El gobierno venezolano lanzó el proyecto denominado Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) el cual, además de tener una importancia crucial para el futuro de América Latina, podría significar el crepúsculo del ALCA, o sea el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas, defendido con ahínco por Estados Unidos.
El proyecto venezolano como tal fue presentado en el marco de un programa sobre petróleo que analizan los gobiernos de Venezuela, Brasil y Colombia. Al describir esos planes energéticos, el presidente venezolano Hugo Chávez expresó recientemente que "existe un acercamiento" entre los entes energéticos estatales de Brasil, Colombia y Venezuela con el objetivo de formar en algún momento la llamada Petroamérica, la primera gran multinacional estatal de la región, que compartirían la respectivas empresas Petrobras, Ecopetrol, y PDVSA.
Los acuerdos que se buscan colaborarían indiscutiblemente a la unión latinoamericana en cuanto a riquezas y recursos naturales. En ese sentido, el presidente de Venezuela ya firmó convenios con sus colegas colombiano y brasileño. Con Colombia ya están previstos el tendido de un gasoducto entre las dos naciones vecinas, e intercambio tecnológico entre las empresas Ecopetrol y PDVSA.
Están sobre la mesa con Brasil la construcción de una refinería en el norte del gigante sudamericano y la creación de una red de estaciones de gasolina que se ubicarían en el nordeste brasileño, todo con capitales venezolanos. Otros puntos de acuerdo en principio con Lula serían el levantamiento de una represa conjunta en la zona del sur venezolano, importaciones a Venezuela de carne de res brasileña.
Chávez expresó claramente que el proceso que preconiza bajo el nombre de Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), se contrapone al ALCA. "Los países subdesarrollados no estarán listos para el ALCA cuando este alcance vigencia en 2005", dijo el presidente de Venezuela. Agregó que "nos arrasarían económicamente, sería para nuestras naciones una especie de matrimonio sin amor y con la pareja enferma de SIDA".
Chávez busca además la firma de un acuerdo de libre comercio entre su país y el MERCOSUR.
El Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA), inventada por Estados Unidos es un instrumento destinado a atraer incautos que, de aceptar sus condiciones y compromisos, harán realidad un concepto: América para los americanos, fórmula en la cual, según sus creadores, "América" es Estados Unidos.
Algunos de los gobiernos que en Latinoamérica y el Caribe han aceptado en principio el ALCA también tienen dudas. Las razones pueden encontrarse en la posición venezolana, compartida por Cuba: América Latina, en sus condiciones actuales de desunión y crisis no podrá mostrar resistencia alguna al poder económico de Estados Unidos. Sin un proceso de integración regional previo, el subcontinente caerá en las fauces de los intereses norteamericanos sin derecho a la defensa.
El ALBA planteado por el gobierno de Venezuela tendría como objetivo un concepto soñado por siglos y expuesto por personalidades como Simón Bolívar y José Martí: para negociar con Estados Unidos el concepto primordial de América Latina debe ser su unión. Sería la única manera de presentar un "frente común" que permita negociaciones hemisféricas amplias y balanceadas para todos.
La Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) daría, en principio, a las naciones que lleguen a participar en el esfuerzo un arma que se hace indispensable en un universo de bloques, a partir de integrar miembros con cultural y problemas similares, lo cual allanaría el camino para facilitar el entendimiento comercial y económico.
Nadie duda que si sueños como el ALBA comienzan a hacerse realidad, el ocaso definitivo latinoamericano quedaría apenas como una pesadilla.
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