Todo 11 tiene su 13 de abril

"Venezuela es como un cuero seco, lo pisan por un lado y se levanta por el otro". (Antonio Guzmán Blanco)

Por las calles de Venezuela se dice que cada 11 de abril tiene su 13. Y eso tiene asidero en una realidad: lo que sucedió en nuestro país en abril del año 2002.

Lo primero siempre es primero.

Es de Perogrullo decir que no hay acontecimiento político en el mundo, donde se derroque a un gobierno, en el cual no estén metidas las narices de los poderes que mandan en EEUU y si alguien tiene dudas de esta afirmación le recomiendo que lean a un defensor de ese país, el escritor peruano, Mario Vargas Llosa, en la novela "Tiempos Recios", donde hay una narración de una historia de conspiraciones internacionales e intereses encontrados, en los años de la Guerra Fría, cuyos ecos resuenan hasta la actualidad.

Allí se puede certificar lo ocurrido en 1954 en Guatemala con el golpe de estado contra Jacobo Árbenz que tuvo como protagonista nacional a Carlos Castillo Armas, pero cuyo verdadero responsable fue el "todo poderoso del norte" y su brazo ejecutor, la CIA. Detrás de este acto violento se encuentra una mentira que pasó por verdad y que cambió el devenir de América Latina: la acusación por parte del gobierno de Eisenhower de que Árbenz alentaba la entrada del comunismo soviético en el continente.

Así mismo ocurrió, el 11/04/200, en Venezuela, y no por extrañeza el primero en visitar el palacio de Miraflores para felicitar al golpista fue el embajador de los Estados Unidos, Charles Shapiro, con la seguridad de que habían logrado su objetivo, sin invasión militar alguna.

El pueblo como sujeto histórico.

Laureano Vallenilla Lanz, unos de los "intelectuales orgánicos" del gobierno de Juan Vicente Gómez, escribió, en 1919, el libro: "El cesarismo democrático", en el cual expone la tesis del "gendarme necesario", doctrina que sirvió para sustentar, la dictadura de Juan Vicente Gómez como una necesidad para un pueblo-objeto que no estaba preparado para la democracia.

Esa es la concepción utilitaria y positivista de los pueblos, que también estuvo presente ese 11 de abril con el golpe de estado contra Chávez, pero en este caso se les escapó, a los golpistas, un "pequeño" detalle: como diría Chapulín Colorado: la "astucia" no del Príncipe de Nicolás Maquiavelo -que también lo fue-, sino del valeroso pueblo venezolano.

Ese pueblo se levantó con mucha conciencia y pasó a ser actor de la historia por medio de la sublevación contra los golpistas. Adquirió su fuerza y su poder al entrar en estado de rebelión y afrontó decidido y con mucho coraje, la lucha por su emancipación. Así que dos días después, el 13 de abril, ese pueblo, en unión con una nueva Fuerza Armada Nacional Bolivariana, surgida de la Doctrina Militar dejada por el comandante Supremo Hugo Chávez, produciría el regreso del presidente constitucional y electo democráticamente.

Ese presidente democrático y magnánimo, tras retornar al Palacio de Miraflores y esgrimir el crucifijo del perdón a sus adversarios, Chávez comentará

"¡Oh Dios de los oprimidos! A las pocas horas, comenzó a ocurrir en Venezuela algo que jamás había ocurrido en la historia de los Siglos, en pueblo o en país alguno, comenzaron a salir a las calles absolutamente desarmados, sólo con el arma de su coraje, sólo el arma de su valor, con la Constitución Bolivariana en alto, millones de hombres, millones de mujeres, millones de jóvenes, exigiendo respeto a su dignidad. Y ¡Oh milagro de Dios! en menos de 48 horas aquel heroico pueblo de Simón Bolívar, junto a sus soldados patriotas barrieron la tiranía, restituyeron la Constitución, rescataron al presidente prisionero y secuestrado, y reinstalaron el proyecto democrático venezolano".

Desde ese retorno del comandante Chávez, la unión cívico-militar inédita se ha hecho invencible, y ya son veinte tres (23) años transcurridos y por encima de sus propios avatares, la revolución bolivariana sigue en marcha y se ha convertido para los gobernantes estadounidenses, demócratas y republicano, en un "hueso duro de roer".

Casi todas las modalidades y expresiones de la guerra actual se han activado para lograr su propósito de "roer ese hueso".

Ahora, hay varios frentes abiertos contra Venezuela

El frente contra los venezolanos migrantes

Está en pleno desarrollo una campaña de xenofobia contra los venezolanos migrantes y se estigmatiza a los venezolanos como delincuentes.

Una vez que lograron, a través de las redes sociales, vender "un mundo feliz", especie de evasión alucinante de la realidad, y que miles de venezolanos y venezolanas "compraron" y así abandonaron el país.

Ahora, son los mismos que, asocian a esos venezolanos y venezolanas, con el "Tren de Aragua", que se ha convertido, paradójicamente, en un peligro para el ejército más grande, agresivo y temido del mundo.

También, de pronto, el "tren de Aragua" también opera en Ecuador, en Perú, Colombia, Panamá, y Chile,

El frente petrolero

El segundo frente de esta guerra multiforme se centra en el control del petróleo venezolano. Con el anuncio de aplicar un arancel del 25% a los países que compren petróleo o gas venezolano, Trump busca hacerse del petróleo venezolano y excluir a empresas de países como India, España y China del mercado energético venezolano para que Estados Unidos, con un "déficit energético brutal", se apropie de estos recursos bajo el pretexto de sanciones.

Los gringos han decretado más de mil sanciones, para castigarnos, y obligarnos a doblar la cabeza, y no han podido vencer la dignidad de un pueblo, ni la fortaleza de un Gobierno, que cuenta con el apoyo de un pueblo, que conquistó la libertad, y nunca más, volveremos a ser esclavos de nadie.

Trump, nos extorsiona, y castigará a quien trabaje, extraiga o comercie con petróleo y gas, venezolano. Nos bloquea y obliga al mundo entero, para que se sume a su bando genocida, porque Venezuela se le resiste, y no ha podido con ella, a pesar de sus planes diabólicos y genocidas.

Han dicho, con total descaro, que el país, o el gobierno que toque, de alguna manera, el petróleo venezolano, pagará las consecuencias.

El frente del Esequibo

El tercer frente de esta guerra multidimensional contra nuestro país son las amenazas lanzadas por el secretario de Estado de EEUU, Marco Rubio.

Ese señor nos advirtió durante su visita a Guyana: "Sería un día muy malo para el régimen si atacaran a Guyana o a ExxonMobil".

Marco Rubio firmó un memorando de entendimiento "para profundizar la cooperación en seguridad y abordar los desafíos regionales, como la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado transnacional". A esa firma, en Georgetown, Guyana, asistió el presidente guyanés Irfaan Ali.

Rubio nos amenazó de frente con "bravuconadas" sobre el uso de la fuerza militar estadounidense para proteger a Guyana. Se atrevió a amenazar a Venezuela, a declararle la guerra si Venezuela simplemente patrulla o ejerce soberanía en nuestro territorio, en nuestras aguas territoriales, en nuestra plataforma marítima.

No podemos nosotros acceder a nuestro territorio porque, sino ellos -así lo dijo- ellos tenían navíos y una fuerza Armada marítima que podía llegar a todos los rincones del mundo.

El secretario de Estado estadounidense aseguró, además, que tienen toda la capacidad en responder ante un ataque de esa magnitud.

"No voy a entrar en detalles sobre lo que haremos. No nos gustan mucho ese tipo de amenazas. Creo que todos lo entienden, y quiero que quede claro. Lo hemos dejado claro repetidamente. Creo que la Armada de Estados Unidos hoy lo está dejando claro y demostrando nuestra capacidad: tenemos una gran armada que puede llegar a casi cualquier lugar del mundo".

El frente comercial

El cuarto frente es el comercial. En este sentido, Donald Trump, anunció en medio de lo que algunos analista llaman "fiebre arancelaria", otros, la "locura en pleno desarrollo", la imposición de un 15% para importaciones desde Venezuela a partir de este 2 de abril, lo que convierte al país en uno de los que recibe mayor carga arancelaria en la región.

Trump justificó la medida como una acción para nivelar el campo de juego con terceros países que en su opinión se han beneficiado durante décadas del acceso preferencial al mercado estadounidense sin ofrecer condiciones similares a los productos estadounidenses.

A eso deben sumarse las medidas coercitivas contra el gobierno, funcionarios y la economía venezolana, sumado a la finalización del permiso de operaciones a la empresa Chevron, y todo lo demás.

En conclusión. Lo cierto de todo es que la bitácora con Venezuela, hasta ahora, no ha funcionado, y, aunque todo11, tenga su 13, nada de cantar victorias.



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Franklin González

Doctor en Ciencias Sociales, UCV. Sociólogo, Profesor Titular, Ex Director de la Escuela de Estudios Internacionales de la UCV. Profesor de Postgrado en la UCV, la Universidad Militar Bolivariana de Venezuela y en el Instituto de Altos Estudios ?Pedro Gual? del Ministerio del Poder Popular para las Relaciones Exteriores. Fue embajador en Polonia, Uruguay y Grecia.

 framongonzalez@gmail.com

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