Cuando se nace en un país determinado es casi seguro que el neonato tenga de una vez trazado su destino. Por ejemplo, un bebe nacido en Venezuela de inmediato adquiere forzosamente, sin consulta previa, una nacionalidad que lo catalogó durante casi toda la vida, a menos que adquiera otra nacionalidad por alguna razón. De seguida, un nombre y el apellido del padre y la madre que lo identificará como miembro de una sociedad, agregado a esto, y de nuevo sin aprobación del afectado, una religión, la de sus padres, que lo ubicará dentro una categoría específica como practicante de una fe, así no la practique por el resto de su vida. Es decir, el recién nacido será católico o protestante, o de otra religión, según sea bautizado dentro de una doctrina específica. De alguna manera todo lo referido marcará el destino del recién nacido en el mismo momento que salga a la luz por primera vez.
Lo descrito en el párrafo anterior podrá o no ser determinante, dependiendo en el medio donde de se desenvuelva. Por ejemplo, en una sociedad racista en cierto país europeo o en EEUU, el nacido en Venezuela podrá ser segregado por el solo hecho de ser latino o por profesar la fe católica, si en el entorno donde se desenvuelve sea el de un grupo de fanáticos evangélicos o de otra fe. Es decir, el extranjero, por haber nacido en una zona tropical y por profesar la fe católica podrá ser objeto de una exclusión social por algo que el forastero no tiene la culpa. Su nacionalidad y su religión le llegaron sin consulta y sin embargo determinaron que su destino tomara un rumbo algo escabroso, que en cierta vecindad podría ser víctima de la violencia por parte de grupos de fanáticos.
El ejemplo descrito en párrafo anterior puede o no influenciar en el futuro del nacido en la zona meridional, sin embargo, hay nacimientos que determinan la vida venidera del recién nacido como es caso de los paridos en Palestina.
Nunca imaginó un niño nacido en Palestina en siglo XXI que su destino estuvo marcado por dos fechas y por dos acontecimientos muy alejados al momento actual. Unos de estos acontecimientos fue La Declaración Balfour (2 de noviembre de 1917) la cual fue una manifestación formal pública del gobierno británico durante la Primera Guerra Mundial, para anunciar su apoyo al establecimiento de un «hogar nacional» para el pueblo jidío en la región de Palestina, que en ese entonces formaba parte del imperio otomano. La Declaración fue incluida en una carta firmada por el ministro de Relaciones Exteriores británico (Foreign Office) Arthur James Balfour y dirigida al barón Lionel Walter Rothschild, un líder de la comunidad judía en Gran Bretaña, para su transmisión a la Federación Sionista de Gran Bretaña e Irlanda. Se puede considerar a la Declaración Balfour como parte del compromiso global de Gran Bretaña y Francia de utilizar su poder e influencia para asegurar sus intereses geográficos y territoriales en el Medio Oriente, los oponentes de Israel y el sionismo la han descrito tal disposición como una injusticia aberrante.
La otra fecha y acontecimiento que determinó el nacimiento y futuro del niño palestino fue la creación del estado de Israel, el cual nace el 14 de mayo de 1948. Esto fue aprobado por la ONU en el conocido "plan de partición de Palestina" tras años de conflicto en la región, para establecer en esta zona una nación soberana en la que se consideraba que era su patria. Esta era la antigua tierra de Israel, también conocida como Palestina desde tiempo del imperio romano. A partir de esta fecha esta zona se vio envuelta en una guerra con sus vecinos árabes de Jordania, Egipto, Siria e Irak, una guerra de nunca acabar que se ha extendido hasta esta fecha. En el intento de los palestinos de recuperar las tierras que le fueron arrebatadas de manera ilegal se concretó en un convenio entre gobiernos europeos y EEUU. Esto continuó, es decir, el arrebato de las tierras palestinas, hasta que Israel hoy en día se ha apoderado de más del 77 % del territorio que hasta ahora había pertenecido a Palestina. Fue en 1967 cuando los israelí se vieron envueltos en otra batalla, la llamada "batalla de los seis días" que le permitió a Israel ocupar la franja de Gaza, convertida posteriormente en un gran campo de concentración donde conviven en las peores condiciones dos millones de palestinos. Así mismo, estos hijos de Alá hoy son víctimas de continuos bombardeos, siendo masacrados miles de ellos, en su mayoría niños, por tropas sionistas israelí.
Tal como referí al inicio de este artículo los infantes palestinos nacidos después de la creación del estado de Israel tienen un destino incierto dado que desconocen cuándo y en cuál lugar pueden convertirse en una víctima de las acciones del gobierno genocida de Israel. Los padre de los niños germinados en Palestina conocen la fecha de nacimiento pero su condición de palestino le marca un malhadado futuro como consecuencia de la práctica de apartheid del gobierno de Israel que menosprecia a los niños musulmanes, quienes vieron por primera vez la luz en su propia tierra. Hasta la fecha de escribir este artículo han muerto por efecto de los bombardeos sionista sobre la franja de Gaza un aproximado de diez mil palestinos y casi la mitad son niños. Netanyahu se convirtió en el Herodes sionista cuyo propósito es llegar a la solución final del problema palestino y para este canalla lo más viable es asesinar a los niños, con la aprobación de EEUU y la UE. Convertidos estos en cómplices de este exterminio, llegando al colmo de prohibir en sus países las manifestaciones que rechazan el genocidio de la población palestina.
Ya basta de la mentira que Israel es la tierra prometida de Dios les ofreció a los judíos. La Biblia no es un libro de historia para tomar este acontecimiento como una verdad verdadera. En todo caso, la llegada del pueblo de Canaán está vinculada al terror, en un territorio habitado desde hacía siglos por los amorreos, jabuseos, hicsos, fenicios, arameo y otros. Fueron los hebreos quienes por la fuerza, tal como lo hacen con los palestinos actuales, sacaron a los antiguos pobladores por vía violenta de la zona de Canaán tomando posesión de la región. Todo lo referido lo narra La Biblia: Números 13-1-33: "Habló Yahvéh a Moisés, diciéndole: Envía hombres que reconozcan el país de Canaán que voy a dar a los hijos de Israel…" A partir de ese momento se sucedieron hechos de intimidación para desalojar a los antiguos pobladores de las tierras conquistadas. No se puede utilizar esta falacia bíblica para justificar el genocidio del pueblo palestino que tiene todo el derecho de vivir en sus tierras heredadas de sus ancestros.
Hay que detener los bombardeos palestinos, no permitamos que resurjan en Palestina los métodos que usó Hitler contra los pueblos que se oponían a su conquista y comencemos a pensar un mundo sin odios, donde el futuro de los niños no dependa de las componendas políticas-económicas de las grandes potencias. El problema palestino-israelí no es una cuestión religiosa, es una diatriba donde privan intereses que se discuten en los cenáculos donde se reúnen los hombres más poderosos del planeta. Tengan piedad por los niños palestinos que tienen derecho a la vida como cualquier infante del planeta. Por esta razón voy tomar las palabras de Pablo Hasél del rapero catalán que son extensivas para Israel: "Para EEUU todo aquel que se oponga su genocidio imperialista para los billonarios de siempre es o terrorista o antidemocrático o dictador". Lee que algo queda.