Laureano chico la pusiste

Nada más leo el editorial Tal cual y la sombra me asombra como Laureano intenta muy “modestamente” comparar estos tiempos con los de la Dictadura de Gómez y peor aún compararse él con Job Pim y Leoncio Martínez a raíz de su artículo publicado en noviembre de 2005, en ese mismo diario, cuando intentó, escudado en el ”humor” hacer una apología del Presidente escribiéndole una carta a su hija.

Yo leí ese artículo y si fuera mi hija, lo mínimo que hubiera hecho, no ponerlo en el frente de la Ley pagar la multa, sino que pagaría para publicarle su artículo en otros periódicos para que vean los venezolanos como la locura y la falta de dignidad se ha apoderado de personajes públicos de la comedía venezolana, como Laureano Márquez, a quien creía inteligente pero que han perdido el sentido del humor y que en algún momento anterior fueron muy asertivos en la creación teatral, en la comedia en la televisión, pero que la sobreexposición a Globovisión, evidentemente, los ha hecho disociarse a tal extremo de generar semejante arrastrote de ideas dirigidas, no a una niña, sino a un público donde se expone la relación privada y personal de una niña con su padre.

No se trata de que los humoristas puedan utilizar el recurso de la sátira, la sorna o el recurso retórico de la burla se trata de que siendo comunicadores, artistas, “humoristas”, también son responsables de lo que dicen o escriben, las mamaderas de gallo propias del venezolano, se asumen, cuando son públicas y notorias, entendiendo y contextualizando las verdades y por supuesto respetando la dignidad humana. Burlarse de un niño, es burlarse de la inocencia y quien en su sano y conciente juicio se burla de la inocencia merece no una multa pagable sino el desprecio público que es peor que cualquier cosa, especialmente cuando se trata de un hombre del espectáculo.

Alguien decía que el mejor cómico es el que no se ríe, en este caso, la burla de Laureano a una niña, resulta algo muy serio como para reírse, sin embargo estamos en una democracia, aunque él lo niegue y le asiste todo el derecho que la ley pueda conferirle, puede incluso burlarse de la historia como lo hace en su editorial, pero también la política y la historia son cosas muy serias con las que se juega si te asiste la razón, de lo contrario nos puede juzgar seriamente, y no me refiero a un juez o un mandatario, sino a la gente común que admiró a este artista algún tiempo atrás, pero ahora, por lo menos yo, no le creo ni como comediante.

Permítanme recordar a un exacto humorista y no los comediantes de segunda que meten la pata creyendo que es la lengua en la tapara. Aníbal Nazoa decía “no hay nada en el mundo más terrible, más insoportable, que un sujeto fastidioso. Por la parte que me toca yo prefiero mil veces enfrentarme a un calumniador, a un agresor gratuito, a un asaltante y no a un fastidioso. Ante el asesino que se te viene encima con un puñal, el perro gigantesco que te muestra sus veinte mil dientes o el vendedor ambulante que te mete su mercancía por las narices, queda el recurso de echar a correr sin preocuparse por el qué dirán: ese abominable “Hombre de las Fiestas”, el fastidioso, es peor que todos ellos porque si te atrapa, te condena no a morir, sino a algo peor: al martirio de la resignación”.

No se como ubicar a Laureano pero a mi me resultaría un fastidio el drama que intentan montar con este caso, especialmente cuando para el domingo ya estaremos saturados de disfraces.

De cualquier manera, el manager de Laureano, sino lo había pensado, debe estar analizando la posibilidad de una relanzamiento artístico del comediante aprovechando la coyuntura de la cobertura mediática, con el agravante del riesgo de impopularidad o a lo mejor se les llena la sala, quien sabe, solo le recomendaría que el sketch lo haga sobre un adulto y sobre un niño.

aldemarobar@yahoo.es


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Aldemaro Barrios


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