El perro Pipo estaba parado en el portón y cuando vio a un señor que se acercó, corrió hacia la casa a buscar a Juancho y le dijo que en la puerta estaba un señor buscándolo. El periodista se extrañó, pues recibe muy pocas visitas, y salió para ver de quién se trataba y al verlo, se acercó, le abrió el portón, le dio un abrazo y le exclamó: "Mi amigo, Emigdio Malaver, tanto tiempo sin verte, y me alegro no sólo de mirarte, sino también porque supe que te ganaste en una categoría el premio de periodismo de este año Aníbal Nazoa y por eso recibe mis felicitaciones muy sinceras y emocionadas por eso.
- Gracias, amigo Juancho, de verdad que tenía ganas de verte, pues no lo hacía desde que trabajamos juntos, bien sea en los mismos periódicos o en otros diferentes, siempre nos ayudábamos en las pautas y más aún cuando pateábamos la calle buscando la noticia, aunque tú siempre te destacaste haciendo crónicas sobre sucesos que no tenían nada de noticiosos y tú a través de tus textos los hacía atractivos al lector, dijo Malaver.
- Ah sí. Pero hablemos de tu premio, que a mí me parece excelente, pues no sólo se te reconoce tu calidad, talento y trayectoria, sino con eso se honra a los periodistas que están haciendo periodismo en la provincia que a veces no lo toman en cuenta, acotó Juancho Marcano.
- Es verdad, Juancho, y eso lo decía alguien por ahí: la gente para triunfar tiene que ir o estar en Caracas, porque si se queda en el interior, la provincia se los traga. Por eso cuánto talento no se ha perdido en los pueblos de Venezuela.
- Malaver, antes de que te vayas, quisiera que me dieras tu opinión sobre el periodismo actual, comentó Marcano.
- Para mi modesto punto de vista está viviendo momentos difíciles, creo que hay que reinventarlo, pues con esas redes sociales, con la inteligencia artificial y de paso con todo el palangrismo que existe ahora, de verdad que no es para ver un buen futuro para el periodismo, dijo Emigdio Malaver, y se despidió, pues lo esperaba su esposa en la Cachapera de Chente El de Lea.
Luego que se fue el visitante, llegó el perro Pipo y preguntó por el personaje y una vez satisfecho con lo respondido por Juancho, le indicó: "Acabo de recordar una frase de Spinoza que dice: "El deseo es la verdadera esencia del hombre". ¿Qué tú dices?
- Que tiene razón el autor, Pipo, dijo Juancho, y caminó hacia la cocina de la casa, donde había dejado unas verduras por pelar para hacer una sopa.