Acoso al Cmdte. Bingo

El tema de los bingos siempre me ha producido curiosidad. En
Margarita, que, como se sabe, es una isla rodeada de bingos por todas
partes, las visitas a dichas instalaciones se conocen como ³binguear². Así
pues, no tiene nada de particular que una persona respetable, incapaz de
incurrir en promiscuidades libidinosas, salga preparada para echar un
bingazo ante la complacencia de su cónyuge, si es que este (o esta) no se
añade para hacerlo al alimón.

Desde el principio los bingos fueron algo así como casinos
disimulados. Valiéndose de la ley que aprobó la instalación de casinos en
hoteles de cinco estrellas y 200 habitaciones algunos diputados metieron de
contrabando el fulano juego de salón, sacándose el premio sin necesidad de
cartón. Eran tiempos cuando Ixora Rojas, Pastor Heydra y otros de la misma
estirpe (antes de ser ellos extirpados) tenían a los bingos agarrados por
las bolitas.

No solo Margarita sino las principales metrópolis de Venezuela
se poblaron de tales establecimientos, a cual más lujoso, exclusivo o bien
equipado. Los mal pensados, que nunca faltan, suponen que más de un alcalde
y otros funcionarios facultados para cobrar se forraron de billetes a medida
que la bola se corría por todo el país.

Si por mi fuera solo existirían casinos en hoteles de lujo, en
tanto que la proliferación de otras salas de juego se ha debido impedir a
toda costa. Lo cierto, sin embargo, es que al presente los bingos
constituyen un entretenimiento que atrae miles de jugadores, en especial
mujeres de clase media. Así pues, son un hecho cumplido, igual que las
³vende-paga² del 5 y 6, las galleras y otros centros de apuestas que pululan
por doquier, con permisos o sin ellos.

Por su parte el gobierno opera diversas loterías que afectan
directamente a los más pobres y dan pie para el juego de terminales,
igualmente perjudicial.

Ahora el Presidente Chávez piensa acabar con los bingos, lo
cual no estaría mal si hiciera lo propio con las loterías oficiales y otros
juegos de envite y azar.

A menos, claro está, que se trate de acosar a Carlos Ortega,
el Comandante Bingo, para que se entregue o se muera de fastidio.

augusther@cantv.net


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Augusto Hernández


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