Por una nueva ley electoral que asegure no volver nunca más a convocar elecciones universales, directas y secretas, en condiciones de guerra, e injerencia extranjera

Para mis camaradas abogados, una propuesta para pensarla en lo político, y por su puesto en su viabilidad jurídica.

Esta preocupación la he compartido fugazmente con encumbrados dirigentes políticos, amigos defensores del proyecto bolivariano, y grupos diversos en redes sociales, y ha quedado siempre ahí como un enunciado, una curiosa ocurrencia; Pero, últimamente, ha sido pública y comunicacional la iniciativa de nuestra Asamblea Nacional por dotar el andamiaje legal de la República de leyes tan peculiares, nunca antes pensadas, por ejemplo, La Ley Antibloqueo, también esa que anda ahora mismo en consulta, contra el Fascismo, el odio, y la que anunció Jorge Rodríguez, como una nueva ley de partidos políticos que cierre el paso a los fascistas y apátridas en el ejercicio de la política electoral.

A mí modo de ver, aún queda una grieta en este blindaje, y preciso lo constituye nuestro sistema electoral y su método de escogencia, el cual en sí mismo se convierte en el instrumento de expresión del pueblo siempre susceptible a la mentira, la manipulación y los efectos de la coacción, el terrorismo psicológico exacerbado y promovido por potencias extranjeras, por ejemplo, con la guerra económica contra la República, que busca torcer la voluntad de la gente y su derecho soberano de elegir racionalmente su destino.

En ese sentido, propongo:

Promover una Ley electoral que regule el sistema de escogencia de las autoridades, cuyo fundamento sea garantizar la participación de la población sin coacción, perturbación psicológica, o emocional debido al sometimiento demostrable de presiones injerencistas, de tipo económico, o propagandístico, promovidas por potencias extranjeras, que maliciosamente buscan, quebrar la dignidad y la soberanía del pueblo de Venezuela.

En ese sentido, la autoridad electoral debería poder disponer de los recursos legales que le permitan en cualquier situación, determinar, cuál método de elección aplicaría en base al análisis coyuntural y la consulta con los otros poderes de la república.

Con esto el estado venezolano aseguraría y protegería, lo progresividad del desarrollo de nuestro modelo social, y el bienestar del pueblo.

La Ley ofrecería la posibilidad de optar por el método de elección de autoridades según las condiciones coyunturales y la necesidad de proteger nuestro pueblo, ante amenazas externas; tendríamos para la renovación de las autoridades, en condiciones de paz y prosperidad, libres de presión y manipulación, el método de elecciones universales directas y secretas, o por el contrario, en un clima no convencional signado por el injerencismo, la guerra económica, bloqueo tecnológico, operaciones militares de cuarta, quinta y sexta generación, o, guerra asimétrica no convencional, entonces el gobierno y los poderes del estado por mandato de ley, tendría el derecho a renovar sus autoridades constitucionales empleando un método electoral de segundo, o, tercer grado, por delegados, para preservar los intereses de la nación.

Una Ley de estas características, seria una salida justa frente al atropello, el chantaje y el saboteo permanente que las fuerzas hegemónicas de las potencias imperiales ejercen en contra de la gestión del gobierno que el pueblo venezolano libremente se ha dado.

En conclusión, propongo incluir en el debate la idea de blindar a nuestro proceso de desarrollo social con una nueva Ley electoral que asegure no volver nunca más a convocar elecciones universales, directas y secretas, en condiciones de guerra, e injerencia extranjera.

Elecciones libres de bloqueo. Piensa eso...



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José Angel Marcano Ortiz


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