"Lloro lágrimas de sangre por mi pobre país rico"
Aunque los optimistas dicen que no hay nada que no tenga "componte"; las cosas no se ven bien para los que desde la adolescencia soñamos con una Nación verdaderamente libre e independiente. Son varias, por no decir muchas, las plagas que nos corroen internamente, comenzando por este gobierno gansteril, inmerso en una lucha entre pandillas a cual más depredadora, por el ya menguado presupuesto nacional.
No quiero por decencia omitir las culpas de quienes como yo, militante por muchos años en una izquierda vapuleada, vimos en Chávez una esperanza, su llegada al poder, matizada por sus medidas para el logro de una nueva Constitución nacional incluyente y "participativa" (aunque violada tímidamente por el mismo gobierno chavista casi desde su inicio, hasta llegar a la violación masiva de la misma por parte de nuestro actual gobierno). Innegable el esfuerzo de Chávez para recuperar los precios del petróleo y lograr acuerdos integradores dentro y fuera de la OPEP. El sustrato aberrante de la corrupción gubernamental que ya se insinuaba durante los primeros gobiernos de Chávez, era tapado a nuestros ojos por el derroche del inmenso caudal de divisas obtenidos por el país dada el alza aparentemente incontenible de los precios del petróleo, derroche que favorecía tanto a las clases populares (de manera fugaz en el tiempo para estas), como a las clases medias con el precio del "dólar viajero" por ejemplo, con el cual se volvía al "ta barato dame dos" de los tiempos del primer gobierno Carlos Andresista. Tampoco veíamos la masiva corrupción de los militares encargados del plan "Bolívar 2000", considerábamos las denuncias como una propaganda anti gubernamental de la descalificada oposición, así como nos conformamos con las titubeantes explicaciones de Miquilena en el caso "MICABÚ" (el CNE habían otorgado un contrato a una empresa propiedad del presidente de la entonces vigente Asamblea Nacional Constituyente y posterior presidente del Congresillo, Luis Miquilena, a quien se señalaba de estar asociado en esta firma con el empresario Tobías Carrero Nácar, cabeza de la Multinacional de Seguros.). Y es que era insólito para nuestro ideario moral socialista, que en un gobierno revolucionario pudiese existir y ser admitida la corrupción gubernamental a tan altos niveles; el deseo del tan anhelado cambio social, alimentaba fuera de toda lógica nuestra ingenuidad, al menos, esto era lo que pasaba en mi ideario revolucionario, y en el de mis allegados más cercanos (nunca obtuvimos prebendas ni cargos públicos durante los gobiernos de estos últimos veinte y tantos años de "revolución bonita"). Sería largo enumerar todos los hechos irregulares, que con el fin de "no dar armas al enemigo", pasamos por alto al gobierno de Chávez; pero llega un momento en que las pruebas rebasan la ciega credibilidad, y estas, obtenidas de primera mano, terminaron en el año 2011 por hacerme afrontar el dilema de denunciar, o formar parte de la complicidad. Sin embargo, y pensando incluso que la corrupción podía ser atajada aún a tiempo, le envié una carta abierta al presidente Chávez, que este mismo medio tuvo a bien publicar. Denunciaba en ella, lo que hasta entonces apenas y muy limitadamente era conocido por mí acerca de la corrupción administrativa, la autoritaria y arbitraria exigencia de la lealtad incondicional a Chávez, y otras irregularidades de su gobierno; aberraciones que de esa época hasta ahora se fueron incrementando, o al menos fueron apareciendo a la luz pública, y no precisamente por investigaciones oficiales, como ha sido el caso actual de PDVSA, que no es más que un ajuste interno de cuentas entre "caimanes del mismo pozo".
La actual campaña anti corrupción del gobierno de Maduro contra los que hasta "ayer", manejaban PDVSA; con cientos de detenidos, todos secuaces de la banda del hasta ayer inefable a los ojos del gobierno, y hasta hoy intocable Tarek Al´Aisaimi; pretende omitir los intereses criminosos del grupo de Maduro y sus propios antecedentes, muchas veces criticados y denunciados ante la opinión pública (recordar los negocio de la Familia Flores, incluyendo a los narcos sobrinos, hoy en libertad al ser canjeados por el gobierno de Maduro por mercenarios gringos invasores, los excesos y vida regalada de Nicolasito, hoy convertido convenientemente al evangelio, y muchos etcéteras más), noticias que por lo común nos llegan de manera marginal, ya que es difícil escapar de las garras de la censura, que para el gobierno de Maduro es inexistente (por un tiempo de hasta casi dos años estuvo bloqueado Aporrea, el "lavarse la cara" ante la opinión internacional, al fin hizo que "por ahora" se suspendiera el bloqueo, al menos parcialmente, ya que a veces, aunque en forma limitada, vuelve el gobierno por sus fueros). Este ominoso telón de fondo, ha sido la base que por necesidades intrínsecas a su supervivencia, fue instaurado desde los tiempos de Chávez, exacerbándose exponencialmente a lo largo del tiempo, hasta poner en juego y entregar nuestra soberanía a otros actores. Hoy la injerencia Cubana en nuestros asuntos internos, y todo tipo de contratos leoninos a favor de otros países "amigos", han sustituido en forma menos sofisticada, las relaciones de dependencia que desde la época de Juan Vicente Gómez venía arrastrando el país en su relación con el Imperio norteamericano. La deuda impagable con el FMI, ha sido sustituida por la muy onerosa deuda pública externa con China en primer lugar.
A este triste panorama se unen hoy, "las carantoñas" del gobierno de Maduro con el propio imperio del norte, con su disposición a ceder en lo que sea con el fin de que sean suspendidas las sanciones económicas.
En este punto entra en juego la famosa "burguesía revolucionaria": crecida a la sombra de las prebendas del Estado, del lavado de dinero, o sencillamente por el robo directo de los bienes y dineros de la Nación. Esta novedosa burguesía, caracterizada casi toda por ser altamente rapaz y nada productiva, ha consolidado su capital mal habido con el comercio importador especulativo, y en términos generales nunca arriesgando su mal habido capital en inversiones productivas.
Con este incompleto panorama, y todavía con "mucha tela que cortar", pretendo dar a entender una de las facetas que alimenta nuestra dependencia de corte colonial. Pero el peligro no se queda en esta malhadada parte de nuestro espectro socio político; la consolidación de la derecha opositora, sería una "vuelta de campana" para dándole la espalda a la situación actual, profundizar la otrora dependencia del gobierno norteamericano, esta vez en mayor grado, como lo confirma la actitud lacayuna del hasta hace poco "presidente provisional " Guaidó, como también la profunda dependencia representada por "la dama de hierro" (me imagino que de hierro colado) Maria Corina Machado, quienes abiertamente entre otros opositores de derecha abogaron por una intervención armada de los Estados Unidos. Por cierto, uno de los ancestros de esta última: Nicomedes Zuluaga, en 1861 conjuntamente con otros varios "notables" de la época; pedían la intervención armada de Inglaterra para terminar con el "desorden" existente a raíz de la Guerra Federal, a cambio de lo cual le cedían la soberanía de una tercera parte aproximada del país, "¿lección ancestralmente trasmitida? ¿O será que la traición a la patria la arrastra esta dama en sus genes"? (vainas estas que confirman la existencia de la epigenética).
El panorama en que nos encontramos no resulta entonces nada halagüeño: "De salir de la sartén vamos a caer en las brasas". Solo una unión de voluntades entorno de los intereses de la Nación en forma prioritaria (trascendiendo en principio las tendencias ideológicas a favor de un movimiento eminentemente nacionalista, en el sentido ético y correcto del término), un Movimiento Nacionalista Revolucionario, sería a mi concepto, lo único que pudiera sacarnos de este profundo abismo donde nos encontramos.
Arnaldo Cogorno C
arnaldocogornoc@gmail.com Anzoátegui 25/05/2023