Cuando oí al presidente hablando de una izquierda "cobarde", que al parecer es otra distinta a la "trasnochada", me acordé de aquella canción que con mucho éxito cantó Gualberto Ibarreto, en la que entre otras cosas se dice:
A cuerpo cobarde,
como se menea.
Yo cargo una pea
que Dios me la guarde.
Pero según la letra, lo de cobarde, ella, es una referencia a un cuerpo que se mueve por falta de equilibrio, ese que suele perderse cuando "el cuerpo" se excede en los tragos. Y es que, cuando la gente se acobarda, también tiembla, sin necesidad de estar rascado.
Pero también es verdad que, los venezolanos por lo menos, solemos asociar el "trasnocho" a los tragos, pues quien comienza a echarse palos en horas de la tarde o tempranas de la noche, suele perder noción del tiempo o el entusiasmo es tanto que el cuerpo aguanta hasta que todo se acaba, las fuerzas y el equilibrio. Y hay quienes sin estar trasnochados o asustados, suelen con facilidad perder la sindéresis y es muy malo "cuando los mochos se buscan para rascarse".
Entonces, eso de la canción de llamar cobarde a un cuerpo que se desequilibra, tiembla y hasta se dobla, por los efectos del alcohol, es un asunto digamos imaginativo o puramente poético, sólo porque se niega a seguir en la parranda.
Por eso, pese la aparente intención del presidente de diferenciar una izquierda "trasnochada" de una "cobarde, lo que en principio luce como juicioso, al usar un calificativo diferente para referirse a Boric y Castillo, presidentes respectivamente de Chile y Perú y de Gustavo Petro, candidato presidencial de Colombia y muy bien situado en las encuestas, a quienes calificó como de una izquierda "cobarde", "que basa su discurso en atacar el modelo bolivariano exitoso, victorioso, en atacar el legado rico, y en atacarme a mí como presidente", luce menos asertivo y, en consecuencia, los resultados más desastrosos y divisionistas. Si ellos lo vienen siendo, uno lo admite, no es nada inteligente contribuir en ahondar más las diferencias, pues a quien eso más conviene es al verdadero enemigo.
Pero dijo algo más Maduro de esa izquierda, como que "cobarde frente al imperialismo, frente a las oligarquías. Y entonces quieren ponerse un barniz para que las oligarquías los perdonen, y lo peor de todo es que no los van a perdonar, a ninguno".
La que Maduro ha llamado "trasnochada" en Venezuela, pese pudiera sugerir que lo está por andar de aquí allá echándose palos o cuentos, no sería la misma, la cobarde, porque aquella también tiene sus diferencias con esta.
Pues la "trasnochada", cuando enjuicia a Maduro no lo hace bajo el amparo o temor del imperialismo, ese que Maduro sugiere, creyendo es el único existente, sino por sus políticas que al imperialismo todo ningún rasguño hace, sino más bien carantoñas, por decir lo menos, como la ley Antibloqueo y la Zonas Económicas Especiales (ZEE), que ofrecen al capital externo sus oasis para que hagan lo que bien le parezca, da la imagen que no es su interés implementar políticas que aquél, sea de donde sea, no les gustan ni le convengan. Él quiere que le quiten el bloqueo, cosa que parece por demás sensata y necesaria y para eso ofrece sus garantías, sólo que el "imperialismo" que le sanciona, estando como están las cosas, quiere mucho más. Y eso pasa cuando el enemigo se valora vencedor y ve al otro derrotado y pidiendo cacao, por el cúmulo de errores cometidos y la excesiva verborrea. Por eso, ahora, a Biden se le ve apurado, sabiendo que las cosas andan más a su favor que antes, dadas sus influencias en el gobierno de Maduro y su entorno, pidiendo que se apresure el diálogo, como el boxeador que sabe a su contendor ya "tembleque" y en la esquina, en el descanso, da muestras de ansiedad para que suene la campana y se reinicie la pelea.
Es extraño como Maduro califica a esa "izquierda, la que representan Boric y Castillo, que apenas acaban de llegar al gobierno, como una "derrotada, fracasada". Pudiera tener razón en eso de "ponerse un barniz", y quizás también en eso de buscar el "perdón". Pero por lo que antes dijimos, relacionado con la Ley Antibloqueo y la de ZEE, es más y menos lo mismo, pese se siga con el mismo discurso "para que la galería crea".
Y es más, volvemos sobre el mismo asunto, ¿qué es el imperialismo? ¿Cuál es su lógica? ¿El imperialismo es un bloque, tiene una sola cara?
Pero por lo visto, el paisaje no sólo está pintado con izquierda "trasnochada", que no elude la lucha contra el imperialismo que es el capital internacional que intenta sujetarnos, uno con cadenas, grillos y hasta alambre de púas y otros, por ahora, con lazos de seda, como se hace con la novia y hasta sólo en los primeros días, y esta de ahora, la "cobarde".
Hay otra que, en el pasado, ha dicho sus cosas feas y ofensivas, como cuando Pepe Mujica llamó a Maduro "cabra loca". Ha mantenido conducta muy distante, discreta, ese fue el caso del expresidente uruguayo recién muerto, Tabaré Vásquez. La que calla y se distancia, más cuando se acerca un proceso electoral trascendente, representada por la izquierda brasileña, particularmente Lula. Y no podemos pasar por alto, es valedero hacerlo, aunque antes lo fue, esa "izquierda" peronista que representa Cristina Fernández, para no hablar del Fernández presidente argentino, a quien según mi parecer, no hay que quien se arriesgue a llamarle de izquierda y no digo esto porque ahora sea objeto de enormes protestas del pueblo por su acuerdo con el FMI, dado que aquí, el pueblo, sin necesidad de ese acuerdo, está peor que allá, mientras Maduro habla de un "modelo bolivariano exitoso, victorioso", pese uno, por lerdo todavía no se haya dado cuenta ¡Dios nos salve la parte de no haber sido así como él lo califica!
Aunque para ser justo, quizás lo "victorioso" a que hace alusión Maduro, es que ellos todavía siguen en el poder y si a ver vamos, siendo objetivos, sus razones no le faltan
Y salvo Cuba, donde el enfrentamiento y distancia con Estados Unidos tiene mucho que ver, como se pone de manifiesto cada vez que hay unas elecciones en este país, con la influencia que allí ejercen las viejas familias, sobre todo en el Estado de La Florida, que fueron expropiadas por el gobierno surgido a raíz de la derrota de Batista, que siguen reclamando sus propiedades y Nicaragua, donde se habla curiosamente de "dictadura", por los persistentes triunfos de Daniel Ortega, pero no de comunismo ni siquiera socialismo, pues en eso el presidente de ese país, es por demás discreto, nada soñador y quien sigue su discurso se percata que, no cae en ese infantilismo del socialismo, pero si por el espinoso asunto del canal que, con la anuencia del gobierno nacional, los chinos tienen planificado construir allí, concebido dentro de eso que llaman "la ruta de la seda".
El resto de los gobiernos de América Latina aparecen distanciados del de Venezuela o por lo menos hacen lo posible para que no se les vincule. Hay muchos que antes, en los tiempos de Chávez y las "vacas gordas", se excedían en elogios y deseos de acercarse, pero ahora, por lo menos, se exceden en lo discreto.
Es, desde nuestra perspectiva, la de un tipo que, como solíamos decir en Cumana`, "no cree en pajaritas preñadas" y menos sea pertinente "pedirle peras al olmo", no al horno, como dijo Manuel Rosales, el único presidente que algunos llaman de izquierda y en efecto suele dar manifestaciones de eso, pero sabe bien dónde está parado, que se maneja con sensatez y equilibrio, cuando su discurso revisa a América Latina y pasa por Venezuela, es Manuel López Obrador, quien incluso se ha atrevido a proponer reactivar el CELAC y demandar enérgicamente contra la injerencia. Y en sus relaciones con Estados Unidos, su vecino, suele dejar sentado su actitud nacionalista y hasta integracionista de América Latina sin darle licencias al lenguaje infantil y escandaloso.
Es cierto, como dijimos en artículo anterior, Boric, Castillo y Petro se exceden en su distanciamiento, no les basta el silencio sino que se vuelven agresivos y repetidores del discurso de la Casa Blanca y de la ultraderecha venezolana. Esto lo dijimos antes en nuestro trabajo titulado "Gustavo Petro, ¡por favor amigo!, "jala pero no te guindes". ¡Mirando ahí mismito!", el cual puede leerse siguiendo este enlace:
https://www.aporrea.org/ideologia/a309708.html.
Pero antes de dejar que nuestra rabia se desborde y esa manía ancestral de adjetivar sin medir las consecuencias, para "dárnosla de mejor que nadie", hay que ponerse en la piel del otro. Boric tiene detrás la historia de Allende, un respaldo que no es equivalente al que tuvo Chávez o tiene ahora Ortega. Lo mismo puede decirse de Castillo. Con el agregado que ambos, gobiernan en países donde el cuerpo armado del Estado es un instrumento cuyas manijas están en el Departamento de Estado. En Chile por ejemplo, los carabineros vienen reprimiendo al movimiento popular desde siempre a sus anchas, hasta en los tiempos de Allende lo hacían.
Y dejamos a Colombia de último para no decir nada, pues nada puede uno decir que la gente no sepa, empezando por el contubernio del gigantesco negocio de la droga y las 11 bases militares de EEUU allí instaladas.
Entonces, de lo que se trata, y en eso está la inteligencia, discreción y humildad de López Obrador, que lo exhiben como el líder más importante de América Latina hoy, rol que pudiera compartir mañana con Lula, es ser lo suficientemente tolerante, juicioso, discreto para hallar los puntos en los cuales los pueblos y los gobiernos de nuestro continente pudieran encontrarse para luchar contra el imperialismo y, dejar a un lado, ese afán de adjetivar feamente, a todo aquel que discrepe o de quien "conviene" por los momentos para aparecer distanciado.
Lo inteligente, en lugar de hablar de manera contingente, lo prudente es ejercer la diplomacia y buscar puntos mínimos de entendimiento, lo que pudiera empezar por no agredirse.