Están a punto de cumplirse 50 años, medio siglo, de la portentosa
jornada que le dio puntilla a la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, antiguo
aliado de los adecos en el golpe contra Medina Angarita.
No estuve presente en Caracas ese día. Estábamos en México, toda la
familia, siguiendo de cerca los acontecimientos. En esa fecha tomamos el
consulado de Venezuela y empezamos a expedir pasaportes y visas de entrada,
que eran obligatorias hasta para los criollos.
Lo que recuerdo antes de salir al exilio era que los vecinos y
cualquiera que conociera nuestra condición de opositores a la dictadura nos
quitaban el saludo, aún a los niños, para no comprometerse.
El 23 de enero, que hoy pretenden celebrar como fecha propia los
niños bien de Primero Justicia, no tuvo nada que ver con la alta sociedad
civil que ellos representan. De hecho, no había un sector más cobarde,
conformista o abiertamente cómplice de la dictadura, que la sedicente "alta
sociedad", cuyos componentes le facilitaban al déspota la mano de obra para
su gabinete ministerial y para las celebraciones de la "Semana de la
Patria".
En los acontecimientos previos a la fecha participaron los
representantes de los partidos políticos en la clandestinidad, agrupados en
la Junta Patriótica que por esos días le tocó presidir a Fabricio Ojeda, de
URD. Participó el clero en la persona de Monseñor Árias, arzobispo de
Caracas, cuya pastoral había conmocionado a la ciudadanía en 1957. Los
estudiantes de la UCV tuvieron figuración destacada, igual que los militares
rebeldes, que comenzaron a alzarse colectivamente a partir de diciembre.
Pero, más que todos los demás, fue el pueblo de Caracas el que salió a la
calle, rodeó la Seguridad Nacional, liberó a los presos y obligó a fugarse a
los jerarcas del régimen.
Ese pueblo salió de La Charneca, el Guarataro y otros barrios donde
las clases acomodadas no se atrevían a entrar entonces, como aún ahora les
sucede.
Lo que recuerdo mejor fue el 23 de enero de 1959, en homenaje a
Fidel Castro y Wolfgang Larrazabal, cuando se produjo la manifestación más
gigantesca que se hubiera visto jamás en Venezuela.
augusther@cantv.net