Bueno, no hay sorpresas en ese evento llamado por Henry “John Wayne” Ramos la Reconquista del Oeste. Lo que estaba calculado (un muerto y varios heridos) se concretó. Triste el papel de Bandera Roja, actuando como sicarios de la coordinadora, y más triste el papelucho de Henry con la camisa desabotonada, vociferando lo que para nadie era extraño: “¡Chávez fue...!”. Sin embargo, esa tristeza se convierte en soledad infinita, cuando vemos a los cabilleros armados con pistolas de un extremo a otro, cual delincuentes en espera de asaltar al primer pendejo que doble la esquina y unos dirigentes desprestigiados, cubiertos por una ola de guardaespaldas.
¡Que tristeza!... Recordaba aquella canción de Pablo Milanes y que le cae a estos pobres personajes como anillo al dedo: “Que soledad tan sola tengo...”. Guardaespaldas, cabilleros, camarógrafos, personal técnico y reporteros cubrían un número considerable de asistentes. El resto, un grupo muy reducido de opositores que no llegaron a llenar una cuadra de una callecita de dos carros. No obstante, como se llenó la bocota (así de grande para mascullar alaridos) Henry “John Wayne” Ramos y calcular tres mil asistentes (¡3000!)... ¡Por favor!
Otros vaqueros asistentes y arrepentidos de esta visita al Oeste, no solo dieron vergüenza ajena, si no una lastimosa imagen de estupidez. Un director de El Nacional quebrado e inclinado hacia el fascismo más servil. Un Ravell perdido en un barrio que nunca ha visitado. Un Ledezma eclipsado por Enrique Mendoza, quien no dudo en ensuciarse la barriga al oír los disparos de Bandera Roja, para dejarse arropar por una nube de guardaespaldas y un Cova que no calza ni las medias del movimiento obrero. Todos, emulando el desecho de una clase política que se niega a fenecer. Pero, la imitación del caso Goveia, no logró despertar esa soez reacción antichavista de los sectores nimios más radicales de la derecha fascista... ¡Que bolas!
Los medios de comunicación, espoleta siempre activa de los reaccionarios, cometen una vez más el error de la inmediatez y la premura. No aguantaron un peíto para colocar las cintas del luto activo. Pero esta vez no fue un muerto realista... ¡Que vaina, Cisneros!. Los sicarios se equivocaron de víctima y mataron un afecto al gobierno. Tener que tragarse la cinta negra con la muerte de un negro y, ¡que arrechera!, no fue un adeco que revolcara un peo grande en Altamira. Por que, vamos a ser claros amigo Ravell ¿Quién coño que se precie de tener una Harley Davidson, se va a poner a patrullar y atropellar a cerreros por un negrito del 23? ¡No, panita! ¡Que va! El glamour tiene sus límites y si los fascistas pueden hacer concesiones con un morenito adeco o copeyano, nunca, ¡jamás!, será igual parar el tráfico en el distribuidor Altamira por un hueveta del 23 y, encima, chavista... ¡No, panita!
Bandera Roja, por otro lado, tiene a Carlos Marx revolcándose en su tumba. Dicen ser la única fuerza de izquierda (¿¿??) en contra del proyecto bolivariano; pero su rol dentro del bloque opositor, no pasa de ser una simple banda dedicada al sicariato. Que vaina más triste darle la espalda al pueblo y servir de asesinos de su propia gente. Bajar del Cerro El Bachiller para convertirse en punta de lanza de los fascistas y de quienes disfrutaron torturando a los idealistas revolucionarios de los 60’s, no es precisamente una forma lógica de conjugar la lucha para liberar a un pueblo. Este marxismo no forma parte de mi lógica revolucionaria.
Por cierto, Globovision encargó a su muy afamada reserva fascista para la transmisión de ese acto de asesinato en vivo. Nitu Pérez Osuna, estaba preparada para darle el toque excelente de manipulación mediática y bajó de su pedestal de conductora de “Yo Prometo”, a simple locutora de noticias. ¡Te jodiste Gladis…! El evento estaba calculado y necesitaban de una imagen experta en el remordimiento que envuelve el odio concentrado. No pudo ocultar cierta sonrisa de satisfacción al anunciar la muerte de un ciudadano y el conteo de los heridos. El día domingo, escogió su traje negro más caro, para emular la palidez macabra de la Lilly de Los Monsters; pues la sonrisa aún no se había borrado de su cara.
Ahora, anuncian el “petarazo” y ya calculan, no uno, varios asesinatos. Pero, como quisiera que toda la comunidad petareña se organizara cuadra a cuadra, casa por casa, barrio a barrio, apartamento a apartamento, para capturar a los asesinos que quieran manchar de sangre a Petare bajo las órdenes de los fascistas. ¡Ya basta de tanta basura fascista! Llegó la hora de descubrir a los asesinos y a quienes forman este cerebro macabro, financiando sus operaciones. Ya es hora, ¡Carajo!, de terminar con toda esta impunidad que les cubre.
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