Y lo dije, coño, y no me pelé. Mariángel Ruiz quedó de primera finalista en el Miss Universo. La vaina es que a Cisneros, después de la quiebra gigantesca de AOL (América On Line) y Direct TV, no pudo invertir más de 50 mil Dólares en la catirita. Además ¿Para qué invertir y comprar el título de Miss Universo, si la necesita en Venezuela hablando paja del gobierno?
Yo vaticiné que ganaría o llegaría, como buena yegua tresañera, en los tres primeros lugares. Tenía mis reservas en cuanto a ser la titular universal del 2003, por que Cisnerito tendría que esperar un año, para utilizar a la flamante Miss Universo en su campaña presidencial y golpista. A no ser, que los tentáculos de Gustavito, estén un pelo desgastados por sus recientes ruinas empresariales. Lo cierto es que, mi catirita hermosa ya debe tener a disposición una cuentecita bancaria con dólares frescos del norte, para iniciar un curso rápido de oratoria en la distinguida academia de Osmel Souza y comenzar a denunciar a ese zambo jodedor que, de vaina, no le hizo perder ese segundo lugar en Panamá. ¡Eso si! El héroe, el salvador, el carajo de los reales, que salvó a esta democracia de no tener a una primera finalista en el Miss Universo es... ta, ta, ta, taaaaaan: Gustavo Cisneros. El sin par de Caurimare. La Bestia arrecha de “Show Business”. El Renny Ottolina tras bastidores.
No tarda, créanme; no tarda en aflojar la lengua mi catirita bella. Es probable que utilicen a Sábado Sensacional o, mejor aún, que hagan un programa especial con música de piano en el fondo y algunos lagrimeos; con una chorreadita de rimel y unos cuantos moquillos que serán secados con un pañuelito de encajes. No faltará un Napoleón Bravo con la cara desencajada, ametrallándola a pregunta limpia “¿Y por qué no te quisieron dar los dólares esos malucos?”, “¿Seguro que fue Chávez, verdad?”, “¿Tú vas a votar contra ese dictador en el referendo revocatorio?”, “Verdad que si?”, “¿Verdad que si?”. Y finalizando el programa, cuando mi catirita esté desecha en llanto y pataleando en el piso, Napoleón se levantará de frente a la cámara para sentenciar: “Esto no pasa en una democracia”.
¿No me creen? Ay, coño. Ustedes no conocen la imaginación de un publicista graduado en Miami y pagado en dólares. Si tienen que picar diez kilos de cebolla frente a Napoleón y nuestra primera finalista, para que se inunde la pantalla en llanto; si tienen que pagarle un curso de Arte Dramático a Mariángel en Nueva York, para que denuncie a este “comunista” de haber conspirado en contra de su corona; si tienen que gastar diez millones de dólares para ver al mismísimo presidente llorar por no haberle financiado su participación en el Miss Universo a esa catirita “riquiquí”; pues lo van a hacer y con mucho gusto. Gustavito tiene un filón de oro en la catirita buenota. Hay mucha tela que cortar y no precisamente del vestido que usa la Miss Venezuela, hoy flamante primera finalista. Sin embargo, que lejos están aquellos tiempos en que la gente se desvivía por olvidar sus penas con las glorias ajenas. En este punto, es donde a Cisnerito le fallan los mercaderes de la publicidad. ¿Por qué? Simple, muy simple, amigos míos. Si la reina de belleza hubiera vivido en el 23, se le hubieran hinchado las piernas subiendo cerros; si hubiera mostrado una leve inclinación hacia Hugo Chávez y llega a ser la primera finalista ¡No-jo-da!. Pero, como dijo Osmel Souza en una oportunidad, las pobres no pueden ser reinas de belleza por que tienen las piernas cortadas. El trabajo para modelar a una candidata, parte de una familia adinerada que garantice una parte considerable de los gastos que requiere esa inversión. Luego, la liposucción, la cirugía y el arte de cómo convertir a una ciudadana en maniquí. En conclusión, esto no le da mojón a pobre; pero es un excelente negocio para la televisión y las compañías transnacionales de cosméticos; ahora será utilizado como un medio de perversión e ingrediente poco efectivo para conspirar en contra del proceso.
Como cantaba Maelo, me quedo con mis caras lindas. Esas requetelindas que van por la ciudad derrochando sensualidad y picardía. Esas que bailan tambor y no pierden el ritmo cuando caminan. Las que no han cambiado su naturalidad y se convierten en guerreras si el fascismo nos combate. La que organiza en el barrio una cooperativa y levanta su voz contra la injusticia. La que ríe y llora cuando libra batallas por lograr sus sueños. Esa son las mises que no conoce Gustavito y le dan grima a Osmel. Esas son las que Gustavito no conoce y pretende manipular.
Gané la primera apuesta. Ahora falta que Cisnerito sea previsible (siempre lo es) y pase a la segunda fase de su plan publicitario. Me juego esta vaina a ganador y el Kino me lo va a regalar Venevisión.
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