No te pongas triste, vas a votar

Una terrible coincidencia, el día del ingeniero un compañero y colega de esta área, al que conocía desde hace más de veinte años falleció. He perdido la cuenta, pero no los rostros, de las personas queridas y conocidas que han sucumbido a esta miserable peste que enferma física y mentalmente la "nación" mundial. No queda tiempo para la congoja para despedir a nuestros seres queridos, porque detrás, en esa lúgubre fila, ya está la partida de otra apreciada vida que se apagará casi de inmediato y que amontonará aun más nuestra tristeza.

A esta pandemia la han tratado de frenar el contagio de tantas maneras, como países contagiados hay en el mundo. Cada gobierno decide que hacer para proteger sus ciudadanos y está bien que cada forma de enfrentar la pandemia sea diferente, porque son disímiles los factores en cada lugar: localización geográfica y relieve que condiciona el clima y sus factores, como la temperatura, humedad. También, la cultura o el comportamiento social de cada pueblo, su capacidad sanitaria, en fin, son diferentes realidades. Pero, hay componentes que han incidido aun más que los factores naturales y sociales para disponer como actuar ante esta tragedia: la política y la economía. La política y la economía le han dicho a la humanidad, que tienes que esperar hasta que aparezca la vacuna y mientras tanto, debe seguir aportando su cuota de vidas, para que los gobiernos y las empresas sigan en lo suyo. Y adivinen ¿Quién manejará la distribución de las vacunas? Por supuesto, la política y la economía. Esa es nuestra realidad, como lo cantaba Ali Primera "Humanidad, humanidad, hay motivos de alegría pero de tristeza hay mucho más…" Y seguirán siendo mucho más.

Lo único cierto en todo esto es que no hay certidumbre de nada, hay tanto hermetismo informativo en el Kremlin, en la Casa Blanca, en Corea del Norte como aquí en nuestro país. En eso coinciden, en eso si están de acuerdo, en que mientras el pueblo menos conozca de la real situación, ¿se contagiará menos? No, la gente protestará menos y será más proclive a ser controlada emocionalmente. La pandemia está hecha a la medida de lo políticamente incorrecto, al control a través del miedo y la necesidad y ese control llega a extremos de que el pueblo agradece "las muestras de humanidad" que le son dadas de manera gradual, por la política y la economía.

Estamos en una pandemia electoral en diferentes latitudes del orbe, pero las elecciones de Estados Unidos y Venezuela tienen una connotación conocida y de la que estamos ligados de manera indisoluble, queramos o no. Pero, tanto al pueblo norteamericano como al venezolano, con su disparidad cultural, ideológica y socioeconómica, le han prometido que después de las elecciones lo que viene es un derroche de paz y prosperidad. Ya nos dieron permiso para que el distanciamiento social sea menos distanciado en la filas para votar, el voto nos dará inmunidad. Es decir, en nuestro particular caso nacional, ni el coronavirus, ni la escasez, ni la inseguridad, ni la hiperhiperhiperinflación, ni la improductividad, ni la corrupción, ni nada de las miserias que nos agobian, sobrevivirán a la vacuna que nos va a inocular los que controlan o vayan a controlar, la política y la economía post elección.

Mientras tanto, seguimos viendo como nuestra gente se va (o nos vamos, porque no somos inmunes) en el anonimato de los centros de salud donde ya no los aplauden ni los lloran al salir vivos o muertos y que tampoco son reflejados en las misteriosas estadísticas, que como parte sombrío dan diariamente en la tele. No hay tiempo ni para llorar, porque la muerte se ha hecho costumbre y la vida se ha hecho extraña.



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Carlos Contreras


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