Cuento o razón

Cuando un perro honra a su padre

- Juancho, en vista de que usted está ocupado ahí, yo voy a ir al conuco para adelantar y nos vemos allá, cuando termine su labor aquí en el jardín.

Así le dijo el perro Pipo a Juancho y éste estuvo de acuerdo, pues el periodista estaba regando unas matas de bromelias con un envasecito de agua para cada una y al ritmo que llevaba no iba a terminar rápido, porque las plantas son varias y necesitan tener el copo lleno del imprescindible líquido para poder sobrevivir ante los disparos que le envía el fusil de la sequía.

El periodista hacía su labor con paciencia y paró su actividad para observar como un Colibrí buscaba embriagarse con el néctar de una flor de ixora que ya se estaba poniendo marchita ante la mirada candente del sol. Pero luego siguió su labor, porque le interesaba llegar hasta el conuco y ver como había amanecido y si había sucedido alguna novedad, en esta situación de hoy que el irrespeto a lo privado es un viento malo que sopla por los sembradíos.

Pero al fin Juancho terminó con su tarea, dejó lista algunas cosas en la casa, y tomó rumbo hacia el conuco y ahí dio una vuelta por el terreno y viendo que todo estaba tranquilo y que las plantas lucían mustias, buscó refugio bajo la sombra fresca y acogedora de la mata de mango, que estaba conversando con Pipo, y cuando lo vieron llegar, el mencionado árbol tomó la palabra: "Amigo Juancho, como ustedes celebraron el día del padre y usted no es padre mío, pero como si lo fuera, pero si de muchas plantas que ha sembrado, y, sobre todo, de nuestro amigo Pipo, a quien adoptó y le dio cobijo en su casa, él junto conmigo, ha planificado un pequeño homenaje a ti, por ser usted su progenitor, por eso lo dejo en la palabra". Y dijo Pipo: "Gracias padre mío, porque usted Juancho es mi padre y así yo lo considero y por eso lo quiero y lo respeto y más aún por todo el cuido y el amor que me has dado durante los años que he vivido contigo, y eso hay que reconocerlo, admitirlo y decirlo, y porque además, padres como tú, son muy pocos, pues saben querer tanto a los animales como a las plantas, así como debe ser y como manda Dios. Por eso hoy vaya para ti este sencillo, pero significativo homenaje de parte de la mata de mango y mío por el día del padre".

El periodista quedó mudo de la emoción y una vez que salió de ese estado de ánimo, abrazó al perro y a la mata de mango y le dió las gracias, y después de celebrar con frutos del conuco, tomaron el camino rumbo a casa.



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Emigdio Malaver

Margariteño. Economista y Comunicación Social. Ha colaborado con diferentes publicaciones venezolanas.

 emalaverg@gmail.com      @Malavermillo

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