Momentos cuando el fuego cruzado quiere consumir a la revolución venezolana y las criticas son como un tizón prendido por el revés de Barinas, la militancia revolucionaria debe respirar profundo y templar la piel para escuchar el trepitar de las llamas y en medio del calor ir analizando cada llamarada y aceptar lo que es verdad y rebatir con honor los trazos desteñidos de la post-verdad.
Sabemos lo peligroso y lo dañino que significa no haber logrado los objetivos de la victoria en Barinas, pero tampoco podemos prendernos fuego nosotros mismos, porque más allá de cualquier otra cosa y de las circunstancias mismas, estamos obligados a defender los grandes ideales del proyecto revolucionario, aún sabiendo que se han cometido errores. A lo largo de la historia política de los pueblos, en grado menor o en grado mayor, todas las revoluciones han cometido errores en algún momento, pero no por eso vamos nosotros también a lanzar piedras sobre el tejado para que el proyecto revolucionario se derrumbe y ruede hacia los abismos de los tiempos.
Debemos aprender a mirar nuestra revolución desde la visión de la dialéctica; es decir, en todo proceso se cometen errores, por ello es importante la herramienta del análisis, para no descalificar a nadie ni descalificarnos entre nosotros mismos, sino más bien para ayudar a profundizar y a rectificar donde haya que rectificar y no cuestionar por cuestionar.
Como ya lo dijo el camarada Mao Tsetung, "las contradicciones surgen de continuo y se resuelven también continuamente. He aquí la ley de la dialéctica del desarrollo de las cosas".
Precisamente, en estos últimos 22 años de revolución hemos cometido errores, hemos tenido nuestra propia experiencia, donde nos hemos tropezado con muchos obstáculos, dificultades, choques, luchas encarnizadas, traiciones, desviaciones, sanciones, bloqueos, ataques, saqueos, guarimbas, especulación y escasez. También tuvimos un período de bonanza económica, del despertar de la conciencia, de la inclusión y la participacíon del pueblo.
¿Habrá problemas en el futuro?
Sin duda, los habrá.
¿Se seguirán cometiendo errores en el futuro? Seguramente sí.
¿Seguiré yo cometiendo errores en algunos de mis escritos?
Por supuesto que si, y hasta en la larga travesía que me queda de vida.
Fijénse no más el mismo domingo 9 de enero, cuando escribí ya al final de la tarde que los vientos de la victoria soplaban en Barinas. Bueno, todo fue porque al momento que solicité información a unos cuatro camaradas que estaban en el sitio de los acontecimientos, me informaron que estabamos arrasando o Arreazeando".Y yo con la emoción del peregrino dije lo que dice, pero igual digo ahora: la voz y el pensamiento de Hugo Chávez se fueron ahora por las llanuras inmensas de la patria invitando a no desmayar en el propósito y el objetivo de defender los sueños y la libertad de la patria.
¿Hay qué seguir haciendo la Revolución?
Por supuesto, no sólo hay que seguir haciendo la Revolución, sino que hay que pasar a la otra etapa: la del gobierno eficiente, planificador, centrado en la resolución de los problemas y aplicando las leyes y la Constitución.
Se ha creado la Escuela de Gobierno del Táchira, como una herrramienta para transformar la política y consolidar la Revolución.
Vamos pues, ¡Es ahora o nunca!