A veces sospecho que esta revolución avanza demasiado rápido sin saber a cabalidad para dónde va.
El asunto de los cinco motores parece lógico si todos apuntan en la misma dirección; grave sería que cada uno empuje a contramarcha de los demás.
En cuanto a la reforma constitucional vuelvo a decir que Chávez guiará el proceso hacia el socialismo mientras desee ser nuestro líder. Para ello no requiere ser Presidente de la República de manera indefinida, ni la Constitución debe reformarse como un traje hecho a la medida de un personaje.
Bien lo dijo Bolívar en Angostura: “La continuación de la autoridad en un mismo individuo frecuentemente ha sido el término de los gobiernos democráticos. …. nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerle y él se acostumbra a mandarlo; de donde se origina la usurpación y la tiranía... nuestros ciudadanos deben temer con sobrada justicia que el mismo magistrado, que los ha mandado mucho tiempo, los mande perpetuamente.”
El Libertador emitió tales advertencias por razones aún válidas y no podemos desoírlas sin incurrir en una ligereza imperdonable. Apostaré al carácter desprendido del Presidente, su vocación democrática y la disposición para hacer lo que más convenga al país. Tampoco temo que se malinterpreten mis observaciones pues Hugo Chávez ha sido el primero en solicitar críticas constructivas. Para emplear sus palabras, las hago por amor (mas no por frenesí).
En Venezuela sobran leyes para evitar abusos o corregir inequidades. Lo que falta es que las apliquen, como ocurre a diario con la Ley Resorte y la de Telecomunicaciones. De paso no me explico cómo el ministro de Información alega su violación y CONATEL no hace nada al respecto. Es como si la policía pidiera que la defiendan de los hampones.
En cuanto a la división político territorial, Nueva Esparta, con menos habitantes que una parroquia caraqueña, tiene once alcaldías. Tampoco existen razones para que Amazonas no vuelva a ser Territorio Federal, deslastrándose de mañas edilicias que alteran las fórmulas autóctonas de los gobiernos tribales.
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