Respuesta al artículo "Destrozando la mentira mediática # 3" por Petro Germán Figuera

La mentira mediática está afuera, no adentro

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Es bueno que se sepa que el MinCI sufre de un persupuesto sumamente bajo y no tiene ni sede propia. La profesora Nora Uribe y su equipo, trabajan con las uñas. La gestión del MinCI ha sido objeto de duras críticas por parte de simpatizantes del proceso de cambios y de algunos representantes de medios alternativos, producto del no estar informados de las condiciones en que trabaja el MinCI, las barreras que ha superado y que esta en proceso de superar y los logros que ha tenido en su corta vida.

Muchas personas que apoyan la gestión del gobierno, a veces se sienten frustradas con VTV, porque hay canales comerciales que tienen 300 unidades móviles modernas diseminadas por todo el país, mientras VTV tiene unos cuantos camioncitos viejos que son insuficientes para dar cobertura la gran cantidad de noticias que se generan hoy en día. Al igual que con el MinCI, los obstaculos a salvar, son enormes, y el problema presupuestario sigue siendo uno de los principales. El petro-golpe de Diciembre, dejó las cosas aún peores.

Sin duda son muchas las fallas comunicacionales de las cuales aún se adolece el proceso bolivariano; tanto es así, que el propio Presidente de la República hizo un reclamo en una de las ediciones recientes del programa "Aló Presidente" estando a su lado la ministra de Información, la Prof. Nora Uribe. Sin embargo, en ningún momento notamos que el presidente estuviera atacando a ella o a su ministerio en particular, ni ella tampoco se sintió afectada directamente. Esto se debe, supongo yo, a que no es ella la única persona de la cual depende la política comunicacional del gobierno, la cual tiene los mismos problemas que afectan a los ministerios e instituciones públicas del país: carencia de fondos, grupos de empleados que sabotean, y un sinfín de etcéteras.

En primer lugar, pienso que hay que rechazar completamente algunos de los métodos que el Sr. Figuera quiere implantar en la política comunicacional del gobierno. Por ejemplo, él nos dice:

"Lo que quiero decir es que quien le ha hecho daño al proceso son los medios y sus periodistas entrenados. Y nosotros contamos con unos señores que forman parte del mismo sindicato, y que no puede siquiera ir en contra de sus colegas, aunque estos si lo hagan. Como lo hace a diario Napoleona contra Ernesto Villegas. No podemos dejar la vanguardia en manos de personas comprometidas con nuestros agresores, personas que nunca van a atacar con la fuerza necesaria, siquiera con una fuerza mínima, a los que nos han hecho daño y que día a día se preparan para atacar con mas fuerzas."

Luego, complementa con esta frase:

"Sin esforzarse mucho, hay que jugar con ellos el mismo juego, pero mas duro. Hay que hacerle lo mismo que hacen con el presidente. Meterse con su familia, porque lo que es igual no es trampa."

Estimado Sr. Figuera, quisiera preguntarle: ¿qué diferencia habría entre el proceso revolucionario y la Cuarta República si comenzáramos a usar los mismos métodos que ellos? Si, por ejemplo, usáramos a la DISIP para atrapar, torturar y desaparecer a periodistas, militares y personas ligadas con la oposición, ¿seríamos mejores que ellos? Créame que hay muchas personas que apoyamos a este proceso por las grandes garantías democráticas que ha otorgado a todos los sectores, garantías nunca antes vistas en la historia de nuestra nación.

Lo mismo aplica para los periodistas que apoyan al proceso: yo jamás respetaría a Ernesto Villegas o a Vanessa Davies (por decir los nombres de dos comunicadores sociales que se han ganado el aprecio de todos los venezolanos) si ellos comenzaran a copiar las payasadas y los métodos que utilizan algunos de sus colegas de la oposición. Si, por ejemplo, la conductora de "Contragolpe" comenzara a inventar mentiras para hacer quedar mal a un diputado adeco o si comenzara a hacerle preguntas fáciles y complacientes a los funcionarios bolivarianos, ¿confiaría usted en su palabra la próxima vez? Si Ernesto Villegas dejara de hacer debates entre gobierno y oposición y entonces utilizara su programa para responder las payasadas de José Ovidio Rodríguez (alias Napoleoncito Bravo) con insultos de igual categoría, ¿no se estaría rebajando a su nivel?

Ahora bien, usted llega al extremo de pedirle al gobierno:

"Hay que hacer como han hecho ellos, contratar a personas del exterior especializadas, con amplios conocimientos sobre manipulación, ataque mediático, que posea todos los conocimientos necesarios."

Déjeme ver si entendí: ¿está usted sugiriendo que el gobierno debe contratar a alguien para que manipule a nuestro pueblo? Nuestro pueblo no se deja manipular, Sr. Figueroa, y nuestro gobierno no va a hacerlo porque no lo necesita, y porque dejaríamos de creer en él si intentara hacerlo.

¿Ataque mediático? Francamente prefiero un canal "zanahoria" como VTV, que la semana pasada hizo infinitos llamados a la paz al pueblo catiense para evitar que se desbordaran contra los invasores adecos. ¿Qué hubiera pasado si Nora Uribe o Jesús Romero Anselmi hubieran iniciado una campaña manipuladora en VTV con el fin de animar al pueblo de 23 de Enero para que estuvieran en la calle Perú el sábado 24 en la mañana, listos para defender "su territorio"? Hoy estaríamos hablando no de un muerto, sino de quinientos.

Usted dice que "no nos hemos dado cuenta de que estamos viviendo una guerra mediática poderosa, donde ellos están armados hasta los dientes, y nosotros con unos periodistas que solo se conocen el código de ética".

Y yo le pregunto: ¿Que sólo se conocen el Código de Etica?

Caballero, la ética debe ser el arma número 1 en el arsenal de cualquier persona que quiera un cambio en nuestra sociedad. El poder hacer un trabajo de calidad con la conciencia limpia es una de las mayores recompensas que los periodistas que trabajan para el proceso pueden experimentar. Ese pequeño libro llamado "Código de Ética del Comunicador Social" no puede ser vencido ni destruído por los grandes manuales corporativos, ni por los técnicos del mercadeo que piden mayores ventas, ni por los políticos que reclaman más poder. El Código de Ética tiene que convertirse en un símbolo del cambio defendido día a día por los periodistas que aún creen en él, quienes lo cargan orgullosos en su bolsillo, tal y como Chávez carga la Constitución.

En cuando a lo de la guerra mediática, todos nos hemos dado cuenta de que estamos en una guerra mediática. Desde la persona más humilde de un barrio de Caracas hasta el más furibundo opositor que viva en La Alameda, todos saben en qué estamos metidos. El problema, Sr. Figuera, es que si el gobierno hubiera decidido combatir mediáticamente, respondiendo al fuego con más fuego, al insulto con más insultos, a la mentira con más tergiversación, al odio con venganza y a los desafíos con retóricas, hoy usted y yo estaríamos con un fusil en la mano defendiéndonos de niños opositores de 14 años, manipulados por la televisión, en una verdadera guerra civil que hubiera teñido de sangre nuestras calles y avenidas. ¿Es eso lo que usted desea?

Quiero aclarar que no tengo nada que ver con Nora Uribe ni tengo motivo alguno por el cual defenderla. Más bien, yo también tengo críticas a su gestión. Pero me parece que algunas porciones del artículo "Destrozando la Mentira Mediática #3" parecieran moverse más por motivos personales que por un interés genuino de ayudar a mejorar al proceso bolivariano.

Por ejemplo, afirma vez tras vez que la Prof. Uribe es una "persona mayor", insinúa que es una señora que carece de experiencia dado que sólo sabe leer libros, y que tiene algún tipo de compromisos políticos.

  • Es una persona mayor. ¡Y gracias a Dios! Si Nora Uribe fuera joven, impaciente e irreflexiva (pareciera que esos tres atributos van juntos), hoy estaríamos en guerra civil. Veríamos en Globovisión que se le da la orden a los paramilitares opositores de atacar Caricuao o Catia, a lo que veríamos 5 minutos después en VTV la orden dada a los chavistas de atacar Los Naranjos o Santa Fe. Viviríamos en un extraño mundo Orwelliano, parecido a la novela 1984 pero no con una sino con dos telepantallas, cada una ordenándonos destruir a la otra.
  • Es una señora que sólo sabe leer libros. Creo que está muy equivocado; su experiencia se ha mostrado sobradamente. Usted afirma, por ejemplo, que el Ministerio de Información no hace nada. Sin embargo, muchas personas concordamos en que está haciendo un gran papel defendiéndose de la campaña mediática que cientos de medios de comunicación (nacionales y regionales) tejen contra el gobierno. ¿No ha notado las cadenas más o menos constantes que han aparecido desde hace meses? El sábado las declaraciones de José Vicente Rangel sobre los hechos de Catia fueron transmitidas en cadena ante el silencio de los medios en mostrar la verdad.
  • Que tiene algún tipo de compromisos. ¿Podría presentar pruebas sobre esos compromisos, por favor? Porque si realmente hay pruebas, créame que todos los bolivarianos nos uniremos a usted en un soberano grito pidiendo la salida de la profesora. Pero mientras tanto, es "pura paja", como diría el vicepresidente.
  • Por cierto, escuché el año pasado que MinCI tenía una carencia seria de recursos, y que muchos de los avances del gobierno en aquel momento en materia comunicacional eran producto de la acción de personas que ayudaban a Uribe voluntaria y gratuitamente, simplemente por apoyar al proceso. De verdad creo que, si la intención de la ministra era robar, escogió el lugar equivocado.

Ahora bien, sí hay muchas cosas que criticarle constructivamente al Ministerio de Comunicación e Información, así como a la Política Comunicacional del gobierno. La semana pasada me molesté bastante cuando pasé frente al canal 8 y vi a un grupo de personas defraudadas, que habían venido desde La Victoria para poner una denuncia en VTV, y tras tres horas de espera todavía no se les había atendido. Incluso habían trancado las calles por algunos minutos, llamando "traidores" a algunos empleados del canal que -para ellos- estaban saboteando. Y lo peor es que este caso no es excepcional; se repite con cierta frecuencia, al igual que los casos en los que personas traen cintas con material valioso pero finalmente se van defraudadas tras ser rebotadas de un lado a otro.

Pues resulta que ese día era particularmente difícil para el canal 8, quienes con sólo 5 cámaras y tres equipos de microonda debían atender 13 pautas en un sólo día. Sin embargo, la excusa no convence del todo, pues parece insólito que trece meses después del golpe de abril, todavía el gobierno bolivariano no haya otorgado los fondos para la adquisición de nuevas cámaras, equipos y personal para al menos poder atender a nuestros hermanos bolivarianos más humildes, que vienen con tantas contrariedades desde el interior. Es verdad que una sóla cámara de BetaCam cuesta casi 100 millones de bolívares, pero aún así creo que algo puede hacerse.

Ese es sólo un problema puntual, pero muchas personas señalan muchos otros problemas de la política comunicacional. Por ejemplo, el gobierno no tiene una política clara para Internet. Los ministerios no tienen una política comunicacional clara, o no la ejecutan convenientemente, trayendo como consecuencia que muchas obras del gobierno pasan desapercibidas. En otros casos, no hay una adecuada respuesta de parte de algunos funcionarios ante la manipulación mediática de la oposición, pero hay que recordar que la política comunicacional es labor de todos y no sólo del Presidente y la Ministra. En otros casos, se nos olvida que el proceso tiene que crear un agenda setting propio, y no vivir respondiendo permanentemente al agenda setting de la oposición. Triunfaremos cuando sean los medios golpistas los que vivan siguiéndole la pista al gobierno, y no al revés... y pareciera que lo estamos logrando poco a poco.

El proceso bolivariano triunfará, Sr. Figuera, pero lo hará mientras sepamos dónde estamos, adonde vamos y cómo lo haremos, y definitivamente la forma no es utilizando los métodos inmorales de nuestros adversarios.



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Luigino Bracci

Estrecho colaborador y antiguo miembro del equipo editor de Aporrea. Bracci es un celoso defensor del Software Libre y de la libertad de expresión.

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