En una de las alocuciones permanentes del Ciudadano Presidente Maduro, este le comentaba al Ministro Castro Soteldo, con una sonrisa nerviosa y burlona, que "tenía el pálpito de que el PSUV y sus aliados ganarían las elecciones parlamentarias el 6 de diciembre" del 2020; claro, pálpito le dice el presidente al presagio inapelable de la trampa electoral, en el marco de la autocracia.
Veamos, la justificación del "pálpito"; en primer lugar, los "adversarios" electorales del PSUV y sus aliados, unos son socios naturales del régimen, y los otros, tienen directivas designadas por el TSJ, quien, a su vez, designó al CNE.
El jefe del Plan República será el Vicepresidente de Soberanía Política del Ejecutivo Nacional, General en Jefe, Vladimir Padrino López; ante cualquier situación que lo amerite, estará listo el "poeta de la justicia", Tareck Williams Saab; solo se movilizaran un 10 o máximo 15% de ciudadanos, en el transporte del gobierno nacional, las gobernaciones y las alcaldías, con la poca gasolina que están reservando para el PSUV, sus aliados tradicionales y sus partidarios emergentes; por otra parte, quienes pudieron representar un peligro, tanto civiles como militares, están en el exilio, perseguidos algunos, otro bajo torturas y muchos quedaron en el camino.
Ahora para completar el talante democrático, fue eliminado el voto indígena directo, violando la CRBV, si alguien chista, allí está el TSJ, para realizar otra brillante interpretación, que encandile a quienes pudieran señalar al cofre de la ignorancia. Claro, los delegados indígenas ya son constituyentes, indignos hijos de Guaicaipuro.
¿Así, con un traje a la medida, quién no tiene un "pálpito"?
El acomodo interesado de las reglas del juego democrático, la judicialización del adversario para deslegitimarlo y desconocerlo, la restricción de libertades, el control social férreo de la población y de los medios de comunicación, profundizado en la gestión del Presidente Maduro, de forma progresiva, sistemática y continua; configuran el avance hasta ahora indetenible de una autocracia represiva y anti humanista, donde el primer mandatario nacional camina con la firmeza, con el apoyo de de indignos sectores de la FANB hacia ser la suprema Ley de la República.
Todo esto ocurre ante el silencio sepulcral de la izquierda democrática venezolana y latinoamericana, y de los sectores progresistas del país, ante el hundimiento de la V República, presa de la corrupción, la burocracia, la violación de los derechos humanos, la represión y la incapacidad tecno política y científica para construir las bases materiales de un proceso de transformación que siempre soñamos, y donde indiscutiblemente ha jugado un papel importante, el bloqueo económico y financiero por parte de los Estados Unidos, sin superar las desviaciones derecha que amenazan con destruir la sociedad venezolana.
