Santiago Arconada, un viejo militante revolucionario, camarada -en tiempos de Aristóbulo- de los esfuerzos por incorporar a la gente en la gestión de la ciudad, escribió un largo prolegómeno ¡18 páginas! para explicar, su voto por Gonzales Urrutia. Para votar por quien le dé la gana no tenía que construir una retorcida versión de la lucha de la derecha contra lo que llama la barbarie chavista y madurista a lo largo de los últimos 25 años. Siendo así lo de "viejo militante revolucionario" está de más.
La historia que construyó es absolutamente tendenciosa, inclusive lo sería para un historiador del conservadurismo recalcitrante. Sólo comentaré un breve párrafo de ella, tienen apenas 8 líneas. Lo copio textualmente: ...Vino el 2007. En el aspecto político ocurre la pretensión fallida del presidente Chávez en el sentido de reformar la Constitución Nacional para que dijera la palabra socialismo. En el momento cumbre de su popularidad, recién electo presidente por abrumadora mayoría, Chávez pierde la votación del Referendo por la que defendió como su Reforma, y la Constitución Nacional de 1999 quedó intacta. Ese desplazamiento de electores que habían votado por Chávez para presidente y contra Chávez en su pretensión de reformar la Constitución, sigue siendo el momento más brillante del electorado venezolano en toda su historia... El subrayado es mío.
Es suficiente muestra del vértigo posicional con el que se ha movido políticamente Arconada. Él, de muy mala fe, simplifica la propuesta comunal como la pretensión de incluir "el socialismo en la Constitución", festejando su fracaso como "el momento más brillante de nuestra historia electoral". Estas dos frases encomilladas muestran la magnitud del desequilibrio. Con el socialismo soviético, a pesar del grito de Lenin todo el poder a los soviets... sucedió lo mismo. ¿Profundización de la democracia? ¿Poder al pueblo? Ni de vaina. El desequilibrio de Arconada es aún peor. Ni siquiera entendió que fue el PSUV el que derrotó a Chávez. Este tipo de vértigos no tiene compón.
