El guión del 11 de abril se ha repetido una vez más. Y, en vista de que el
gobierno nuevamente permitirá las anunciadas marchas en La Vega, Vargas,
Antímano, El Valle y otras parroquias populares de Caracas, es importante que
analicemos y entendamos lo que sucedió el viernes pasado en Petare, para que
sepamos qué otras cosas pueden ocurrir en el futuro.
El 11 de abril fue
un hecho anunciado. Fue el punto culminante de una huelga general en la cual se
quiso usar a una porción descontenta de la población, manipulada por los medios,
para conquistar el poder. Y, como recordamos, esta estrategia ya ha derrocado a
muchos gobiernos en el pasado.
El Petarazo del 13 de junio también era
anunciado, y su fin -además de darle de nuevo protagonismo a los líderes
políticos que lo convocaban- era crear la matriz de opinión de que el chavismo
es violento (al igual que el 11 de abril), y tratar de causar la mayor cantidad
de muertes posible. Por un lado, se busca despertar a elementos de fuerza
descontentos con el gobierno para que se pronuncien contra el mismo (no sólo
militares activos, sino potencias extranjeras). Por otro lado, si el gobierno
caía en la trampa y prohibía la concentración en la calle Lebrún, se habrían
generado hechos de violencia contra el gobierno los cuales se habrían prolongado
durante el sábado y el domingo, con resultados imprevisibles.
La
Policía Metropolitana
El 11 de abril, la Policía Metropolitana se convirtió en la cabeza de la
marcha de la oposición. Su objetivo era apartar por la fuerza a unos treinta mil
chavistas que rodeaban el Palacio de Gobierno, dejándole campo libre a la marcha
de la oposición para tomarlo y consumar un "Golpe de Estado apoyado por el
pueblo" (para lo cual se requería asesinar a buena parte del pueblo).
El
13 de junio, la Policía Metropolitana una vez más se convirtió en la punta de
lanza de la oposición. Eran casi las dos de la tarde cuando la marcha de unos
1.500 antichavistas radicales (en su mayoría adeptos de Primero Justicia y Gente
del Petróleo) partió desde el Unicentro El Marqués rumbo a la calle Lebrún. Fue
entonces cuando la PM recibió la orden de apartar a los chavistas que estaban
protestando pacíficamente la presencia de los copeyanos en Petare. Y si bien los
chavistas no obstruían el paso a la calle Lebrún, la maniobra de la PM causaría
la violencia necesaria para que los diarios titularan al día siguiente: "Turbas
chavistas trataron de sabotear acto de la oposición". Inmediatamente, protegidos
por escudos y con lacrimógenas y escopetas de perdigones ya listas, los PMs
comenzaron a avanzar. Los efectivos de PoliSucre, quienes -desarmados- formaban
parte del anillo de seguridad del lado de los chavistas, prefirieron retirarse
dado el caracter inevitable de la confrontación. La PM continuó avanzando, y a
pesar del esfuerzo de muchos bolivarianos que retiraban a sus compatriotas
mediante un cordón improvisado, la guerra de piedras contra perdigones fue
inevitable.
Las armas
El 11 de abril, la PM usó armas muy variadas: desde pistolas no
reglamentarias hasta subametralladoras HK y fusiles semiautomáticos AR-15. Casi
cien bolivarianos fueron heridos por los disparos de los PMs, y al menos quince
de ellos fallecieron durante los hechos, que se extendieron en un principio
desde las dos hasta las seis de la tarde.
En el Petarazo, las HK y los
AR-15 fueron vistas de nuevo por algunas personas, si bien hasta el momento no
han aparecido fotos o vídeos que así lo demuestren. Sin embargo, más claramente
pudimos ver diversos tipos de bombas lacrimógenas nunca antes usadas contra
manifestaciones... además de las clásicas escopetas de perdigones dotadas con
cartuchos envenenados con plomo y guáimaros asesinos. Además, la PM nuevamente
utilizó armas de fuego para reprimir las manifestaciones. Al menos veinte
personas resultaron heridas, de las cuales 10 recibieron disparos de armas de
fuego. Gracias a Dios no hubo muertes qué lamentar.
En esta ocasión se
sospecha que las armas usadas por la PM fueron suministradas por la Policía de
Miranda, a cargo de Enrique Mendoza, ya que la policía de Peña está intervenida
y supuestamente no tiene en su inventario armas de guerra. De ser esto cierto,
habría que averiguar si es legal que un cuerpo policial preste sus armas de
guerra a otro como si estas fueran chocolates.
Los medios de
comunicación privados
El 12 de abril, los medios de comunicación se encadenaron para mostrar "la
victoria de la democracia", como ellos llamaron a la coronación del dictador de
facto Pedro Carmona Estanga. "Cero chavismo en pantalla" era la orden explícita.
Y con el canal del Estado cerrado por Enrique Mendoza, no había forma de ver a
miles de personas manifestando en contra de la "victoria" de la oposición. La
cruel represión que nuevamente la Policía Metropolitana estaba realizando en
casi toda la ciudad sólo era visible a través de algunos medios internacionales,
que trataban de ser silenciados por la influencia de los presidentes de las
cadenas de noticias locales.
El 13 de junio, durante el Petarazo, los
medios realizaron un "12 de abril pequeñito". Ninguno de los medios privados
mostró la represión contra los bolivarianos, la cual fue cruel y despiadada y se
extendió durante más de dos horas, con el terrible agravante de que un Hospital
lleno de mujeres y niños enfermos tuvo que ser desalojado por los efectos de las
bombas lacrimógenas utilizadas indiscriminadamente y sin medir las
consecuencias. Nada de esto fue mostrado por los medios de comunicación privados
nacionales, al menos no en vivo. Más bien, las imágenes proyectadas durante esas
dos horas de fortísima represión fueron "la victoria de la democracia" en El
Petarazo, mostrando los trillados discursos de diversos politiqueros de COPEI y
otros partidos, quienes hacían cola para subir a la tarima.
Al igual que
en el golpe de abril, en esta ocasión los medios estuvieron completamente
parcializados a favor de la oposición. La mayoría de los reporteros y locutores
tenían las órdenes de mostrar el Petarazo como un acto ejemplar de democracia
cuyo resultado final era una gran victoria. Cualquier punto oscuro o bochornoso
de la concentración copeyana debía minimizarse, pero la protesta del chavismo
debía mostrarse de la forma más negativa posible: mostrar su "insignificancia"
cuando fueran pocos; resaltar su caracter "violento" si eran muchos. Hacerlos
parecer un grupo de individuos traídos y arriados si se aparecía algún personaje
chavista. Utilizar montajes, tomas y declaraciones fuera de contexto para
hacerlos parecer un grupo de asesinos (cualquier parecido con los Defensores de
Llaguno NO es mera coincidencia).
En un momento, la actuación de algunos
medios como Globovisión incluso se volvió contradictoria: la cadena transmitía
imágenes de algunos chavistas quemando cauchos que fueron grabadas varias horas
antes, pero haciendo creer a los televidentes que eran imágenes en vivo. Los
chavistas eran entonces calificados de ser personas violentas y peligrosas, que
estaban saboteando el acto y poniendo en peligro a los asistentes (que en ese
momento no pasaban de 100). Pero cinco minutos después esa misma periodista
afirmaba reiteradamente que la situación era "de total tranquilidad", esto para
motivar a los televidentes a asistir a la pequeña marcha.
Los medios
de comunicación bolivarianos y alternativos
La diferencia más significativa entre el 11-A y el Petarazo fue el excelente
papel de los medios del Estado. En esta ocasión los reporteros y el personal
técnico de Venezolana de Televisión (entre quienes podemos mencionar a Ricardo
Durán y a Boris Castellanos) cubrieron en vivo las incidencias del Petarazo y
mostraron durante buena parte de la tarde y de la noche la terrible represión.
Durán no cesaba de mostrar la opinión de los habitantes de Petare y no dejaba de
reflejar ciertos detalles del Petarazo, como la provocación tan abierta y
notoria que la PM realizaba en horas de la mañana con el fin de causar hechos de
violencia.
Igualmente, los periodistas de Radio Nacional de Venezuela
fueron los primeros en reportar en vivo desde dentro del Hospital Pérez de León
las incidencias en el mismo: el desalojo de los pacientes y el caos vivido allí
adentro. Todo esto mientras los canales privados se limitaban a mostrar a
personas con banderitas verdes hacer en Petare lo que perfectamente hubieran
podido hacer en Altamira o en El Marqués. Dado que, por cierto, la gran mayoría
de ellos no vivían allí.
No tenemos reportes sobre la cobertura ofrecida
por los medios alternativos y comunitarios. Sin embargo, la página web
Aporrea.org ofreció información actualizada, pero basada más que todo en lo que
se transmitía en VTV y RNV, con imágenes capturadas del canal del Estado y de
Globovisión. Para quienes no vivimos dentro del radio de acción de medios
comunitarios como Radio Perola, Radio Senderos de Antimano, Catia TVe, Radio Alí
Primera y otros, nos es dificil cuantificar que tipo de cobertura le dieron a
este evento. Es difícil pedirle más a los medios alternativos, pues son
construidos por voluntarios que trabajan sin presupuesto. Ellos han sido las
principales víctimas de la violencia política en las marchas de la oposición, ya
que en la marcha del 1 de Mayo, en las protestas en la Embajada de Cuba y en El
Catiazo resultaron heridos y fuertemente golpeados tres camarógrafos de los
medios alternativos (uno de ellos de COTRAIN) quienes además perdieron sus
equipos.
Cada 11 tiene su 13
El Petarazo también tuvo su trece. Cuando la Guardia Nacional finalmente hizo
presencia en Petare, a las cuatro de la tarde, la Policía Metropolitana
desapareció y miles de personas bajaron desde todos lados para celebrar la
llegada de los guardias y el fin de la cruel represión. Cantando el "Gloria al
Bravo Pueblo" la gente agradeció el fin de la violencia de los azules, pero
los heridos también comenzaron a aparecer por todos lados.
El "13" había
llegado. Y la concentración que se formó en ese momento en la Redoma de Petare
era al menos dos veces mayor que la que vimos en "El Petarazo". Y de nuevo, al
igual que en abril, esto no fue reseñado por los medios privados. Prefirieron
más bien reseñar que la GN había llegado y estaba permitiendo que una "pequeña
turba chavista" creara el caos en Petare.
Al igual que el trece de abril,
esta vez el pueblo también descargó su furia. Esta vez un módulo de la Policía
Metropolitana y una casa del partido COPEI, organizador del evento, fueron
víctimas de la rabia popular, rabia motivada por la gran cantidad de heridos que
habían dejado los metropolitanos en un acto político que no debió
permitirse.
Y al igual que en abril, los medios intentaron de nuevo
difamar al pueblo. En aquella ocasión, afirmaron hasta el cansancio que nadie
salió a defender la democracia, sino que quienes salieron eran unos vulgares
ladrones y saqueadores que destruyeron parte de la ciudad. En esta ocasión,
hicieron más o menos lo mismo: calificaron a quienes protestaron la presencia de
Copei en Petare de ser unos vulgares malandros violentos, personas pagadas por
Willian Lara o gente traída de otros lugares, quienes no vivían en el
lugar.
Conclusiones
Es triste, pero catorce meses después de los sucesos de abril la situación en
Venezuela ha cambiado tan poco que prácticamente los mismos líderes de la
insurrección de abril han sido quienes continúan realizando actos que rayan en
el terrorismo contra la población civil. Esto demuestra una vez más el terrible
grado de impunidad existente en nuestro país, la poca voluntad de los medios de
comunicación privados para crear un ambiente de tolerancia, y la gran hipocresía
de la oposición a sólo días de haber firmado un tratado de paz con el
chavismo.
Las medidas tomadas por el gobierno para proteger a la
población civil del terrorismo de la oposición golpista son débiles, tímidas e
inefectivas. La intervención de la Policía Metropolitana no surtió ningún
efecto, y los efectivos de este cuerpo se sienten envalentonados ante el hecho
de que ni siquiera quienes asesinaron personas en los hechos de abril del año
pasado han sido juzgados.
Por otro lado, la parcialidad que han tomado
los medios de comunicación con la oposición ha surtido un efecto negativo contra
ellos mismos.
En abril de 2002, el periódico El Nacional tenía 6 cuerpos
y más de 80 páginas, y su tirada diaria se calculaba en 100 mil ejemplares. Hoy
día, ese mismo diario apenas posee dos cuerpos que algunos días no pasan de 16
páginas. Su tirada se calcula entre 10 y 20 mil ejemplares. Varias revistas
producidas por el diario tuvieron que cerrarse, entre ellas "Internet World
Venezuela" y una revista de gerencia. Y en estos momentos se estudia el cierre
de un tabloide amarillista producido por esa misma empresa. Una empresa que
maneja suscripciones para El Nacional y El Universal en el sureste de Caracas
reportó que vio decrecer las mismas de 500 a menos de 100 después del paro de
diciembre.
Estos recortes han ocasionado el despido de unos 400
empleados de grupo editorial, sin que los sindicatos de trabajadores gráficos o
el Colegio Nacional de Periodistas se hayan pronunciado al respecto.
Mientras tanto, varios canales de televisión como Televen y Venevisión
han tenido que hacer severos recortes en sus gastos, teniendo que transmitir
series y películas de los años '60 y '70. Ambos canales también se vieron
obligados a despedir, entre los dos, a unas quinientas personas, algunas de las
cuales fueron seleccionadas por su posición política.
Este mismo patrón
se observa en las figuras de la oposición, quienes son rechazadas por sus
violentos patrones de conducta incluso entre los opuestos a Chávez. Se cree que
este decrecimiento de popularidad de parte de la oposición causará que esta no
pueda recabar las firmas necesarias para convocar a un referendo revocatorio, o
su derrota contundente en el mismo si llegara a realizarse.
Sin embargo,
la ausencia de sanciones ante personas, empresas y medios que claramente
participaron en una rebelión cívico-militar en abril y en diciembre del año
pasado no sólo aupan a los golpistas para que traten de repetir estos hechos,
sino que crean un ambiente de frustración y enfrentamiento en la población, que
se ve obligada a defenderse por su cuenta de las intromisiones de terceros en
sus hogares.
Mientras que el Estado no tome acciones firmes y
contundentes contra el golpismo y la insurrección, no podrá recuperarse la paz
en el país.