Conocer el hecho, distinguirle de otros y distinguirlo con vida, rehaciéndolo en nuestra mente. Cada hecho es tal cual es y no otro como resultado de un proceso, de un hacerse, de una diferenciación; así es que conocerlo con conocimiento vivo es rehacerlo en nuestra mente, reproduciendo su proceso. La representación viva es un hecho rehecho.
En ocasiones, la vida se adelanta a los planes. Las modificaciones en el sistema electoral todavía están en su fase de desarrollo, pero en muchas organizaciones sociales y del Gobierno, en las empresas, en las colectividades, a los dirigentes ya se les elige por nuevos procedimientos. Así lo decidieron los trabajadores.
Al mismo tiempo la atmósfera de democracia arremete contra los dirigentes con afán de lucro, holgazanes, demagogos y burócratas, permite impulsar la lucha contra los fenómenos sociales peligrosos, tales como el alcoholismo, la drogadicción y la delincuencia. Democratización significa purificación moral de la sociedad, recuperación de la salud moral.
Cada época presenta sus requisitos, tiene sus dirigentes y necesita enfoques distintos. Quien es capaz de cambiar su manera de pensar y obrar, y de seguir esta vía nueva, dando un enfoque nuevo a la labor política, organizativa e ideológica, debe trabajar y gozar de apoyo por parte del pueblo. Quizá cada cual de manera distinta; uno lo adopta más pronto, otro lo pensará una vez más.
Si violamos los intereses individuales, nada resultará el pueblo saldrá perdiendo. El país nada adquirido si hiciéramos hincapié exclusivamente en aumentar los salarios; el país saldría perdiendo igual que el pueblo. Por esto hay que hallar un equilibrio de intereses y vemos esto en el nuevo mecanismo, en la democracia socialista, en primer lugar, en la transparencia y en la participación del pueblo en todos los procesos. A veces, todos debemos aprender el abecé de la democracia socialista. Ahora hemos sentido lo que ésta significa. Alguien se ha asustado y ha empezado a decir: ¿adónde nos llevan y cómo acabará esto? Quienes piensan así, olvidan lo principal que el pueblo siempre tiene sentido común. Necesitamos dirigentes inteligentes, que comprendan el valor del trabajo.
En África y Nuestramerica habían adquirido un nuevo modo de ver la vida. Estos países viejos, de pasado secular, parecían siempre un tanto declinantes, marchitos. ¿Será cuestión de clima? Y allí, además, no había leyes ni tasas… Claro que aquí podían saciarse a diario. Y aquí, claro está, se presenta la cuestión de cuál sea la tradición española, la verdadera tradición y de veras española; y sui mucho de lo que por tradición española pasa no es algo que se nos pegó o impuso en el siglo XVI y ha desfigurado y torcido nuestro verdadero carácter.
Y procuraremos ver, por último, sus esfuerzos por llegar a lo eterno de su conciencia, por armonizar su idealismo con su realismo sancho-pancino, esfuerzos que se revelan en el fruto más granado del espíritu, en su castiza y clásica mística.
¡La Lucha sigue!