Aquella oposición contra Chávez, el de la MUD, con un comando compuesto por todos los partidos opositores de una amplísima gama clasista y en consecuencia visiones diferentes de país e intereses, terminó fragmentada, dividida en una casi infinidad de factores. El golpe de gracia en ese proceso de descomposición lo dio la actuación de la presidencia interina. El interés de sacar a Chávez, pasó a un segundo plano, cuando cada quien comenzó a preguntarse y hasta cuestionar, el cómo y el para qué. Y hasta por el manejo de los recursos puestos a disposición de aquella figura ajena a lo constitucional, donde quienes los manejaban se conservaron sólo para sí la clave.
Fue posible a cualquier observador, como por el fracaso de la forma de lucha impuesta por un sector que contó entonces con la anuencia y respaldo concreto de Estados Unidos, percatarse como paulatinamente se abrían grietas en el frente opositor. Paulatinamente y sin miramientos, factores de aquel universo se distanciaban, por distintas razones. Como no compartir aquellas prácticas y hasta llegar al convencimiento que eso a nada conducía, salvo al distanciamiento de sus potenciales electores.
Es evidente que, dado el cambio de actitud asumido por EEUU, ya en los tiempos de Biden, los grupos más radicales fueron perdiendo influencia. Basta pensar en Leopoldo López y hasta el mismo Capriles, pese éste optó por cambiar y hasta distanciarse de aquello. Sólo MCM supo mantenerse, no al margen de aquello, sino en una actitud menos visible, lo que le permitió ser, en el momento adecuado, el personaje para liderar a buena parte de la oposición, justo cuando fue demandado el cambio de actitud.
Es justo reconocer como la señora MCM tuvo la constancia y hasta fortaleza de asumir aquel liderazgo con energía y una capacidad de movilización envidiable a lo que agregó un discurso emocional, coherente con la inconformidad incubada en un enorme número de venezolanos, pero sin comprometerse con nada en relación con el movimiento popular, pues sus planes conocidos son los inherentes al gran capital, lo que incluye hasta el asunto salarial. Y, al decir lo anterior, es bueno recordar la debacle de nuestra economía, por las imprevisiones estratégicas de los gobernantes, la falta de respuestas adecuadas y el peso de las sanciones, lo que ha llevado a los venezolanos a un nivel de vida que, en el caso de las mayorías, casi rosa con la miseria. De donde no es nada difícil colegir que esa oposición que lidera la señora Machado tiene también una significativa y trascendente responsabilidad en la crisis descomunal que nos acogota.
Pero también es bueno percatarse como el individualismo, por los rasgos particulares del modelo capitalista que dispersa a los trabajadores, hace perder interés por las luchas políticas y las vanguardias sindicales, al marginarse de la lucha por el salario, en función de una percepción equivocada, contribuyen a lo mismo. Mientras los partidos, hasta los de la izquierda misma, enfocan su interés, en su lucha frente al Estado, en asuntos que poco atraen a los trabajadores todos.
Para ciertos analistas, hay una concepción, usualmente calificada de derecha, con personajes como Bolsonaro, Noboa y Milei, de Brasil, Ecuador y Argentina, coincidente con los intereses del capital, el capitalismo y el imperialismo, pero desde una perspectiva y actitud demasiado radical, que avanza en América Latina, en abierto distanciamiento con la socialdemocracia y los usuales formalismos de esa concepción para mantener el equilibrio. Aquella, la radical que crece, una idea destinada a poner al Estado radicalmente en favor del quienes manejan el capital y por ello su discurso suele ser radical y hasta excluyente, como nada dada a hacer concepciones a quienes de ella y sus planes discrepen.
Estados Unidos por su parte se dispuso, desde los tiempos de Obama, a deshacerse del gobierno de Chávez, al cual definió como una "seria e inusual amenaza", sacó de su rico arsenal todo lo necesario para lograr sus fines, sin importarle para nada el daño que pudiera ocasionar, como ha ocasionado a la población venezolana.
Pero la señora MCM, pese haber intentado ofrecer una imagen diferente, distinta a sus antecesores en el liderazgo opositor, como abandonar aquello de las guarimbas y promover los golpes de Estado e intentado tomar la vía electoral, se mantuvo en la idea de no sólo apoyar las sanciones sino que siguió solicitándolas y hasta pidiendo se incrementasen, como si con ello hacía daño al gobierno. Pero, cosa curiosa, mientras esto hacía y hace, ella misma y los suyos, denuncian que quienes gobiernan se enriquecen por la vía de la corrupción, viven de lo mejor y hasta ya tienen asegurado el futuro sin importar lo que suceda. Con lo que, como sin quererlo, aceptaba que su solicitud sólo podía servir para formarse la imagen de salvadora, sin importar el sufrimiento a que es sometida la población.
Mientras ella intentaba, como dije, incrementar su imagen o liderazgo, en base a las sanciones y sus efectos, en el resto de la oposición antes en la MUD, comenzó a generarse una visión distinta y hasta opuesta acerca de esa estrategia o forma de lucha.
Cuando en Estados Unidos, hasta entre quienes formaron parte del gobierno de Trump y ahora el de Biden, comienzan a manifestar lo errado de aquella práctica, tanto que hasta logró que grupos económicos internos, como Fedecámaras, se acercaran al gobierno y no se traducía en nada concreto en lo referente al cambio de gobierno, dado que la oposición más bien se fragmentaba de manera incesante, la señora Machado y los suyos, insisten en el incremento de las sanciones, lo que logró el efecto negativo para ella, de distanciarla de una muy buena parte del mundo opositor y hasta en EEUU comenzaron a verla con una óptica distinta. Pues allá parecen haber llegado al convencimiento, pese las propuestas en contra de líderes como el republicano de la Florida, Marco Rubio, que las sanciones de nada han servido y hay que poner énfasis en la "diplomacia", como aquí lo ha hecho Fedecámaras.
Siempre he pensado y dicho que, el Acuerdo de Barbados, que en su momento se dijo, que Estados Unidos solicitó a la Plataforma Patria lo firmase, pese en él no se especificó nombre de sancionados, que ese país no se la jugó completa con la señora Machado, sólo puso interés en un proceso electoral con suficientes garantías para que los grupos opositores no sólo pudiesen participar, sino buscar acuerdos en torno al candidato que los uniese para derrotar al gobierno, meta que consideran alcanzable y la más deseable.
Es más, es demasiado obvio que hasta ahora, el gobierno de Estados Unidos no se ha manifestado de manera concreta, específica , en favor de esa candidatura, sino sigue insistiendo en "garantías electorales" para el mundo opositor.
Según las opiniones más equilibradas, la posibilidad de ganarle las elecciones al candidato del gobierno, el presidente Maduro, es como se dice en el lenguaje coloquial, "más fácil que pegarle un tiro al suelo", si nos atenemos al volumen de votantes que podría arrastrar la oposición toda tras una candidatura única.
Y hay una verdad monumental, particularmente la que gira en torno a la Plataforma Patria, la candidatura de la señora Machado, no fue nunca de la oposición toda, sino de una parte de ella. ¿Cuánto es? Cada quien puede hablar de la dimensión que se le ocurra o convenga, pero no es la representación de la mayoría del universo opositor.
Pese cualquiera se le pueda ocurrir, como en efecto ha ocurrido, negar validez a lo dictaminado por el TSJ, en cuanto a la inhabilitación de la señora Machado. Pero eso, el quejarse, no surte ningún efecto positivo y menos trascendente. Como si lo puede ser que la oposición se una y opte por una candidatura, para lo que aún le queda tiempo. Pero esto no es posible, pretendiendo imponerle a la oposición toda lo decidido por la señora MCM, convertida en la gran electora, como que sea ella quien asuma el rol de decidir quién debe ser el candidato o candidata de un universo todo, hasta con una parte importante que eso no admite.
En el universo que lidera la señora Machado, existe mucha gente que diagnostica o mejor parte de la idea que, lo importante es salir del gobierno, no hay más nada que hacer. Logrado esto, todo vendrá hacia nosotros, hasta inundarnos de felicidad, porque sería como quitar un nudo, un muro que contiene o impide que eso llegue. Por ejemplo, sé de dirigentes sindicales que creen y divulgan la idea que, al día siguiente de un nuevo gobierno, los salarios aumentarán, como se abría la puerta de aquella cueva cuando ante ella se decía "ábrete Sésamo" o se desparrama el agua cuando revienta el borde de la represa.
De ser así, entonces lo pertinente sería unir a la oposición toda en torno a un candidato que sirva para ese fin, el de unir y no estarse peleando como perros o zamuros por una presa.
Pero hay factores en el mundo opositor que se niegan a admitir, por conveniencia y cálculo, ante la multitud, que muchas cosas los separan. Aparte de los rencores derivados de las muy malas relaciones en tiempos de la MUD y por el aval que esta dio a grupos extremistas, hay entre ellos diferentes visiones de país. Las distintas y encontradas posiciones ante las sanciones eso revelan. No puede un universo dar respaldo incondicional a una candidatura que se fundamente en un programa, idea de lo que debe ser el país, sus formas de relacionarse con los distintos factores, internos y externos, casi totalmente distinto y contradictorio a lo que concibe.
Y es que las diferencias entre los grupos opositores van mucho más allá de lo que el común de la gente piensa. No es un asunto de deshacerse del gobierno para hacer luego algo que luego, muchos factores, van a terminar cuestionando y hasta combatiendo como antes.
Por eso, lo elemental, es llegar a acuerdos mínimos, hasta muy bien calculados, donde cada quien dé su aporte, hasta el de deponer aspiraciones que coliden con las de los demás. Y es en esto, lo fundamental, en lo que la oposición ha fallado; un factor ha querido imponerse por la magnitud de la fuerza que le ha venido apoyando y el otro se ha limitado a esperar que las jugadas o movidas gubernamentales, las formalidades de la ley o peso del Estado, le han permitido, para intentar valerse también de ellas.
De donde uno concluye que la dirigencia opositora toda, como en los ya viejos tiempos de la MUD, se ha mostrado por demás incompetente para manejarse en esta coyuntura y derrotar a un gobierno por demás desgastado y erosionado como resultado de las diferentes dificultades que sufre la mayoría de la población, donde lo económico y particularmente el salario y los servicios básicos como salud, juegan rol destacado.