Por lo general se nos engaña cuando se afirma que somos dueño de nuestro destino, que somos responsables de nuestro futuro. Cuánta falsedad hay en tales aseveraciones.
Son los medios de comunicación los que imponen lo que debemos comer, la ropa que debemos usar por eso de los dictados de la moda, la música que debe escuchar, las noticias que mal informa sobre lo que ocurre en el mundo. Además, son los políticos, los militares y los empresarios los que deciden sobre el tiempo de vida de miles de personas del planeta, son ellos quienes están detrás del negocio de la guerra. Sin dejar de lado que son aquellos los mismos que ponen en riesgo la salud de millones de personas, consecuencia de la fabricación de virus usados en las guerra bacteriológicas. Sumado a lo anterior cabe resaltar el negocio de los laboratorios, estos son responsables de crear vectores capaces de generar pandemias a nivel planetario, para luego vender las vacunas a los diferentes gobiernos y a la OMS. Buenos negocios para pocos y sombrío destino para muchos quienes no pueden hacer nada.
Actualmente miles de millones de personas del planeta permanecen impasibles ante los aciagos momentos que estamos viviendo. Qué puede hacer un humano ante los avances de la tecnología, ante la amenaza de la Inteligencia Artificial que puede dejar sin empleo a más de 300 millones de asalariados; o ante la intimidación de las grandes potencias poseedoras de casi 15 mil armas nucleares, si con la explosión de tres o cuatro misiles con cabeza nuclear puede desaparear la mitad del errabundo globo azul. Qué podrán hacer quienes sobrevivan a una hecatombe radiactiva, estos envidiarán a los difuntos fallecidos durante las explosiones nucleares.
Qué puede hacer el obrero, el empleado, el funcionario público, el estudiante, quienes se trasladan en metro o en camioneta para su sitio de trabajo, colegio u universidad, ante la avalancha de la construcción de drones amartillados con ametralladoras y misiles, la construcción da lanzallamas, el uso de municiones con uranio empobrecido, la existencia de enormes portaviones donde aterrizan cazabombarderos que podrían ser utilizados en la guerra de EEUU, la UE y Ucrania contra Rusia. Todo esto constituye una amenaza para continuar la guerra iniciada de en el 1914.
Que puede hacer un campesino, un pescador, el granjero, una madre, un apicultor, para contener la amenaza de una nueva guerra por el afán de EEUU y la UE de inmiscuirse en el problema de China y Taiwán que puede conducir a una tétrica confrontación entre las mayores potencias nucleares.
Qué puede hacer un niño para hacerle entender a los líderes mundiales que él tiene derecho a concebir un futuro tal como le hicieron quienes están llevando al planeta a una hecatombe.
Qué pueden hacer los adolescentes del mundo para que los líderes mundiales entiendan que el la unipolaridad se acabó, que para que las cosas marchen en el planeta es necesario un acuerdo mundial en todas la áreas en la que se desenvuelven los humanos. Es decir, en la ciencia, en la economía, en el comercio, en la educación, en la vida social, como la única posibilidad de resolver los problemas de la pobreza, la educación, agua potable, la salud, la vivienda y tantas contrariedades de afectan a miles de millones de persona.
Como se lee, los seres humanos ante tal avalancha del poder del dinero, no puede hacer nada, somos impasibles espectadores de un mundo frágil que está en manos de los poderosos. Estos son quienes deciden sobre el futuro incierto de un planeta contaminado por las fábricas de los acaudalados de siempre. Ante este triste panorama los habitantes del errabundo planeta azul no podemos hacer absolutamente nada, solo nos queda esperar inconmovible el triste final.
Mucho se ha escrito sobre las guerras, todos están de acuerdo en el trágico e inexorable destino de la Tierra después de una conflagración, sin embargo las guerras no paran. Es por eso que voy hacer mías las palabras del filósofo japonés Daisaku Ikeda quien afirmó: “Japón aprendió de los bombardeos de Hiroshima y Nagasaki que la tragedia forjada por las armas nucleares nunca debe repetirse y que la humanidad y las armas nucleares no pueden coexistir”. Lee que algo queda.
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