"Españoles y Canarios, contad con el desenmascaro, aun siendo indiferentes,
si no obráis activamente en obsequio de la verdad sobre el Fororo.
Venezolanos, contad con la razón, aun cuando estemos equivocados"
Sr. Fororo & Bolívar
Dijo el poeta cubano Carlos Valera:
"Una palabra no dice nada y al mismo tiempo lo esconde todo,
igual que el viento que esconde el agua, como las flores que esconden lodo.
Una verdad no dice nada y al mismo tiempo lo esconde todo,
como una hoguera que no se apaga, como una piedra que nace polvo"
La unidad léxica "Fororo", ignoro el motivo, no aparece registrada en el Diccionario de la Real Academia Española (DRAE), esta antiquísima sociedad de eruditos del idioma, que desde sus inicios en el siglo XVI no aceptaba entre sus asociados como académicos de "número" a los americanos, fijaba y definía con "pluma de hierro y tinta de pólvora remojada en sangre" que debía y no estar, que debía y no ser. Sin embargo el Diccionario de Autoridades - Tomo V (1737) registró soezmente: "Pinole s. m. Ciertos polvos que vienen de Indias, compuestos de vainillas y otras especies aromáticas..."
Nuestro ilustre maestro Andrés Bello les salió al paso, a las autoridades de la real academia en su momento, cuando escribió su texto: "Indicaciones sobre la conveniencia de simplificar i uniformar la ortografía en América" (1823). La tesis del maestro hondaba en abandonar la etimología y ver más la fonética, por aquello de Antonio de Nebrija: "tenemos que escribir como pronunciamos, y pronunciar como escribimos, porque en otra manera en vano fueron halladas las letras", y fue precisamente ese ilustrado español quien profetizando el desastre de la conquista dijo también en una carta a la reina Isabel la católica: "Después de que Su Alteza haya sometido a bárbaros pueblos y naciones de diversas lenguas, con la conquista vendrá la necesidad de aceptar las leyes que el conquistador impone a los conquistados, y entre ellos nuestro idioma…". Por cierto que fue un paisano suyo, el mismo Fray Bartolomé de las Casas quien años más tarde respondiera: "tan barbaros son estos hacia nosotros, como nosotros a ellos".
Es mi deber manifestar que no soy lingüista, etnólogo, lexicólogo, filólogo o parecido, soy un venezolano artesano, productor de harina de maíz cariaco tostado, que se pregunta a sí mismo; ¿Qué dice y qué verdad esconde la palabra Fororo?, voz fidedignamente venezolana, que viene de las raíces más profundas de nuestra cosmovisión originaria y que por esas triquiñuelas evolutivas del lenguaje, nuestras voces más autóctonas han sido afrentadas.
Los registros históricos revelan que en los cuatro viajes del Almirante Cristóbal Colón, después de salir de los puertos de tierra firme español, se hacia una parada casi obligada en las Canarias fuese para solventar algún daño en las embarcaciones, evitar alguna flota enemiga (moros), visitar algún "amorío oculto" y/o adquirir provisiones, entre las que hay documentadas el vino y el trigo.
El reino de Castilla estaba en larga conquista de las islas Canarias, cuando Colón emprende su primer viaje en 1492, aunque ya dominaba gran parte de las mismas, aborígenes guanches aun daban pelea por algunos territorios. De estos originarios, posibles descendientes de los bereberes, aprenderán los futuros canarios sobre el gofio, una harina de cebada tostada, que luego se haría de trigo (también de otros cereales) y cuando los europeos conocieron al Zea Mayz (Mahís) cereal "que sustenta la vida", en el "nuevo mundo de las Indias" (hoy América) fue entonces cuando, años después de adoptarlo a la fuerza y adaptarlo por necesidad, comenzaron hacer su gofio con maíz.
Las primeras tierras con la que la niña, la pinta, la santa María y sus navegantes se tropiezan fueron las islas del Caribe, ahí consiguieron el primer contacto aborigen con varias tribus, entre ellas los Taínos quienes entre la variedad gastronómica de la que gozaban tenían el "mahís", esta voz taína fue castellanizada por maíz y con ella los conquistadores dieron a conocer al "viejo mundo" de este alimento de la naturaleza, naturaleza divina para algunas poblaciones indígenas como los Mayas que en el Popol Vuh asumen: "somos del maíz".
Existe un dato, a mi parecer curioso e interesante, afirmado por el mismo Colón en su diario, sobre sus viajes: "…se nos daño el trigo…", aunque no especifica las condiciones del ¿cómo?, ahora la tecnología de los alimentos nos ha dado luces que al procesar un cereal mediante la técnica del tostado se logra absorber la humedad del mismo al punto de evitar que se generen bacterias, microorganismos que pueden causar entre otros el hongo y que se generen agentes dañinos para su consumo humano, esta técnica permite su conservación por largos periodos de tiempo, pero no hay registro alguno, al menos en sus documentos sobre trigo o cebada tostados y menos sobre el gofio, en su primer o segundo viaje.
Lo que sí parece cierto es que al regreso de Colón a España de su primer viaje con las buenas y malas nuevas, trajo consigo indígenas, animales exóticos, oro, perlas y maíz entre muchas otras, igualmente trajo la esperanza de la nueva ruta comercial y del paraíso perdido, despertando el hambre de conquista, de hecho, aquellas tres insipientes naves del primer viaje se transformarían en 17 barcos para el segundo viaje con más o menos unos 1500 tripulantes, bastantes si se compara con los 100 primeros idealistas. En estas naves ya no solo vendrían marineros aventureros y expresidiarios criminales, sino cuerdos letrados, afamados navegantes, inversionistas ambiciosos, jerarcas del ejército y la religión católica, armas, animales, enfermedades y molinillos.
Se dice saber que fue en el tercer viaje de Colón cuando llegan a Macuro, primera población conocida de tierra firme de las futuras América y Venezuela, llegó a una costa del actual estado Sucre, allí registra el Almirante en carta a los reyes que se consiguieron con "unas gentes de color más claro que las anteriores vistas", en este encuentro sucedió un altercado, seguramente motivado a una mala interpretación de ambos pueblos, se habían encontrado con el endemoniado pueblo de los Caribes, de los que dijeron luego comían hasta gente. Colón envió una comisión a tierra firme de cristianos para entrevistarse con la población indígena, él transcribe el relato de los comisionados al volver a la nao: "fueron recibidos con alimentos, frutas y bebidas", no dice con exactitud ni detalla específicamente el Almirante a lo que él llamó "como un vino, no de uvas…" pero si dice: "es una bebida clara y otra oscura… hecho de maíz", ¿Podría tratarse de "acúpe" ó de atol de Fororo? es posible, pero no sabemos, lo que si atestigua la historia es que no pudo ser de gofio, ya que los nativos no conocían aun ni la cebada ni el trigo.
Relata Gonzalo Fernández de Oviedo en el "Sumario de la Natural Historia de las Indias" (1526), haciendo una descripción del maíz: "en las islas comíanlo en grano tostado". Igualmente en los códices Mexicas, entre el que está el códice de Mendoza (1541) encargo de el primer virrey de España Don Mendoza Pacheco existe el registro del "Pinole" como alimento prehispánico y se pueden observar en los pictogramas al "metate" una piedra rectangular sobre la base de tres piedras y el "metlapilli" (metlapile) rodillo cilíndrico que se agarra con ambas manos, esto no era más que la técnica de molienda del maíz tostado para producir pinole. De los más antiguos escritos sobre español-náhuatl, se encuentra el "Vocabulario en lengua Castellana y Mexicana" hecho por Fray Alonzo de Molina (1555), franciscano español que llegó siendo niño a las tierras mexicanas y aprendió a hablar el náhuatl, idioma de indígenas pobladores de Mesoamérica, él tradujo la voz nativa "pinollí" (pinole) como maíz tostado y molido, que se consumían de forma directa o en agua. Conocido es que el conquistador transformo la voz aborigen "centli" en "maíz", como le habían conocido de los indígenas tainos. Además, el viajero florentino Galeotto Cey que estuvo 14 años en América, la mayoría de ellos vivió en Venezuela y entre los caquetios, fue testigo presencial, observador participante de lo que escribió, en su obra "Viaje y descripción de las Indias (1539-1553)" dice: "…poniéndonoslas a la bandolera con un poco de pan dentro o de maíz tostado…" y narra con lujo de detalles como observó varias veces a las mujeres indígenas ponerse de rodillas al suelo y colocar puños de maíz en piedra "cóncayos" y luego con otra piedra a dos manos molerlo, así hacían la masa para la Arepa, la Hallaca y el Fororo. Finalmente para una referencia visual del procesamiento culinario hecho por nuestras indígenas véase el dibujo que el mismo viajero milanés Girolamo Benzoni hiciera y publicara en "La historia del Mondo Nuovo." Venecia (1565).
Continuará…
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