¡Oh, juventud, venezolana, divino tesoro!
Conjurada la caotización interna, del Estado, a través de su economía nacional e instituciones, subyacen elementos, puntuales, cotidianos, sociales, locales, no de menos importancia, que; en conjunto y extensión territorial, muestran deficiencias en la acción de gobierno. Particularmente la falta de acción, y atención, hacia la juventud venezolana.
¡Juventud, divino tesoro!
«Juventud de Oro…» la calificaría Chávez en su momento.
Venezolanos nacidos en la vigencia y protección de la Constitución Bolivariana. Desconocedores de la historia, inducidos y convencidos en muchos casos para negar la perversidad cuarta republicana. Nuestra juventud venezolana, soñadora, que a pesar de la adversidad, las carencias y desatinos gubernamentales, decidió permanecer en su Patria, a ella, por ella, es este llamado.
A nuestra juventud, que hoy intenta abrir caminos de futuro, desde los centros educativos, desde las universidades, hay que atender con la urgencia y efectividad del caso. ¡No más acciones a medias, esporádicas, propagandísticas! Debe ser integral, de solución efectiva e inmediata, que perdure en el tiempo. ¡Que motive su lucha y continuidad generacional!
Soluciones institucionales, de Estado, contra sueños y esperanzas truncadas, por la falta de comedor, de transporte. De mayor problemática, que los recintos y la infraestructura, están las necesidades vitales, comedor, urgentes, de transporte, que les permita asistir con regularidad a sus clases. Desentenderse de estas carencias contribuirá en mucho a su continuidad y buen desenvolvimiento en sus anhelos, hacia las metas trazadas.
El no funcionamiento de los comedores escolares, universitarios, es un mal mayor, como también lo es; la extinción del transporte estudiantil, muestra inequívocamente el fracaso del Estado Docente, del plan de acción gubernamental, del Punto y Círculo; ni gobiernos locales, ni regionales, ni el nacional, atienden la situación de transporte estudiantil, a pesar de existir «¡tantas unidades de transporte público administradas por gobernaciones y alcaldías!»
El fracaso, expuesto, de la acción de gobierno, en todos sus niveles, conduce, inevitablemente, al fracaso estudiantil y peor aún:
¡Al desapego institucional de Nuestra Juventud Dorada!