La historia de Venezuela se ha desquiciada, más bien; ha de cambiar de goznes

—Una gran parte de la América del Sur, asomándose al Caribe, fue bautizada, por su especial fisonomía, como Tierra de Gracia. Pero ese nombre era el fruto de la ensoñación del descubridor. Para descubrir esa trayectoria que llegó a ser Venezuela de verdad —tierra y hombres a la vez— en el lento caminar de los tiempos.

La "patria arriba". Como una adivinanza, al definir a Venezuela con una esperanza, pues si contempla "un Estado multimillonario y un pueblo empobrecido"; la incorporación de los marginados como proyecto social habrá de producir el equilibrio económico.

Civilización se deriva de civil, y el leguaje encierra muy hondas enseñanzas. Su educación predominante, si es que no en el fondo exclusivamente militar, le hace un soberano poco apto para el estado de paz, que debe ser el estado normal de las sociedades cultas.

Es fundamento de las sociedades civilizadas que nadie tiene derecho a tomarse la justicia por su mano, y menos que otros cualesquiera aquellos a quienes se supone encargados de hacer cumplir, en última instancia, por la fuerza, los fallos de la llamada Justicia. El machete, o se saca para dar con él de filo, o se le tiene envainado: para lo que no debe nunca desenvainarse es para dar con él de plano.

De todos modos, es uno de los más tristes síntomas de la anarquía que parece estar devorando a Venezuela, de esta anarquía desde arriba —y desde muy arriba—a que parece ha venido a parar aquella revolución, también desde arriba, que, como no necesaria, proclamaba la burguesía.

Otras muchas falacias pueden citarse al respecto, y entre ellas lo de reservar la frase de "dio su vida por la patria" para aquel a quien se la arrebataron violentamente mientras sostenía, con las armas en la mano, el partido que el Gobierno de su patria le mandó sostener, como si no diera también su vida por la patria aquel que la consume día a día en servicio de su cultura y su prosperidad.

Es indudable que el patriotismo tiene dos raíces: una sentimental y otra intelectiva. Hay la patria sensitiva, la que podemos abarcar con la mirada y que no se extiende en su origen más allá de nuestro horizonte sensible, y hay la patria intelectiva o histórica, la que se nos enseña a querer en la escuela, con relatos más o menos verdaderos. Son los dos polos del complejo sentimiento patriótico. Y se observa un, fenómeno de polarización, "consistente en que van creciendo paralelos el sentimiento cosmopolita de humanidad y el apego a la pequeña región nativa. El regionalismo se acrecienta de par con el cosmopolitismo, a expensas del sentimiento patriótico nacional, mal forjado por la literatura erudita y la historia externa. A medida que se ensancha la gran Patria Humana, se reconcentra lo que aquí se llama patria chica o de campanario. Parece como que se busca en el apego al terruño natal un contrapeso a la difusión excesiva del sentimiento de solidaridad humana… Se concentra la intuición sensible de patria a medida que se abstrae el concepto de ella, lo cual quiere decir que no están en perfecta compenetración y armonía. Y no lo están, seguramente, por culpa de la presión coercitiva y bárbara que se ha empeñado en casarlas en la Historia según intereses de clases".

Hay que luchar, y luchar de veras, y buscar sobre la lucha, la solidaridad que a los combatientes une. Se entienden mucho mejor las personas y los pueblos, y están más cerca de llegar a un cordial acuerdo, cuando luchan leal y sinceramente entre sí. Y es indudable que harían un grandísimo servicio a la causa del progreso de Venezuela, a la de su producción, y se lo harían muy grande a sí mismos, si, tanto la oposición y el gobierno, mostrasen su oposición a todo lo que les repugne en el modo de ser de los otros y procurará cada una de esas castas imponer a las demás su concepción y su sentimiento de la vida.

—He aquí expresiones que se oyen a menudo, y que reflejan la quinta esencia del antipoliticismo. Masa informe se dice que es lo mejor de la nación; se exaltan las virtudes de esos desgraciados que vegetan y apenas dan señales de vida sino con estallidos de pasiones primitivas y salvajes. Sí, a todos nos debe importar de todo, y las luchas económicas son luchas políticas que a todos atañen. Un conflicto entre un patrono y sus obreros no es pleito privado, es un pleito público. Su solución repercute sobre la economía social toda.

¡La Lucha sigue!



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Manuel Taibo


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