El viernes, 16 de mayo, un nuevo sujeto de liberación latinoamericano nació en la Capilla del Hombre, en Quito, Ecuador. Representantes de nueve países latinoamericanos y cuatro europeos, dieron a conocer el 'Manifiesto Constitutivo' de la Unión Latinoamericana por la Democracia Participativa (ULDP).
La llama eterna de esta Capilla de la dignidad, que es el legado del sobresaliente escultor y pintor ecuatoriano, Oswaldo Guayasamín, ha sido presenciada por muchas personalidades. Fidel Castro y Oswaldo Guayasamín prendieron la llama para que iniciara su viaje hacia el infinito.
El presidente venezolano Hugo Chávez se encantó con esta obra sublime de la creatividad latinoamericana y este viernes en la mañana, una de las vicepresidentas del Fondo Monetario Internacional (FMI), Ann Krueger, hizo acto de presencia en la Capilla, profanando un crisol de la latinoamericanidad que su autor había dedicado a la liberación de 'este pequeño genero humano' (Simón Bolívar), que el imperio de Krueger ha venido maltratando desde hace doscientos años.
La veedora del capital financiero internacional vino a refrendar la política de estrangulamiento neoliberal que ha llevado el Ecuador a la destrucción total de su economía y que motivó el levantamiento indígena-popular y militar-patriótico del 21 de enero del año 2001. Este levantamiento, que logró derrocar al presidente neoliberal Yamil Mahuad en su momento, generó la presidencia del coronel Lucio Gutiérrez, quien, hoy día, sigue por los senderos de Mahuad.
Ha comprometido el petróleo ecuatoriano ante el gobierno neofascista de George Bush y los ejecutivos de Wall Street; ha congelado los salarios de los trabajadores; ha ofrecido, como lo hizo Carlos Saúl Menem en su tiempo, relaciones carnales con el imperio; ha utilizado el poco dinero público disponible para pagar a los banqueros internos e internacionales, dejando de pagar a los empleados públicos del magisterio y de sectores de la salud; nombró a un general torturador Comandante de la Policía Nacional; recibió una delegación del sindicato petrolero, sólo para decirles que no dará marcha atrás en la privatización del petróleo.
El futuro de este gobierno deslucido, plagado de nepotismo, desorientación y entreguismo neocolonial, no es difícil de pronosticar: siembra vientos y cosechará tempestades: terminará como Yamil Mahuad, sacado del Palacio de Carondelet por una insurrección popular y esto, seguramente, más temprano que tarde.
Sin embargo, el problema de Ecuador es el problema de Argentina, de Bolivia y de la gran mayoría de los países latinoamericanos: que han demostrado tener la fuerza heroica para derrocar a un gobierno neoliberal, pero que han sido incapaces de aprovechar los frutos de la victoria.
Lo conquistado en la calle se ha perdido en los procedimientos superestructurales, particularmente las elecciones, por la ausencia de un proyecto nacional-regional viable, en torno a lo cual se podría constituir una vanguardia y un movimiento de masas de liberación nacional y emancipación social.
Para romper el circulo vicioso de triunfo callejero y derrota superestructural, hace falta un proyecto estratégico de recuperación de la nación, cuya ausencia no puede ser superada con las improvisaciones y las quimeras del desarrollo a nivel nacional, que es la receta prescrita por los partidos políticos de todo color.
Esta programática del futuro, como elemento esencial de la política popular de transformación, no ha existido en los países latinoamericanos, con la excepción de Cuba, en las últimas décadas; para ser más preciso, no ha existido hasta esa noche del viernes en la Capilla del Hombre, cuando Nora Cortinias, una de las representantes más destacadas de la Línea fundadora de las Madres de la Plaza de Mayo, dio a conocer el 'Manifiesto Constitutivo' de la Unión Latinoamericana por la Democracia Participativa.
Ante delegados de Argentina, Brasil, Colombia, Cuba, Ecuador, El Salvador, México, Perú, Venezuela, España, Italia, Escocia y Alemania, el Manifiesto convocó a todas las mujeres y hombres de la Patria Grande a unirse en este Nuevo Proyecto Histórico para una sociedad postcapitalista, que está basado en el ejercicio pleno de la democracia participativa y en la soberanía e identidad nacionales.
La iniciativa de crear la Unión Latinoamericana por la Democracia Participativa, nació del Seminario Internacional 'El Nuevo Proyecto Histórico', que sesionó en el Teatro de la Universidad Central del Ecuador, del 14 al 16 de mayo, explicó la prestigiada luchadora social argentina y definió el objetivo de este nuevo movimiento, como la lucha por la Segunda y definitiva independencia de Nuestra América; asimismo, para aunar fuerzas a fin de derrotar el proyecto de dominación mundial que pretende imponer el gobierno de Estados Unidos.
El Nuevo Proyecto Histórico surge ante la incapacidad manifiesta de la democracia burguesa y su economía de mercado para resolver los grandes problemas económicos, ecológicos, políticos, éticos y culturales de la humanidad y, en momentos, en que nuestros pueblos sienten la necesidad y urgencia de crear el Bloque Regional de Poder, la Patria Grande, por la cual lucharon todos nuestros gloriosos próceres.
Convencidos de que todo programa de liberación nacional y de transformación social en beneficio de las mayorías, demanda hoy día la integración inmediata en el naciente Bloque Regional de Poder, cuyo centro es el MERCOSUR, nos comprometemos a luchar en nuestros países para que las ideas y objetivos de este nuevo sujeto mundial de emancipación pronto sean realidad.
La Unión Latinoamericana por la Democracia Participativa, que nace iluminada por la se integra a la inmemorial lucha de los hombres y mujeres por vivir en una sociedad sin guerras, hambre y represión.
Vamos hacia la justicia social y la verdadera democracia.
Vamos hacia la aurora de la nueva civilización.
Vamos hacia la victoria final.