El conflicto político mundial y las jugadas de las fuerzas en pugna, requieren cada vez más el uso de armas poderosamente sofisticadas, como los misiles hipersónicos que alcanzan sus blancos a miles de kilómetros, y pueden portar ojivas nucleares capaces de evadir los sistemas defensivos, igualmente, se valen de los drones invisibles a los radares.
Las ofensivas estratégicas implementadas por una y otra potencia de Oriente y Occidente, para imponer su predominio y debilitarse mutuamente, a fin de fortalecer su influencia en el mundo, se ha convertido en un peligroso movimiento de piezas y reacomodos en el mapa geopolítico.
Se está desarrollando vertiginosamente, una guerra silenciosa por el posicionamiento de los diferentes polos mundiales en la carrera hacia el cosmos, y esto se inscribe en la controversial lucha por la supremacía. Recordemos que durante la llamada "guerra fría" después de la Segunda Guerra Mundial, comenzó la era de la conquista del espacio entre los dos bloques opuestos ideológicamente, como son Rusia y los Estados Unidos. En aquel momento Rusia toma la ventaja poniendo en órbita el satélite artificial, Sputnik I, en el año de 1957. La competencia por controlar la exploración sideral existe desde ese momento y luego con el lanzamiento al espacio del astronauta Yuri Gagarin, Rusia se convierte en la primera nación del mundo que inaugura un viaje tripulado a la órbita terrestre en 1961.
La connotación que adquiere en la actualidad la lucha por la conquista del espacio, supera la época de la "guerra fría" por el avance indetenible de la tecnología digital. La dimensión digital es de orden prioritario en la dinámica existencial de las grandes potencias.
La seguridad de estas sociedades está profundamente supeditada al eficiente control de este recurso. Tanto por él área defensiva como ofensiva. El poder cibernético tiene un carácter determinante.
Solo nombremos algunas actividades que pueden hacer uso de esta estrategia:
Espionaje político, militar o de cualquier índole; el sabotaje y cualquier otra acción implementada a través de este poder, y que tenga como propósito, debilitar al adversario.
Otros aspectos que vale la pena considerar son la gran modernización de las comunicaciones, y la mayor certeza producida por el desarrollo científico, que permite saber de los fenómenos cósmicos, distancias en el universo, conocimiento de las condiciones internas del satélite lunar, de Marte y los descubrimientos de nuevos planetas y galaxias.
Los programas de viajes a la luna retornan al escenario del planeta y marchan a paso acelerado junto a la instalación de telescopios de alta resolución como el James Webb.
En el mes de agosto, la NASA (de los Estados Unidos) lanzará el segundo viaje tripulado a la luna, después de haberlo hecho en 1969, hace 53 años cuando Neil Arstrong deja la primera huella de un ser humano en el único satélite de la tierra.
China está en proceso de materializar su proyecto de instalar estaciones en la luna y cuenta con un telescopio espacial de alto poder y Rusia anda en las mismas ideas. Esta vez, el oso ruso, comenzará instalando en Venezuela, mediante su agencia espacial ROSCOSMOS, una estación de medición de su sistema de navegación por satélite GLONASS, análogo al sistema GPS estadounidense, al Galileo europeo y BeiDou chino.
Es la guerra silenciosa, pero una guerra en la que se utiliza mucha energía, se genera mucho calor. Es otra fase en la guerra del poder, un plan para influenciar y expandirse con más fuerza en la tierra.
Como dijera Oscar Yanes:
¡ Así son las cosas !