La Constitución de 1999 es abundante y absoluta en materia de derechos humanos. Son preeminentes los derechos fundamentales, lo cual incluye la justicia social. Es un documento que se traduce en una suerte de carta de libertad del oprimido y del humillado.
Su articulado, vivifica los largos y animados debates del Constituyente, durante los cuales se estudió cada palabra, cada frase y cada artículo, que definen con precisión los límites de los poderes públicos, que no deben en ningún caso violar en su trato con los gobernados, al tiempo que proclama con claridad y exactitud que los derechos del individuo deben verse protegidos por el imperio de la ley.
La Constitución de 1961 que en lo que respecta a los derechos humanos, sólo ocupó en un solo artículo (50), esta capital materia. Hay que rechazar de plano estas posibles equiparaciones de la oligarquía con ingredientes absolutamente bestiario, salvajismo o de barbarie. El contrarrevolucionario pretende hacernos regresar a la cuarta república, a ese pueblo que busca simplemente el respeto a su condición humana.
Al entrar en vigencia la Constitución de 1999, esta Carta se convirtió en la definición más amplia y aceptada de los derechos que corresponden a todos y a todas, sin exclusiones, ni discriminación alguna.
Por primera vez en la historia de esta Patria, con 26 ó 27 constituciones, están en vigencia un amplio menú de derechos fundamentales, con carácter progresivo, integradores e indivisibles, convirtiéndose así, en el punto clave del Poder Popular y en la contra hegemonía del neocolonialismo.
Recordemos que, la burguesía históricamente ha sido contraria a los derechos humanos, niegan su vigencia si no están en su óptica.
Por eso la Constitución Bolivariana es la Carta del oprimido y del humillado. Por tanto, hay que hacerla prevalecer en todo tiempo y lugar.
Es un Texto Fundamental que no guarda relación con constituciones de regímenes que se ufanan de "democráticos", pero violan a diestra y siniestra los derechos humanos, ahí está EEUU y cuatro hojas más de etcétera.