entrega del país, si en verdad se impone lo sensato, unitario y el simple entender que para acordarse entre muchos hay que darle a cada quien, si no su parte, por lo menos algo de ella. Acordarse no es un tómalo o déjalo como la oposición extremista ha imaginado sino reconocerle a cada quien algo de razón y derecho. Un poco para cada quien.
Por eso pues, cuando leí el titular del diario zuliano, con avidez le entré a la noticia pero quedé decepcionado y hasta asombrado de ver como hay manchas que por mucho cloro o desmanchador del más fuerte que uno use no se quitan y personas que no se abren a nada e insisten creer que la realidad es como ellos la conciben y los demás, en lo que ellos llaman el "pacto unitario", no tienen más sino que, como cabras, entrar en el corral.
Lo primero que subrayé por el impacto que en mi produjo tan poca humildad y falta de sentido crítico fue esto, "Nosotros siempre hemos dicho que en el movimiento democrático las diferencias son válidas, pero cuando transcienden a la opinión pública con pisos de conflictividad hace mucho daño".
El mayor defecto de esa oposición, como en todo extremista, que suele imaginarse un mundo aparte, lo que ha demostrado en el curso de estos 20 años, es que no admite las diferencias y actúa imponiendo sus conceptos y prácticas a todo el mundo, en un tómalo o déjalo. Es lo contrario, para ella "las diferencias" no son válidas. Y por eso mete tanto la pata, no acepta lo que los demás digan, pese la realidad en nada se parezca a lo que cree. Por siempre la derrotan y cada día se exhibe más aislada. Por eso se ha dividido y debilitado por demás.
Para el declarante el malestar no está en el mal manejo de las diferencias y que una tendencia pretenda imponer la manera de hacer a los demás, su visión de país, valiéndose de los recursos y respaldos extraños que maneja, sino en que ellas trasciendan"a la opinión pública con pisos de conflictividad" y no sólo lo dijo, sino llegó a más al decir "ese es el caso actualmente".
Para Guanipa el malestar que aqueja a la oposición y la ha llevado al triste estado de hoy, es porque las diferencias hondas surgidas en su seno, salieron a la opinión pública. Entonces bastaría que cada quien se ponga un bozal y hasta unas tapa orejas, seguir como venían y todo saldría a pedir de boca, pues esta está cerrada a quienes no tienen derecho a usarla.
Para él, "Lograr el cambio político en Venezuela debe ser el primer objetivo" y, según el periodista, aclaró "quienes estén comprometidos en hacer comparsa con la dictadura, no cabrían en esta alianza".
Al definir lo que llama "el primer objetivo", da una fiel demostración que no cree en lo que dijo al principio acerca de cómo manejar las diferencias en el movimiento democrático, al sentenciar no con "el Mazo de Diosdado", sino con el rayo de Zeus, pues según él, no hay cabida para quienes por discrepar optaron por desplegar su política y han avanzado en conversaciones con el gobierno para el llamado a elecciones. Se contradice y da también una indudable demostración del sectarismo y mandonería que había venido siendo habitual entre los extremistas de los cuales es portavoz.
En esa demostración de su poca comprensión de lo que acontece, señala que "la tesis de la invasión está allí pero la veo poco probable. Cómo están también las tesis de la insurrección militar, la rebelión civil".
Su sutileza, afinación, son tales que esas formas ya derrotadas y desacreditadas, por lo menos en lo inmediato y causas de la división entre ellos, las ve "poco probables", pero para él siguen estando "allí". Lo que revela que, como ellas forman parte de lo que "impusieron democráticamente", hasta ahorita, siguen como Trump, su inspirador, teniéndolas sobre la mesa. Y esto ya es una revelación de lo poco que han cambiado y como la realidad les sigue siendo evasiva. Y esto queda demostrado cuando agrega "no podemos descartar la tesis de una negociación ejercida con mucha presión con miras a sacar a Maduro de la presidencia que usurpa".
Por lo anterior queda claro que, para él y quienes le siguen como con fundamento, dado el rayo enorme de luz que emite, todo acuerdo debe estar concentrado en "sacar a Maduro de la presidencia que usurpa" y no por elecciones que es lo legal sino "con mucha presión", que como de acuerdo a eso de "usurpa" le corresponde a Juan Guaidó. Y eso de "sacar con presión", sin duda como que tiene un dejo de violencia y además es en exceso parecido a lo que dicen los jerarcas gringos.
Pero donde Guanipa "saca lo tanto que lo destaca", es cuando afirma que "la oposición venezolana debe asumir una estrategia múltiple y lograr que cada una de esas tesis se vaya desarrollando y la que despunte sea asumida por todos".
Es decir, Guanipa le estaría ofreciendo a la oposición que de antemano no incluye a aquella que "le hace comparsa al gobierno", la que es lo mismo que quiere paz, salida electoral y que la solución al conflicto venga de la mano de los venezolanos, es seguir exactamente como venían haciendo. Que cada grupo despliegue su estrategia, forma de lucha, incluyendo las "opciones que están en la mesa", que ellas "se vayan desarrollando" y llegado el momento, todos opten por apoyar la que despunte. La que despunte entre ellos, sería la misma de antes, para la que hay apoyo internacional y de bastante real, la de "sacar al usurpador", "con mucha presión", o a como dé lugar."
No me atrevo a hacer ninguna evaluación dada la brillantez, originalidad, lo novedoso del planteamiento, pero rebuscando en mis recuerdos, eso me suena a una vaina pedestre, nada inteligente, que llaman oportunismo. Pero hay algo más, estaría llamando a un proceso unitario nada nuevo y muy poco coherente, donde cada quien concurra con lo suyo y haga lo que le parezca, tire palos a lo loco sin importar si se pegan ellos mismos y se vuelven a dividir. Aunque en verdad el llamado "nuevo pacto unitario" de Guanipa, no es más que un volver a empezar con lo mismo, pero sin quienes "le hacen comparsa al gobierno".
Es lo mismo que antes se venía haciendo, no hay nada nuevo y, como, "las diferencias son válidas", se debe, si no apoyar a Guaidó, Guanipa y López en lo de seguir queriendo tumbar al gobierno, las prácticas violentas y la ilegalidad absoluta, por lo menos hacerse el loco y tolerante y no que cada quien opte por coger por su lado y sobre todo hacia donde dicte la realidad y demanda la mayoría, porque eso sería convertirse en "comparsa del gobierno".
Guanipa estaría proponiendo al G-3, de hecho ya reducido y también dividido, pues antes era G-4, "un nuevo pacto unitario", con lo que estaría confirmando lo que uno sospecha que allá dentro continúa el deterioro y la única forma que encuentra, dada la poca claridad, es dejar que cada quien siga haciendo o que le da la gana y sin discutir para que las diferencias no salgan a la calle. Lo nuevo pareciera ser es que ya no hay G-4 sino G-3, una cosa más pequeña.
Por eso, el llamado de Guanipa al "nuevo pacto unitario", que saca de su interpretación de la actual realidad venezolana, como si estuviera anclado en el pasado y las cosas siguiesen de la misma manera, tiene la brillantez y originalidad de parecerse a lo mismo que venían haciendo. Se asombra uno por lo "novedoso", la claridad de Guanipa y como él cree que los demás son pendejos.
A la oposición de Guaidó nada la aclara, la afina, a menos que venga una orden de Trump, a través de Pompeo y Eliot Abrams.